El Gobierno aragonés asegura que el monasterio de Sijena, la “Sixtina de los Monegros”, está listo para recibir las pinturas románicas
La sala capitular se ha reformado para acoger los frescos y evitar diferencias con las condiciones que tienen ahora en el MNAC

Cada vez que se quiere destacar la extraordinaria belleza de algún enclave religioso valiosamente decorado se acaba con una comparación recurrente, la de la Capilla Sixtina de Roma y sus frescos de Miguel Ángel. La sala capitular del monasterio de Sijena (Huesca) tampoco se libra. Cuando el presidente de Aragón, Jorge Azcón, analizaba la semana pasada la sentencia del Tribunal Supremo que obliga a Cataluña a devolver y reintegrar a este lugar las pinturas murales ahora en el Museo Nacional de Arte de Cataluña (MNAC) también hizo lo propio. “Estamos ante una de las principales obras de arte de esta etapa, algunos hablan de ella como la Capilla Sixtina del románico” dijo el líder popular para destacar el valor que, contenido y continente, “devuelven al patrimonio aragonés con esta vuelta a casa”. Pero la pregunta, más allá de esa incalculable belleza y valor artístico de las pinturas que nadie discute, está en las condiciones de la sala capitular para acogerlas. Y aquí la respuesta, no sólo de la administración regional sino de los expertos aragoneses es clara, “rotundamente sí”.
“En estos 20 días (plazo dado por la Justicia para cumplir esta sentencia) -dijo Azcón- que nadie tenga la más mínima duda de que tendremos el monasterio de Santa María de Sijena en perfecto estado de revista para poder almacenar y guardar esas obras en perfecto estado de seguridad y en muy poco tiempo exponerlas, por supuesto” remarcó el presidente aragonés que, sin detallarlo, mencionó un plan técnico que incluye el desmontaje, el traslado, la conservación, la restauración y la exposición de las pinturas". Pero esto no empieza ahora ni tampoco este mes.
En el 2014, cuando otra presidenta también popular, Luisa Fernanda Rudi, y una consejera catalana afincada en Aragón y en su gobierno, Dolores Serrat, plantearon la demanda judicial, paralelamente encargaron un proyecto de restauración de la sala capitular que ahora debe albergar las pinturas murales. Este proyecto se finalizó ya cambiada la legislatura y su signo político, con el socialista Javier Lambán de presidente, en enero del 2017 e incluyó la sustitución de la cubierta, para evitar filtraciones de agua, el refuerzo y la consolidación de los arcos diafragma, la reparación de los revestimientos, la carpintería y la reforma de la cámara subterránea para alojar un nuevo sistema de climatización. Se quería curar el edifico de sus patologías, dicen los expertos, y también restituirlo a su configuración original. Y administración y entendidos respaldan en Aragón que se ha conseguido. 1.177.000 euros supusieron estos trabajos para las arcas públicas regionales.
La geóloga-petróloga Cristina Marin Chaves lleva 30 años estudiando la piedra de Sijena, su consolidación, las afecciones del clima, la humedad y el paso del tiempo y también lo dice claro: “la sala capitular está en condiciones de albergar las pinturas”. Y añade que “se ha trabajado muchísimo en todo este tiempo, incluyendo también una estructura o armazón que será el que acoja los murales para evitar la diferencia de grosor que, en tantos años, se ha producido en los arcos”. La escuela de Restauración de Huesca ha sido la encargada de este trabajo.
Destaca Marín especialmente el trabajo climático que se ha hecho para poder acoger los murales. Lo mismo que la historiadora Marisancho Menjón, que en 2017 publicó “Salvamento y expolio: las pinturas murales del monasterio de Sijena en el siglo XX” donde contaba todas las vicisitudes sufridas por los frescos de este cenobio oscense incluyendo el devastador incendio del 36. “La sala capitular -defiende ahora Menjón- está en perfectas condiciones para acoger las pinturas por todo el trabajo que se ha hecho y el sistema de climatización de última generación que se instaló”.
De hecho, en abril de 2017 se redactó este proyecto de acondicionamiento de la sala que incluía todas las recomendaciones nacionales e internacionales vigentes y que reproducen también la situación medioambiental de la sala del MNAC donde se exponen ahora las pinturas para evitar que se produzcan cambios que pudieran perjudicarlas. Estas tareas finalizaron en diciembre del 2018 y a partir de ahí se han mantenido las condiciones de humedad y temperatura hasta este momento. También las naves de los antiguos dormitorios del monasterio se adecuaron según todas estas exigencias y estos espacios han albergado la exposición de los bienes que se han ido recuperando.
La sala capitular de Sijena -la estancia principal del monasterio- se concibió y vistió con las mejores maravillas del momento, techado mudéjar, fruto de la herencia islámica, magníficios artesonados entre los arcos apuntados que articulan la estancia, y los frescos murales de pinturas románicas que entonces avanzaban de norte a sur desde los extremos hasta el centro contando desde el Antiguo al Nuevo Testamento. En pleno desierto, al monasterio le llamarán o no la Sixtina aragonesa, pero está claro que es una auténtica joya en medio del secarral de los Monegros.
Mientras tanto, en Barcelona se intenta aplacar cualquier dosis de polémica política tras el conocimiento de la sentencia del Tribunal Supremo. Tanto el Gobierno catalán, presidido por el socialista Salvador Illa, como el MNAC han evitado entrar en el debate, si bien el museo, a través de su jefa de conservación, Carme Ramells, defendió el gran riesgo que afrontan las pinturas murales de Sijena si se procede a un traslado. La posición del MNAC no podrá ser conocida hasta que los miembros de su patronato se reúnan esta semana tras haber analizado el fallo judicial, que ya no se puede recurrir.
Este lunes la Agrupación de Arquitectos para la Defensa y la Intervención en el Patrimonio Arquitectónico, dependiente del Colegio de Arquitectura de Cataluña, ha hecho público un manifiesto que deja clara su posición: los murales “no pueden ser trasladados sin riesgo de daños irreversibles”. A la fragilidad de las obras que reposan sin tocar desde la década de los 90 en el MNAC, los técnicos ponen en duda las condiciones del monasterio de Sijena para hacer la recepción de la obra. “La sala capitular del monasterio no dispone, en este momento, de garantías técnicas que aseguren unas condiciones climáticas, de iluminación y estructurales estables. Persisten bacterias, humedades o sales que podrían poner en peligro inmediato las pinturas”, señala uno de sus seis puntos, que argumenta que hay otras obras cuyos criterios de conservación “han prevalido sobre los de restitución cuando había riesgo”. Los expertos apuestan por “réplicas de alta calidad” para que el monasterio recuperara su “alta carga simbólica y narrativa sin poner en riesgo la obra original”.
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