El hombre que descuartizó a su compañero de piso en Barcelona acepta 10 años de cárcel

Con paso firme y con la cabeza alta, el asesino de Álex, corpulento y de baja estatura, se encaminaba este lunes al banquillo de los acusados en la Audiencia de Barcelona acompañado de su intérprete debido a que no habla castellano. Acusado de matar y descuartizar al que era su compañero de piso en el número 91 de la calle de Casanova, en el Eixample. El juicio con jurado popular estaba previsto que se alargara hasta el próximo 27 de mayo, con los testimonios de la persona que localizó el cuerpo, el estanquero al que este alertó, la portera de la finca y vecinos y amigos de la víctima. La Fiscalía pedía 12 años de prisión por el delito de homicidio y profanación de cadáver, pero finalmente la defensa y la acusación pública han llegado a una conformidad, por la que el procesado cumplirá 10 años y 3 meses, además de cinco más de libertad vigilada. El ministerio público ha apreciado una atenuante de alteración mental, ya que en el momento de los hechos el acusado padecía un trastorno de estrés postraumático crónico y secundario que “pudo disminuir levemente sus capacidades cognoscitivas y volitivas”.

Este supone el punto y final del crimen que dejó en vilo al barrio del Eixample de Barcelona. El 23 de noviembre de 2022, un chatarrero que deambulaba por la céntrica calle de Casanova halló una maleta con el torso de un hombre en el interior de un contenedor. La víctima, un hombre de 50 años y de origen alemán llamado Álex, vivía de alquiler en el domicilio frente al lugar del hallazgo y subarrendaba habitaciones a terceros. Una de ellas el autor del crimen.

No fue hasta el 29 de noviembre que el chatarrero, alarmado por un fuerte hedor, descubrió el torso humano cubierto con una camiseta y rodeado de herramientas de jardinería. Amigos de la víctima se habían acercado al piso días antes al percibir que Álex había desaparecido sin motivo aparente.

Los Mossos d’Esquadra acordonaron el chaflán para tratar de encontrar el resto del cuerpo, pero no hubo suerte. Una de las hipótesis de los investigadores es que el asesino se deshizo de las otras partes del cadáver lanzándolas al mar. En comprobar las cámaras de seguridad de la zona, especialmente las de la intersección de la calle de Casanova y de la avenida de Roma, descubrieron que la maleta con el cadáver provenía del número 91, por lo que detuvieron al acusado, quien desde entonces ha estado en prisión provisional. También arrestaron a otro sospechoso, el tercer inquilino de la vivienda, que más tarde quedó en libertad provisional.

Tras su detención, el condenado alegó que la víctima se metió en su cama con intención de agredirlo sexualmente y que, en defensa propia, le propinó un empujón. En caer al suelo, se cortó con un cristal que le cortó la yugular. Según la defensa, el acusado no supo qué hacer con el cuerpo y procedió a descuartizarlo.