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Alizzz reivindica una Palestina libre en el plácido arranque del Sónar

Todd Terry, añadido a última hora al cartel, triunfó con su house ante un público entregado

Un momento de la actuación de Alizzz en el Sónar.

En un mundo incierto algunas certezas, aunque sean banales, ayudan a capear la inseguridad. Por ejemplo el Sónar inaugura el verano y acarrea un calor que en la pista del Village sube aún más grados. El baile multiplica el goce, también el sudor. Suerte que en la primera jornada diurna del festival asistió una cantidad de publico llevadera, que permitió seguir los conciertos sin apreturas, indeseados roces, o no, vertidos de cerveza y empujones. En un contexto así triunfaron Alizzz, que en su escenario cubierto reivindicó Palestina y se posicionó contra KKR, el fondo propietario del festival, y más tarde el clásico Todd Terry, subido a última hora a una programación mutante que parece crecer como un virus.

Sin problemas ni incidentes de ningún tipo, solo un señor demasiado alterado provocó cierto alboroto al comenzar la jornada, pero sólo era un extranjero que no había sabido dosificar la farmacia que llevaba en el bolsillo. El Sónar acabó pronto para él, en manos de la policía. Quizás también para Chano Domínguez y Bronquio, que se quedaron sin tiempo para tocar todos los temas de su pase, una fusión de flamenco, jazz y electrónica con toques progresivos en su homenaje a Paco de Lucía, del que sonó, por supuesto, un breve fragmento de “Ente dos Aguas”.

Si hay algo mutante en el Sónar es el propio festival. Quizás ignorándolo Chano casi se excusa antes de marcarse un solo de piano, como si fuese una herejía. Alizzz, el triunfador local de la jornada, es otro mutante. Exquisito productor de éxito, cantante y compositor que en disco estiliza el sonido de sus canciones, en directo añade el músculo y la tensa rugosidad de las guitarras y de una formación de pop-rock con batería, bajo y teclados. Hizo bailar con su mezcla de melancolía, dulzura y letras en las que abunda el amor, en activo o desactivado por un abandono, el humo del tabaco y la fragilidad de quien no se ubica emocionalmente. Se marcó una versión guitarrera de Antes de morirme, de Tangana, a quien recordó tras tocarla con recuerdo a Rosalía, quien la canta en la grabación, recuperó El encuentro, que en disco canta con Amaia, hizo sentarse al público en Ya no siento nada y tuvo su reivindicación comarcal del Baix Llobregat con Qué pasa nen.

Con respecto a la propiedad del festival por parte de KKR se remitió a su escrito en las redes, en el que básicamente dice que el Sónar es demasiado importante para el tejido cultural de Barcelona para no actuar en el mismo y a la vez solicita que el festival muevaarcelona ficha ética. Inmediatamente la pantalla tras el escenario reprodujo las frases, en catalán, idioma en el que habló todo el concierto: “Libertad Palestina”, “Detengamos el genocidio”, “Delete KKR”, en inglés aunque había pocos extranjeros, “La cultura es nuestra”, llamando a su liberación de los fondos de inversión y ya a viva voz añadió “el Sónar también es nuestro”.

Aplausos y una bandera palestina ondeando, la única en el recinto, saludaron su posicionamiento. Más tarde el house de Todd Terry, que abrió con This is America, sometió a la pista del Village a un masaje de bombo y coros de negritud palpitante para aumentar aún más la sensación de corporalidad. El Sónar ya camina, y sigue siendo igual a sí mismo.

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