El viaje para ver a la familia que acabó en tragedia en una carretera de Cuenca
La localidad conquense de Villanueva de la Jara decreta tres días de luto oficial por el accidente que este domingo se cobró la vida de cinco personas, entre ellas tres menores, dos niños de 4 y 2 años y un bebé de 8 meses

Consternación en Villanueva de la Jara (Cuenca) por el brutal accidente de tráfico que este domingo segó la vida de cinco personas, tres de ellas menores, y dejó heridas a otras cuatro en una colisión frontal entre dos vehículos en Sisante. El lugar del accidente: un tramo recto de la N-310, en el kilómetro 181, antes de bajar a una zona de curvas que desemboca en El Picazo, otro municipio de la Manchuela conquense. En uno de los vehículos viajaba una familia de origen rumano residente en Villanueva de la Jara: dos niños de 4 y 2 años y un bebé de 8 meses —todos fallecidos— y sus padres, un hombre de 29 y una mujer de 26, trasladados en UVI y ambulancia al Hospital de Villarrobledo (Albacete). En el otro turismo, otros dos fallecidos de 48 y 32 años y dos heridos más de 30 y 40 años, evacuados en helicóptero sanitario al Hospital General de Albacete.
Los vecinos de la Jara, el nombre corto del pueblo en el que lloran la muerte de los tres pequeños, tratan aún de digerir la noticia. Sus padres llegaron al municipio, epicentro del cultivo del champiñón en España, hace más de 20 años y los menores habían nacido en él. “Con profundo dolor, informamos del fallecimiento de tres vecinos menores jareños en la tarde de ayer”, reza el comunicado publicado por el Ayuntamiento en sus redes sociales. “Trasladamos nuestro más sentido pésame y cariño a sus familiares y allegados en estos momentos tan duros”, añade. Al parecer, la familia volvía de visitar a unos familiares en San Clemente, a poco más de 30 minutos por la misma carretera, cuando se produjo el impacto. El Consistorio ha decretado tres días de luto oficial y ha suspendido todos los actos de la Semana Cultural, que se celebraba estos días.
“La noticia ha destrozado a la familia y ha dejado a todo el pueblo consternado”, explica la alcaldesa, Johanna León, que ha brindado todo el apoyo necesario de la Corporación municipal. Cruz Roja está prestando asistencia psicológica a los allegados. Los padres de los pequeños siguen ingresados en el Hospital de Villarrobledo con pronóstico reservado. La madre ya está en planta, pero el padre sigue en la Unidad de Reanimación, según fuentes del Servicio de Salud de Castilla-La Mancha. En esa misma unidad, pero a 70 kilómetros, en el Hospital de Albacete, siguen ingresados, con el mismo parte, los dos adultos que viajaban en el otro turismo siniestrado, en el que perecieron dos personas más de las que, más allá de su edad, poco se sabe. Nadie habla de su procedencia, ni de dónde venían ni adónde se dirigían.
El accidente movilizó a agentes de la Guardia Civil de Tráfico de Las Pedroñeras y Motilla del Palancar, un médico de urgencias, dos ambulancias, una UVI, dos helicópteros sanitarios y una dotación de bomberos del parque de Motilla del Palancar, que ayudó a rescatar a los heridos y a desencarcelar los cuerpos de los fallecidos, atrapados en el amasijo de hierros en el que quedaron convertidos los morros de ambos vehículos, uno de ellos volcado sobre el arcén. El equipo de atestados de Las Pedroñeras investiga por qué uno de los vehículos invadió el carril contrario poco antes de las cinco de la tarde, en una zona con visibilidad, aunque con algunos cambios de rasante. Todo son aún incógnitas, aunque algunas hipótesis apuntan a un adelantamiento fatal como consecuencia de un deslumbramiento solar.
El caso está también en manos de la Asociación Hispano-Rumana de Cuenca, que ha puesto su asesoría jurídica a disposición de la familia afectada. Sus responsables señalan que la situación es “complicada”. El funeral de los menores se celebrará en España y se espera que toda la comunidad rumana se vuelque con los padres para ayudar a sufragar los gastos del sepelio. En la Jara, mientras, las banderas ondean a media asta por sus cinco vecinos. El padre llegó al municipio con tan solo 7 años, recuerda la alcaldesa. Ambos progenitores sentían devoción por sus hijos y así lo mostraban en sus redes sociales. Una familia feliz, integrada en el pueblo, pero conectada a sus raíces —con una vida muy activa en la iglesia pentecostal del municipio— que solo buscaba el mejor futuro para sus hijos.
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