Así fueron las 24 horas en las que el PP se enmendó a sí mismo sobre el síndrome posaborto: “Es un error abrir este melón”
Los populares viraron al ser conscientes la tarde del miércoles de que “no se midió bien la polémica” al aprobar la iniciativa de Vox y que al PP no le interesa meterse en el jardín del aborto


En apenas 24 horas, el PP de Madrid y la dirección nacional han pasado de defender que “la información nunca es un problema” y es necesario explicar a las mujeres que quieran abortar de un supuesto síndrome posaborto no avalado por la comunidad científica, a reconocer que ese síndrome “no es una categoría científica reconocida”. Y, por tanto, en la ciudad de Madrid, donde el PP aprobó la iniciativa de Vox, no se informará de forma obligatoria sobre ello a las mujeres que quieran interrumpir su embarazo. El volantazo, que ha asumido en primera persona el alcalde de la capital, José Luis Martínez Almeida, se fraguó la tarde del miércoles, cuando el partido empezó a bullir internamente ―también el propio PP de Madrid― consciente del “gol” que les había colado la extrema derecha. “Es un error abrir este melón”, admiten en la dirección del PP en referencia al aborto, un asunto divisivo como pocos para el partido, donde conviven sectores ultra católicos con otros más liberales.
A la dirección del PP y al PP de la Comunidad de Madrid les sorprendió el miércoles la noticia de que el PP del Ayuntamiento de Madrid había apoyado el martes, en un Pleno en el que tiene mayoría absoluta, una propuesta de la extrema derecha que obligaba a los empleados municipales a explicar a las embarazadas supuestas consecuencias del aborto como “consumo de alcohol y drogas (...) trastornos de la conducta alimentaria (...) pensamientos suicidas (...), y aumento de cánceres en el aparato reproductor femenino”. Según el texto aprobado, interrumpir el embarazo provoca también “flashbacks; hemorragias internas, infecciones, esterilidad y aumento de probabilidades de muerte natural en el año siguiente al aborto; tasa de mortalidad superior a las mujeres que dieron a luz”.
El supuesto síndrome posaborto no está reconocido por las sociedades científicas ni lo recoge como tal ninguno de los dos catálogos de clasificación de trastornos mentales de referencia: el DSM-5, más usado en Estados Unidos, o el CIE-11, en Europa.
El propio PP municipal tuvo muchas dudas al aprobarlo. Los populares intentaron transaccionar con Vox una enmienda que añadía una salvedad con la que podría dejar todo el proyecto en nada: el plan, decía su texto, debería ser “previamente estudiado por los servicios jurídicos del Ayuntamiento de Madrid”. Sin embargo, los ultras no aceptaron su propuesta y, sorprendentemente para muchos en el PP, los populares, aún así, votaron a favor.
La mañana del miércoles, cuando la información cogió vuelo, el PP en bloque avaló la iniciativa del grupo municipal popular. Desde el propio alcalde de la capital, que defendió que las mujeres que quieran abortar reciban información; a la dirección nacional y regional del PP. “La información nunca es un problema”, sostuvo la portavoz parlamentaria, Ester Muñoz, con unas palabras alineadas con el PP de Madrid.
Sin embargo, y mientras en público el partido cerraba filas con el alcalde, de puertas adentro prendía el desconcierto y el malestar interno en los sectores más liberales del PP, pero no solo. Incluso los dirigentes que comparten la “filosofía” de ofrecer información a las mujeres ―los obispos han respaldado el discurso de Vox sobre el aborto, como el ala más antiabortista del PP―, son conscientes de que Vox les ha “colado un gol”, porque el aborto es un tema casi tabú para el PP. “Almeida no midió bien la polémica que se abría con esto. No ha estado muy hábil, todos sabemos que al PP no le gusta nada el tema del aborto y todo lo que sea tocarlo es un error”, razona un dirigente del núcleo duro.
La cúpula popular estaba muy incómoda con la polémica, que chocaba con su estrategia. La táctica de Alberto Núñez Feijóo es la contraria: esquivar el melón del aborto, como hizo, con éxito, en el congreso de julio, en el que lo dejó fuera de la ponencia política.
En el PP de Isabel Díaz Ayuso, pese a que en público también habían respaldado a Almeida, también se movilizaron por la tarde pidiendo la información precisa sobre lo que habían aprobado los suyos en el Consistorio madrileño. “Cuando vimos el texto supimos que había sido un error aprobar ese documento así”, relatan fuentes del PP madrileño. “El PP municipal desvió el foco a otro tema que no es el que nos interesa: ahora queremos hablar de inmigración, de Presupuestos y de pulseras antimaltrato”.
Distintas fuentes de la dirección y del PP madrileño aseguran que a Génova no le hizo falta hacer una llamada para reconvenir al alcalde, sino que fue él mismo y su equipo quienes se dieron cuenta también de la equivocación y decidieron dar marcha atrás. Este jueves, el propio Almeida rectificó y admitió sobre el supuesto síndrome posaborto: “No es una categoría científica reconocida. Coincidimos con Vox simplemente en que hay que proporcionar información. Circunstancia distinta es cómo lo argumenta Vox y cómo lo argumenta el PP”. El regidor matizó que, en todo caso, la información que se facilitará a las mujeres que estudien abortar no será obligatoria, sino voluntaria, ni tampoco la “va a determinar Vox” sino “los profesionales del Ayuntamiento de Madrid”.
La dirección del PP celebró la rectificación del alcalde. El secretario general del PP, Miguel Tellado, subrayó que Almeida había “matizado” y “explicado con claridad” que no se iba a obligar a ninguna mujer a recibir información. Y remachó: “Almeida también ha dicho que el síndrome postaborto no es una categoría científica reconocida y nosotros compartimos su posición”.
“Almeida fue muy consciente de que a Génova no le parecía bien, porque abre el melón del aborto, que es además un comodín para el Gobierno”, analiza un dirigente de la cúpula popular. Génova tiene la teoría de que cuando el Ejecutivo está en problemas “saca la carta de Franco o del aborto”, así que entrar en ese jardín era hacerle un favor a La Moncloa. Los socialistas, en efecto, no tardaron en entrar en tromba. El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, desde Copenhague, donde participaba en un Consejo Europeo, utilizó esta polémica como prueba de la cada vez mayor cercanía entre el PP y Vox . “El Gobierno”, subrayó Sánchez, “garantizará el derecho al aborto frente al sectarismo ideológico del PP y Vox”.
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