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TRIBUNAL SUPREMO

El Supremo condena a seis militares a penas de hasta un año de cárcel por vejar y humillar a una compañera

“Las mujeres solo valen para follar y fregar”  o “no me extraña que las maten”, le espetaban a la cabo

Miguel González

“Las mujeres solo valen para follar y fregar” o “no me extraña que las maten”, en alusión a las víctimas de violencia de género, son algunas de las frases con las que, durante varios años, cinco cabos y un soldado del Ejército de Tierra acosaron de forma grupal y colectiva a una compañera. La cabo, destinada en el Escuadrón de Apoyo a la Enseñanza de la Academia de Caballería de Valladolid, “fue objeto de manera constante y reiterada tanto de comentarios de carácter denigrante y vejatorio como de gestos ofensivos y desconsiderados, simple y llanamente por el hecho de ser mujer, que le ocasionaron una notable alteración emocional”, según la sentencia dictada por el Tribunal Militar Territorial de A Coruña, que ha ratificado ahora el Tribunal Supremo.

“Cuando alguno de ellos [los condenados] realizaba comentarios [vejatorios], provocaba la risa y las burlas de los demás que, amparados en el grupo, minusvaloraban y empequeñecían a la cabo como mujer”, agrega la sentencia. A veces, la cabo “se callaba y se reía ante estos comentarios, con la intención de restarles importancia. […] Cuando iban referidos a su hijo o a cuestionar su papel como madre, le molestaban especialmente”, relata.

Durante unas maniobras en el campo de Renedo-Cabezón (Valladolid), cuando se encontraban dentro de la tienda modular, uno de los cabos le dijo “rubia te están mirando el culo”, a lo que otro replicó “qué van a mirar si no tiene culo ni tetas”, momento en que ella estalló diciéndoles que estaba harta y no iba a tolerar ningún comentario más sobre su físico, señala la sentencia. A partir de entonces, sus compañeros empezaron a hacerle el vacío, negándole ayuda para descargar un camión, quitándole la colchoneta para dormir cuando se levantó para ir al servicio o respondiéndole con comentarios soeces cuando preguntó si había comida.

La cabo, que en varias ocasiones había pedido que un nuevo destino, “aguantó la situación hasta que ya no pudo más y fue cambiada de puesto, abandonando la sección”, relata la sentencia. El 5 de marzo de 2021, acudió a una teniente psicóloga, quien la encontró “notablemente alterada, llorando de manera que casi no podía hablar y tenía dificultades para expresarse”. La cabo, según la oficial psicóloga, presentaba síntomas de ansiedad y también “sentía cierta culpa, vergüenza e incomodidad en presencia de hombres”. Desde el 25 de mayo al 6 de septiembre de ese año estuvo de baja con un cuadro de “malestar emocional”, sin que se apreciara trastorno psiquiátrico.

Por todos estos hechos, la Sala de lo Militar del Tribunal Supremo ha ratificado la condena de los cinco cabos –uno de ellos ya no está en el Ejército— y un soldado a penas de entre seis meses y un año de prisión, con la accesoria de suspensión de empleo durante el tiempo de condena, y al pago de una indemnización conjunta de 2.000 euros por daños morales, como responsables de un delito contra los derechos fundamentales y las libertades públicas de los militares, en su modalidad de “acoso por razón de sexo”.

Aunque alguno de los condenados tomaba habitualmente la iniciativa y realizaba los comentarios humillantes y gestos ofensivos, “todos de forma colectiva participaban en los mismos, unos de forma más activa y los demás mofándose y riéndose”, aclara el tribunal. El más veterano permanecía en segundo plano, pero cuestionaba la competencia profesional de la cabo y daba pie a que los demás se metieran con ella y realizaran comentarios despectivos sobre su físico, consintiendo las vejaciones y riéndose también.

El Supremo rechaza que se tratara solo de gestos “triviales e irrelevantes” o de bromas y comentarios festivos amparados por el derecho a la libertad de expresión, como alegaron los condenados en sus recursos. Se trató, por el contrario, de “una conducta reiterada de hostigamiento hacia la cabo por ser mujer, menospreciando tal condición”, con evidente carácter ofensivo y atentatorio contra su dignidad. Solo dos de los condenados enviaron a su víctima un mensaje de WhatsApp pidiéndole disculpas.

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Sobre la firma

Miguel González
Responsable de la información sobre diplomacia y política de defensa, Casa del Rey y Vox en EL PAÍS. Licenciado en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) en 1982. Trabajó también en El Noticiero Universal, La Vanguardia y El Periódico de Cataluña. Experto en aprender.
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