Desalojados de la nueva zona de moda de Badalona y sin alternativa para vivir: “Dormiré debajo del puente”
El Ayuntamiento evita ofrecer una alternativa de alojamiento a la veintena de ocupantes de una nave industrial que hoy han sido expulsados

Keita llevaba solo una semana en la nave industrial de Badalona (Barcelona) que ha sido desalojada este jueves a primera hora de la mañana por orden judicial. El joven franquea el cordón policial y empuja resignado su bicicleta oxidada y su maleta de ruedas hacia ninguna parte. Ni a él ni a sus compañeros les han ofrecido una alternativa de alojamiento. Toca seguir buscándose la vida. “Aquí cerca hay un puente. Voy a dormir debajo del puente. Es verano”, cuenta Keita, que tiene permiso de trabajo pero no está teniendo suerte ni con el empleo ni con la vivienda. “Nadie quiere alquilar a un negro. Conseguí una habitación en Mollet, pero el señor se suicidó y tuve que venir a la nave”.
El desembarco policial en el número 35 de la calle de Antoni Bori, que marca el límite entre un viejo polígono industrial y el flamante canal marítimo del Gorg que proyecta el alcalde, Xavier García Albiol, ha resultado desproporcionado. Una veintena de dotaciones de orden público se han presentado poco antes de las 8, por orden judicial, para expulsar a las pocas personas que quedaban en el recinto, que ha estado ocupado en los últimos cuatro años por personas de perfil muy vulnerable, la inmensa mayoría subsaharianos. El propietario, Banco Santander, logró que un juez ordenara el desalojo de la nave, donde está previsto que una empresa instale sus actividades.
Para chicos como como Buba, de Gambia, es el final de una etapa. De pie y con los brazos cruzados, observa cómo sus compañeros van retirando sus enseres. Él no estaba a primera hora en la nave y no le dejan entrar a retirar los suyos. “Este país es una mierda, todo el mundo sufre, también los españoles”, lamenta Buba. No tiene demasiados planes de futuro, pero tiene claro que no va a quedarse en la calle. “De momento es verano y no pasa nada. Pero cuando sea el momento, daré una patada a otra puerta y me meteré allí con mi familia”.
El Ayuntamiento de Badalona confirma que no hay alternativa de alojamiento, ni que sea temporal, para personas como Keita o Buba. Solo quienes tienen seguimiento por parte de los servicios sociales serán atendidos, aunque eso no les garantiza tampoco un techo. No ha habido, pues, solución temporal, al contrario de lo que ocurrió (también bajo el gobierno de Albiol) tras el incendio de otra nave de similares características a escasos metros de esta, en el mismo barrio del Gorg. El incendio se produjo en diciembre de 2020 y provocó la muerte de tres personas de origen subsahariano. “¡Asesino, no nos olvidamos del incendio del Gorg!“, ha gritado una de las personas concentradas en apoyo a los desalojados a Albiol, que se ha presentado en la zona acordonada sobre las 9.00, una hora después de que comenzara el desahucio.
Keba, gambiano, arrastra un carro de Carrefour cargado de objetos: una nevera rígida de playa, una bombona de butano, un tendedero plegable. “Nos vamos a la calle”, asume mientras los trabajadores de las naves contiguas, una imprenta y una empresa frigorífica, piden permiso a la policía para entrar a trabajar. No sabe adónde ir. “Si no hay sitio aquí, entraremos en otro sitio. ¡Qué mierda de país!“, lamenta. Quiere evitar a toda costa, como los otros compatriotas, acabar en el antiguo instituto B9, en el barrio de Sant Roc (a unos 15 minutos caminando), donde malviven unos 150 subsaharianos, algunos de ellos supervivientes del incendio.
El caso del instituto se encuentra varado en los juzgados. El Ayuntamiento de Badalona ha pedido el desalojo del antiguo centro de enseñanza público, al que se oponen las abogadas de los ocupantes con el argumento, entre otros, de que antes la administración debe dar una alternativa a esas personas.
El desalojo de la nave de Antoni Bori no pone fin al problema, solo lo desplaza, explica a pie de calle Carles Sagués, activista por la vivienda y contra los desahucios en Sant Roc. “Nadie quiere a estas personas aquí, en una zona de lujo, de viviendas nuevas”, cuenta. La transformación de esa zona de Badalona, que discurre desde el Palau Olímpic hasta el mar, ha sido radical en los últimos años. Subsisten las empresas de la zona industrial, pero de ahí hasta el centro todo son promociones nuevas de viviendas con vistas privilegiadas.
Albiol ha aplaudido el desalojo, fruto de la iniciativa de un privado y de una orden judicial, y ha vinculado a sus ocupantes, sin distinciones, con la delincuencia. “Es una decisión histórica de una nave que hacía muchos años que estaba ocupada por decenas de personas conflictivas que creaban problemas de seguridad, delincuencia e incivismo que los vecinos tenían que sufrir diariamente”. El alcalde, que puso como eje de la campaña que le valió la mayoría absoluta en el ayuntamiento la lucha contra las ocupaciones de viviendas, ha asegurado que su gobierno seguirá “trabajando” contra las ocupaciones, especialmente las que “generen molestias e inseguridad a los vecinos de Badalona”.
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