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Un navarro diseña un “desatragantador” autoaplicable a partir del susto que le dio su hermano en una comida familiar

En 2022 murieron casi 10 personas al día por este motivo, la mayoría mayores de 65 años y bebés

Desatragantador
Amaia Otazu

En una comida familiar, el hermano mayor de Germán Sánchez (Sangüesa, 44 años), fundador y CEO de Opportunity Health se atragantó. Una obstrucción total de las vías respiratorias que por poco tiene un desenlace fatal. “Mi padre, con conocimientos en primeros auxilios, le pudo literalmente salvar la vida”, recuerda. El suceso se le quedó marcado. “Se me quedó la pregunta de qué hubiera ocurrido si mi hermano hubiera estado solo, y tenía claro lo que hubiera pasado, que se hubiera muerto”. Con el fin de regalárselo a su hermano, “por si se volvía a encontrar en una situación parecida, pero solo”, Sánchez se puso a investigar qué dispositivos había en el mercado para ayudar a una persona que se está atragantando. Había dos, cuenta, pero “nada que fuera autoaplicable. Esos dispositivos requieren de fuerza humana y por eso no son 100% efectivos, porque la precisión depende de la fuerza que uno ejerce al realizar la maniobra. Igual que con la Maniobra de Heimlich, para la que además tienes que tener conocimientos en primeros auxilios”. Dada la inexistencia de opciones, Sánchez, con experiencia en diseño e innovación de producto, diseñó el prototipo de un dispositivo que no necesitara ayuda externa. Así nació YARNASA, el primer desatragantador automático autoaplicable. Todo está medido, también el nombre: “Y viene de opportunity, easy, quickly (oportunidad, fácil, rápido, en inglés), mientras que arnasa significa ‘respiración’ en euskera”. Junto con otros tres profesionales y bajo el paraguas de la start-up Opportunity Health ―ubicada en la localidad navarra de Sangüesa―, Sánchez trabaja en mejorar el dispositivo y en obtener cuanto antes el Marcado CE que emite la Unión Europea y que es imprescindible para comercializarlo.

De momento, el prototipo es funcional, explica, y están desarrollando el dispositivo junto con otra empresa navarra, Darwin Biomed. Es un dispositivo que es simple, pero que, insiste, puede salvar muchas vidas. Sánchez cita al Instituto Nacional de Estadística al afirmar que, en 2022, alrededor de 3.500 personas murieron en España por atragantamiento. Una cifra que, según el Ministerio de Sanidad, se mantuvo similar en 2023. Esto supone que “cada día fallecen atragantadas en España 10 personas. Es la tercera causa de muerte no natural o accidental”, apunta. Estos accidentes tienen otra característica, y es la vulnerabilidad de quienes los sufren: la gran mayoría son personas mayores de 65 años y menores de entre 1 y 4 años.

Dispositivo autoaplicable para casos de atragantamiento.

De ahí la relevancia de crear un dispositivo médico que fuera sencillo, que no necesitara ayuda externa y que no dependiera de la fuerza ejercida ni de conocimientos médicos previos. Con Yarnasa, señala Sánchez, la persona que sufre el atragantamiento solo tiene que colocarse el dispositivo en la boca y presionar un gatillo. Yarnasa “funciona por medio de un cartucho de CO2 a presión. Está presurizado a unos 60 bares de presión y, por medio de un pulsador, se libera ese CO2. Ese fluido pasa por un inyector de vacío multietapa y por efecto venturi genera una presión negativa y el caudal suficiente para desobstruir las vías aéreas sin dañarlas”.

Por ahora, este dispositivo médico no puede encontrarse en el mercado. Están a la espera de obtener el MARCADO CE, emitido por la Unión Europea. “Antes de que un dispositivo médico se pueda vender o utilizar, debe pasar por una validación rigurosa para garantizar su eficacia y la seguridad. A eso se le llama fase regulatoria, que es donde estamos actualmente. En Europa se refiere por el reglamento UE 2017/745”. Este desatragantador entraría en la clasificación de “producto sanitario de uso temporal y de riesgo moderado”, en la misma categoría, por ejemplo, que los inhaladores, las bombas de insulina o los respiradores. Así que los ensayos preclínicos y los requisitos técnicos, afirma, “son muy estrictos”. Para pulir los detalles, colaboran con el laboratorio de Ingeniería Médica de la Universidad de Navarra y con el Instituto de Investigación Sanitaria de Santiago de Compostela.

Una vez que obtengan ese certificado europeo, podrán poner el desatragantador al servicio de quien lo requiera. No es un dispositivo que esté pensado, al menos al inicio, para su adquisición en hogares privados, sino en lugares donde haya comedores que den servicio a un número importante de personas. “Por ejemplo, en hoteles, restaurantes, centros residenciales, centros de día, residencias de ancianos, guarderías, colegios, centros deportivos, centros de salud, hospitales. Además del transporte público, como puede ser un tren que tenga un vagón restaurante”. También puede ser útil, subraya, en otros escenarios donde la persona que se atraganta padezca “obesidad mórbida, esté en silla ruedas, embarazada, sea un niño o una persona mayor”. Es pronto todavía para fijar un precio por cada dispositivo, pero plantean un sistema similar al de los desfibriladores: un alquiler mensual con derecho a revisiones anuales y que incluya la reposición de los materiales consumibles, como la mascarilla o los cartuchos de CO2.

Y mientras esperan a ese marcado CE, siguen trabajando. De momento, lo hacen con buenas noticias. Este pasado abril ganaron el premio Somos Fanes a la mejor empresa en el entorno del bienestar y la salud y, además, han quedado terceros en RESI Barcelona (Redefining Early Stage Investments), un congreso internacional en el que se dan cita empresas e inversores de todo el mundo. La búsqueda de más financiación es su caballo de batalla. Acaban de lograr que Sodena ―el instrumento financiero público de inversión del Gobierno foral― y Easo Ventures les financien con 100.000 euros, pero aspiran a alcanzar el millón de euros. Con esa cantidad, concluye, podrían “contratar más gente, acelerar los procesos para alcanzar el Marcado CE y financiar unos primeros lotes de fabricación”. De conseguirlo, se compromete a organizar un brindis: “Un brindis por cada vida que YARNASA haya salvado y por todas las personas que apostaron por hacer posible lo imposible”.

Dispositivo autoaplicable para casos de atragantamiento.

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Sobre la firma

Amaia Otazu
De Pamplona, cubre la información relativa a la Comunidad foral para EL PAÍS desde 2021. Una actividad que compagina con su labor como redactora en Cadena SER Navarra. Graduada en Periodismo + International Media Programa en la Universidad de Navarra, tiene un Máster en Estudios Avanzados en Terrorismo (UNIR).
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