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La odisea de Afsana y Omar, una familia de refugiados atrapada en Barcelona: “Él no puede entrar en Pakistán, yo no puedo entrar en India y nos deniegan el asilo”

El matrimonio indopakistaní, con tres hijos menores, llegó a Cataluña hace seis años tras recibir amenazas de muerte en sus países de origen

Refugiados en Barcelona

Afsana es pakistaní, de Cachemira. Su marido, Omar, es de la India. Hace 20 años, se conocieron y enamoraron en Emiratos Árabes, donde se casaron y tuvieron tres hijos. Sin embargo, el conflicto político entre sus países de origen y las amenazas de sus familiares les impiden vivir juntos y seguros en ninguno de esos estados. Su única alternativa para no romper la familia fue la huida. El azar les llevó a Barcelona, donde residen desde 2019. En estos años, han intentado conseguir la protección internacional que les permita llevar una vida normal. El Ministerio se la ha denegado, según su abogada, sin tener en cuenta “razones humanitarias”.

“Es un matrimonio que nace del amor”, recuerda Afsana. “Mi familia no aceptaba a Omar y la suya no me aceptaba a mí”, explica esta mujer, que asegura que ni a ella ni a su marido les ha interesado nunca la política. El visado de Afsana en Dubái dependía de la hermana de Omar, que había conseguido la ciudadanía emiratí al casarse con un alto cargo del ejército, y que, a la vez, era quien más se oponía al matrimonio indopakistaní.

A principios de 2019, Omar sufrió un accidente laboral que, según la pareja, fue provocado por alguien del entorno de la cuñada. Una caída por unas escaleras le causó una fuerte contusión en la cabeza y le dejó un brazo y una pierna paralizados. Desde entonces, sufre dolores de cabeza constantes y pérdidas de memoria. Con Omar enfermo, la cuñada intentó que Afsana firmara los papeles del divorcio. “Él se irá a la India con los tres niños y se casará con otra mujer”, le dijo. “Me pegó, me tiró del pelo e incluso me amenazó con un cuchillo delante de mis hijos”, recuerda Afsana entre lágrimas. “Me dijo: ‘Si no firmas los papeles del divorcio, te mataré y acabarás enterrada en el desierto donde nadie te encontrará’”.

La policía de Dubái ignoró sus denuncias, según la familia, gracias a la influencia de la cuñada. Tuvieron que huir. “El primer vuelo iba a Barcelona”, explica Afsana. Llegaron el 21 de diciembre de 2019 solo con la ropa y los documentos que llevaban encima. Sin dinero para encontrar un techo, Omar, Afsana y sus tres hijos menores durmieron varias noches en la calle. Han ido encadenando casas de acogida y ahora viven en un piso de protección oficial en Barcelona, cerca de la Sagrada Familia.

Hace pocas semanas, Interior les denegó por segunda vez la protección internacional. “Son resoluciones incorrectas”, critica su abogada, Sílvia Lidón, de la fundación APIP-ACAM. “Hacen referencia a la India como país de origen de Afsana”, cuenta. “¿El instructor se ha leído el caso? Estoy muy decepcionada”, lamenta la abogada. Asegura que no han tenido en cuenta el estrés postraumático de los hijos por el duelo migratorio ni la enfermedad neurodegenerativa que sufre Omar, con una discapacidad del 73%. “No puedo pensar con claridad”, relata el hombre. “¿Cuántas veces he querido suicidarme?”, grita entre lágrimas. Su esposa y la hija mediana le escuchan en silencio.

“Mis hijos me dicen: ‘Mamá, este es nuestro país’”, explica Afsana. “Llevo muchos años aquí, estoy acostumbrada a la cultura y no la quiero cambiar. Además, mis amigos están aquí”, reivindica Aisha, de 15 años. La familia teme que cuando agoten todos los recursos ante la decisión del Ministerio, queden atrapados en Barcelona sin permiso de residencia y sin poder volver a la India o Pakistán, donde su casa, la de Cachemira, ha quedado destrozada por las bombas.

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