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El millonario negocio de robar coches para vender sus volantes y motores

La policía desarticula un grupo que sustrajo más de 50 vehículos en pocas semanas para despiezarlos y traficar con sus componentes en Marruecos

Volantes de coches sustraídos recuperados por la Policía Nacional en una nave de Guadalajara durante la Operación Arkan, en una imagen facilitada por el Ministerio del Interior.
Óscar López-Fonseca

Sobre todo volantes y motores, pero también amortiguadores, catalizadores, capós, parachoques, neumáticos y puertas. La Policía Nacional detuvo el pasado 31 de julio a los nueve presuntos integrantes de un grupo criminal especializado en el robo de automóviles para su posterior despiece y comercialización de buena parte de sus componentes, según ha informado este miércoles el Ministerio del Interior. Entre los arrestados, todos ellos de nacionalidad marroquí, los dos supuestos cabecillas, una pareja de hermanos especializados en burlar las medidas de seguridad electrónica de los vehículos. En el momento del arresto, el grupo se disponía a cargar en una nave de la provincia de Guadalajara un camión de gran tonelaje con las piezas de medio centenar de vehículos que había robado las tres semanas anteriores en Madrid para trasladarlas a Marruecos, donde lo vendían a talleres de reparación. Además, tenían otros cuatro automóviles sustraídos listos para ser troceados. El importe del material recuperado supera los 1,2 millones de euros, según las primeras estimaciones policiales. Según la estadística de criminalidad de Interior, en los tres primeros meses de 2025 han sido sustraídos 7.760 vehículos en España, un 3,2% menos que en el mismo periodo del año anterior, cuando fueron 8.013. En 2024 el total de coches robados fueron 33.061.

La bautizada como Operación Arkan se inició a comienzos de julio, cuando los agentes de la Unidad Central de Drogas y Crimen Organizado (Udyco) de la Policía Nacional detectaron que en pocas semanas se habían recibido numerosas denuncias de robos de automóviles que tenían características comunes: casi todos habían sido robados en una zona cercana al aeropuerto Adolfo Suárez Madrid-Barajas y eran de gama media, principalmente de las marcas Peugeot, Renault, Citröen y Dacia, aunque también había Seat y Volkswagen. Los datos revelaban que el grupo había desplegado en las últimas semanas una intensa actividad ―llegaron a sustraer hasta 10 coches en una semana― coincidiendo con el inicio de la época vacacional en la que muchos ciudadanos salen de viaje y no mueven sus automóviles durante días, por lo que el robo tarda en ser detectado.

Partes de los vehículos sustraídos localizadas en una nave de Guadalajara para su posterior venta en Marruecos, en una imagen facilitada por la Policía Nacional.

Las pesquisas permitieron conocer el modus operandi del grupo, que casi siempre era el mismo. Sus integrantes buscaban coches de modelos y marcas concretos cuyos componentes estuvieran muy solicitados por los talleres del país magrebí, donde la alta siniestralidad vial provoca una alta demanda de piezas de repuesto. Una vez localizados, forzaban la cerradura de la puerta o, simplemente, rompían una ventanilla para entrar y, con diferentes dispositivos, arrancar el motor burlando las medidas electrónicas de seguridad del automóvil.

Luego, llevaban los coches a diferentes zonas residenciales de Guadalajara para aparcarlos y proceder así a lo que en la jerga policial se conoce como enfriamiento. Es decir, mantenerlos sin mover hasta siete días por si tenían algún dispositivo de geolocalización que pudiera propiciar su hallazgo por parte de sus propietarios. Pasado ese tiempo, el automóvil era trasladado a una nave agrícola situada en un paraje apartado que tenían alquilada y allí, con radiales y otras herramientas de corte, procedían al despiece de los coches. Las piezas más valoradas eran los motores y los volantes, pero también extraían partes de la carrocería, los amortiguadores, los catalizadores y diversos componentes electrónicos.

Cuando acumulaban decenas de estas piezas, las cargaban en un camión que partía con destino a Algeciras, siempre precedido de dos vehículos que hacían las funciones de lanzaderas para alertar sobre la posible presencia de controles policiales. Una vez en el puerto, la mercancía era trasvasada a contenedores que eran embarcados rumbo a Marruecos. Allí, las piezas eran adquiridas por terceros para su posterior distribución en talleres de reparación. Las partes del vehículo que no tenían salida en el mercado negro, como el chasis, eran destruidas o se trasladan en furgonetas para abandonarlas en el campo.

La detención de los integrantes del grupo se precipitó el pasado 31 de julio cuando los agentes que vigilaban la nave observaron la llegada de un camión con matrícula marroquí. Ante la sospecha de que el grupo intentara sacar de España una partida de piezas de automóviles robados, los agentes entraron y sorprendieron a ocho de los presuntos implicados cuando cargaban los componentes de medio centenar de automóviles en el remolque. Todo apunta a que el camión iba a emprender el viaje rumbo a Marruecos esa misma noche. Una semana después era arrestado en Madrid el último componente del grupo. Los detenidos pasaron a disposición judicial como presuntos autores de los delitos de robo de vehículo y pertenencia a grupo criminal.

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Sobre la firma

Óscar López-Fonseca
Redactor especializado en temas del Ministerio del Interior y Tribunales. En sus ratos libres escribe en El Viajero y en Gastro. Llegó a EL PAÍS en marzo de 2017 tras una trayectoria profesional de más de 30 años en Ya, OTR/Press, Época, El Confidencial, Público y Vozpópuli. Es licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid.
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