La poco saludable dieta de Vox
El plan del partido ultra sobre la inmigración resulta difícil de digerir para la economía española

“El precio de los alimentos está disparado. Nos encontramos en una situación que nunca antes se había visto en España: están cambiando los patrones de consumo. En España, dieta mediterránea, se consumía pescado fresco, verdura, fruta y hortalizas. [Ahora] cada vez se consume menos pescado fresco y se va a los alimentos procesados, congelados. Y eso no es por gusto. Es porque no podemos. Porque llegar a fin de mes cada día es más difícil”.
Vox pintó este domingo un cuadro negro de la situación económica del país opuesto al triunfalismo del que hace gala el Gobierno. El secretario general del grupo parlamentario de Vox en el Congreso, José María Figaredo, aseguró que el nivel de vida de los españoles se ha deteriorado y lo ilustró con el alza del coste de la cesta de la compra, uno de sus elementos más emblemáticos. “Hoy en día”, dijo, exhibiendo un ticket de compra en Mercadona de hace dos décadas, por valor de 51,78 euros, “con eso no llenas la nevera y, sin embargo, mirad, en el año 2004, eras capaz de llenar la nevera y mantener a tu familia con la mitad de la mitad de la mitad del coste”.
El ticket que puso Figaredo como modelo para alimentar a una familia tiene poco que ver con la dieta mediterránea: nada de pescado ni hortalizas, bebidas azucaradas (ocho colas) y alimentos procesados (kétchup, pizza, tortilla de patatas, nocilla). De carne, solo alitas de pollo, salchicha y bacon. Como dieta, según una experta en nutrición, resulta poco saludable y puede derivar en un problema de obesidad.
No fue el único ingrediente de difícil digestión en la presentación del programa económico y de vivienda de Vox. El partido ultra aseguró que la inmigración cuesta a España 30.000 millones de euros al año, sin explicar de dónde saca ese dato, que se da de bruces con los estudios más serios sobre la materia, como el realizado por la Fundación de Estudios de Economía Aplicada (Fedea). El propio Figaredo tuvo que reconocer que el PIB español ha crecido mucho en los últimos años, pero alegó que ha sido así porque ha aumentado la población y que esta ha crecido, exclusivamente, por la llegada de inmigrantes. Es decir, reconoció que los inmigrantes han hecho crecer el PIB, pese a presentarlos como parásitos de las ayudas sociales y el Estado del bienestar.
Más sorprendente resulta que Vox atribuya a la inmigración el problema de la escasez y carestía de la vivienda cuando la construcción se paralizaría en España si no contase con mano de obra foránea. O que culpe a los extranjeros de ocupar nueve de cada 10 nuevos puestos de trabajo creados en España en los últimos años sin cuestionarse si, en su mayor parte, se trata de empleos que no interesan a los nativos y quedarían vacantes.
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, tuvo que pausar la expulsión de los inmigrantes empleados en sectores como la agricultura y la hostelería después de que los empresarios diesen la voz de alarma ante el riesgo de tener que echar el cierre de sus negocios por falta de personal. Sería bueno conocer qué piensan los empresarios españoles del plan de Vox para revertir los procesos de regularización realizados en las últimas décadas y dejar en la ilegalidad a más de un millón de inmigrantes que trabajan, pagan sus impuestos y cotizan a la Seguridad Social.
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