Estudiantes denuncian los cortes de luz en Torre Baró: “Tu apagón fue ‘trending topic’, el nuestro no interesa a nadie”
Vecinos y entidades del barrio exigen el soterramiento de todo el cableado ante los constantes robos de cobre

El apagón masivo del pasado 28 de abril dejó toda España a oscuras. El país entero se paralizó. Casas a oscuras y decenas de personas agolpadas alrededor de radios buscando respuestas. Fue un hecho sin precedentes, aunque no para los vecinos del montañoso barrio barcelonés de Torre Baró, quienes llevan años sufriendo constantes apagones que alcanzan récords de hasta 24 días consecutivos sin luz. Para denunciarlo, un grupo de estudiantes de la escuela creativa Brother Barcelona se ha movilizado para visibilizar esta realidad mediante carteles colgados alrededor de la ciudad.
La renta familiar disponible por cápita en Torre Baró es de las más bajas de la ciudad: 12.272 euros, mientras que la media de Barcelona es de 21.642. Y los recursos, según cuentan los vecinos, llegan en cuentagotas. Ante esta desigualdad estructural, Berta Bernal, Javier Álvarez y Nadia Fernández, estudiantes de Brother Barcelona, decidieron actuar. Inspirados por el contraste entre la atención mediática que generó el apagón nacional y el silencio habitual sobre la realidad de Torre Baró, idearon una campaña de concienciación titulada #ElOtroApagón.
Junto a la asociación vecinal y la plataforma social Raíces de Periferia, empapelaron las calles más céntricas de la ciudad y los barrios colindantes con Torre Baró para apelar directamente a quienes sintieron por primera vez lo que es quedarse sin luz. “Queríamos aprovechar ese momento de empatía colectiva para mostrar que, en algunos barrios, esto no es una excepción, sino el pan de cada día”, explican los estudiantes. “Ayer lo llamásteis apagón. En Torre baró lo llamamos rutina” o “Si el apagón te jodió tanto, la realidad de Torre Baró también debería”, leían algunos de los carteles.
En este periférico barrio el cableado todavía cuelga de postes de madera, algo totalmente alejado de la realidad del resto de la ciudad. Los vecinos se han visto ninguneados por la administración pública por lo que respecta al soterramiento del cableado, una demanda que arrastran desde que levantaron el barrio con sus propias manos en los años de posguerra (el 67% del total del barrio fueron construidas antes de 1980). “El problema es que hay mucho robo de cobre porque los cables están demasiado expuestos. La cara norte la que sufre más apagones. Instalaron un transformador con una parte del cableado soterrado, pero ahora entra humedad y los diferenciales saltan. Cuando eso ocurre, hasta seis calles se quedan a oscuras”, denuncia Valeria Ortiz, presidenta de la Asociación de Vecinos de Torre Baró.
La iniciativa surgió a raíz del estreno de la galardonada película de El 47, que relata la historia de cómo se organizó el vecindario para llevar el transporte público a un barrio con pendientes vertiginosas y caminos de tierra. “Nos pareció muy fuerte que unas horas después de que nos invitaran al estreno nos quedásemos seis días seguidos sin luz”, cuenta Ortiz. “Con el apagón masivo vimos la oportunidad perfecta para sacar este problema de las redes y llevarlo a la calle en formato analógico”, añade Bernal.

A diferencia del resto de la ciudad, en Torre Baró es habitual ver farolillos, lámparas y hasta luces de Navidad colgadas de los balcones enfocando a la calle para facilitar un alumbrado improvisado. Ortiz explica que los más jóvenes se organizan en las noches de apagón para pasear a los perros de los vecinos más mayores. “Es una cuestión de seguridad, hay jabalís que cada vez salen más temprano y hay un importante riesgo de que haya accidentes. No podemos normalizar más esta situación”, lamenta.
Hace dos semanas, según Ortiz, recibieron los presupuestos de la sede municipal del distrito de Nou Barris para este año. En ellos consta una dotación de siete millones de euros, pero la asociación considera que es insuficiente para cubrir las necesidades del barrio. Por el momento, el consistorio aplicó tres semanas una prueba piloto que consiste en alumbrar una calle mediante farolas fotovoltaicas, una solución que Ortiz no ve con malos ojos.
Los carteles aparecieron en distintos barrios de la ciudad, generando conversación en redes y medios. La campaña no solo visibilizó la situación eléctrica, sino que reabrió el debate sobre las desigualdades que aún persisten dentro de la misma ciudad: desde el transporte público deficiente hasta el abandono institucional. “La acción de estos estudiantes nos ha dado un altavoz muy necesario”, afirman desde la Asociación de Vecinos de Torre Baró. “No pedimos caridad, pedimos justicia y dignidad.”
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