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Ocho hijos y seis de ellos disléxicos: la historia de ‘los Serrano de Málaga’

Durante más de dos décadas, la Fundación Héroes ha sido el apoyo básico para la familia de María Jesús Martín, viuda desde hace un año

Parte de la familia de los Serrano: la madre (de negro), María Jesús Martín Domínguez, junto a seis de sus ocho hijos, en la Fundación Héroes en Málaga
Nacho Sánchez

A sus 13 años Isabela tiene un desparpajo que sorprende. Cuando se arranca a hablar no para. Empieza contando orgullosa cómo aprobó todo en primero de ESO. Luego viaja a las anécdotas de cuando era pequeña y después da un salto a contar la última serie a la que se ha enganchado. Hay sorpresa. Es una producción audiovisual que se emitió una década antes de que ella naciera: Los Serrano. Su elección tiene más sentido de lo que parece. Ella también es de apellido Serrano y, como ocurre en la ficción, forma parte de una familia numerosa. Incluso mayor que la televisiva: son ocho hermanas y hermanos. Aquí uno más uno suman diez y su madre, la malagueña María Jesús Martín, bien lo sabe. “No ha sido nada fácil salir adelante, sobre todo por el aspecto económico. Pero aquí estamos”, subraya la mujer, de 57 años, con orgullo y tristeza tras perder a su marido el año pasado por un cáncer que se lo llevó en un abrir y cerrar de ojos.

Los ocho hermanos Serrano de Málaga tienen entre 13 y 30 años, con Isabela en el último peldaño y Teresa en el primero, ocupado hoy desde la lejanía porque reside en Estambul, donde trabaja como creadora de personajes de videojuegos tras estudiar Bellas Artes. Además de apellido, la mayoría —hasta seis de ellos— comparten un trastorno en el aprendizaje: la dislexia. Una situación que, relata su progenitora, no consiguieron atajar ni entender en el centro educativo donde estudiaban cuando eran pequeños. Nadie les había diagnosticado hasta que un médico lo hizo con Irene —la cuarta hija— porque no terminaba de arrancarse a hablar cuando tenía cuatro años. Tras ella se confirmaron los demás casos. Fue un alivio saber la causa de por qué cada uno había tenido dificultades distintas en su educación, pero, sin más recursos que el salario del padre, informático, no sabían cómo solucionarlo. La economía familiar apenas daba para la subsistencia y estirar el dinero para gastos médicos era algo impensable. Ese ha sido el gran punto débil de los Serrano malagueños. Y María Jesús, aunque estuvo trabajando en una tienda de componentes electrónicos hasta su primer embarazo, bastante ha hecho con criar a su prole desde entonces.

Hoy la situación es diferente, pero aquella situación les preocupó mucho cuando sucedió, hace algo más de dos décadas. En el momento en el que ya no sabían cómo avanzar o qué puerta tocar, alguien les habló de la Fundación Héroes, organización malagueña que ofrece servicios gratuitos o a muy bajo precio en distintas áreas sociosanitarias con profesionales de fisioterapia, logopedia, psicología o terapia ocupacional gracias al apoyo del programa CaixaProinfancia de la Fundación La Caixa. Aquello lo cambió todo. “Venir aquí me ayudó muchísimo a mejorar. Y este lugar se convirtió en una madre que se ponía conmigo a hacer los deberes, porque la mía en casa no podía: éramos muchos y no le daba tiempo”, relata Miriam, de 28 años, residente en Alhaurín de la Torre, que trabaja en el sector de la ayuda a domicilio para mayores y de niñera. Su hermana Irene —de 25 años; auxiliar de enfermería— y ella fueron las primeras en recibir el apoyo de la institución, pero a poco a poco el resto se fue sumando para superar sus dificultades.

Teresa las tenía con la visión espacial, Miguel Ángel confundía habitualmente letras como la b y la d o la izquierda y la derecha, Alfonso repitió cuarto de primaria porque nadie había entendido que su proceso de aprendizaje era diferente. Cada uno tenía características diversas y todos se fueron adaptando gracias al trabajo en Fundación Héroes. Su madurez y gran inteligencia hizo el resto. “Cuando llegaron tenían todos mucho carácter, necesitaban atención, apoyo específico… Ahora han cambiado una barbaridad: son increíbles”, dice uno de los técnicos de fundación, Juan Luis Moreno.

Refuerzo educativo, logopedia y fisioterapia

“Entre las herramientas que te dan y tu propia experiencia, al final todo mejora”, dice Miguel Ángel, que estos días celebra su primer día de trabajo tras terminar el grado superior de Administración de Sistemas Informáticos en Red. Ahí compartió aula con Carol, de 19 años, que ahora quiere seguir sus estudios en Ciberseguridad e Inteligencia Artificial. Marta, dos años menor, apuesta por un grado superior de Proyectos de Edificación para, después, arrancar Arquitectura. Ellos tres —junto a Irene e Isabela— aún viven con su madre. No es fácil, asegura ella, hacerlo con una pensión que supera por poco los mil euros, aunque sus hijos cobran una pequeña ayuda de orfandad que permite llegar a fin de mes con un mínimo desahogo.

“Hay que cuadrar muchas cosas para sacar adelante esta economía familiar”, asegura la progenitora, que agradece todo lo que ha recibido del programa CaixaProinfancia y la Fundación Héroes durante tantos años debido a su situación de vulnerabilidad: desde las ayudas económicas puntuales —como en la crisis sanitaria— hasta las gafas de sus hijas e hijos, además de constante apoyo en todos los programas en los que han ido participando. Refuerzo educativo, aula abierta, colonias urbanas, campamentos, psicología, logopedia o fisioterapia, entre otros. “Sin ellos, hubiéramos tenido muchos más problemas sociales y económicos”, recalca. “Y, además, mis hijos han compartido aulas con niños con enfermedades raras, en silla de ruedas, con síndrome de Down… Y eso les ha hecho crecer porque han visto otras muchas realidades”, sentencia.

“La familia ha evolucionado muchísimo, con valores y dinámicas muy normalizadas. Ha sido un avance fruto de intenso trabajo tanto a nivel social como emocional, especialmente con las menores. Aunque aún son vulnerables, su situación actual es resultado de años de trabajo”, explican fuentes del programa CaixaProinfancia, que indican que aún queda labor por hacer con las dos adolescentes.

Mientras, María Jesús busca volver al mercado laboral para mejorar su situación económica, pero a su edad no es nada fácil. Ha encontrado algún trabajo de manera temporal, nada que le haya permitido dar un paso adelante. Se pone seria mientras lo cuenta y relata también el enorme duelo familiar por la muerte del padre en 2024 tras unos meses “complicadísimos” donde las entradas y salidas del hospital fueron continuas. Más tarde, poco antes de posar para la foto familiar, ríe de nuevo cuando recuerda que hace unos días confundió la fecha de nacimiento de una de sus hijas. Ella y sus hermanas se lo echan en cara entre carcajadas y la mujer les responde recitando el día, mes y año en el que nacieron todos. “Ahora sí mamá”, le aplaude Isabela, expectante por la próxima actividad veraniega en la asociación y deseosa de ver el último capítulo de Los Serrano mientras ella protagoniza una historia que supera la ficción.

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Sobre la firma

Nacho Sánchez
Colaborador de EL PAÍS en Málaga desde octubre de 2018. Antes trabajé en otros medios como el diario 'Málaga Hoy'. Soy licenciado en Periodismo por la Universidad de Málaga.
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