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Dimite la consejera de Educación de Asturias tras una multitudinaria manifestación de docentes previa a una huelga indefinida

Lydia Espina deja el cargo apenas mes y medio después de que Berlamina Díaz renunciase a Industria a causa del accidente mortal en la mina de Cerredo

Lydia Espina
Nacho Poncela

Tras una semana de tiras y aflojas entre Gobierno de Asturias y los sindicatos educativos, el fracasado intento de una mesa de negociadora, una macromanifestación en Oviedo el domingo (con 30.000 personas, según los convocantes), y la radicalización de la huelga que desde este lunes es indefinida en todos los ámbitos escolares no universitarios del Principado, la consejera de Educación asturiana, Lydia Espina, ha anunciado este lunes su “decisión irrevocable” de dimitir.

En una carta remitida al presidente asturiano, Adrián Barbón (PSOE), Espina ha admitido que los acontecimientos que se han venido desarrollando en las últimas semanas le han supuesto un enorme desgaste emocional y personal que ha llegado a su límite. “Siento que el ruido y los ataques han traspasado los límites de lo racional y lo político, llegando a lo personal. Y se han impuesto a cualquier posibilidad de diálogo desde el respeto que todos y todas merecemos. Esto es algo que resulta imprescindible para avanzar en pro de ese objetivo común que es mejorar la educación pública”, señala en la carta.

La hasta ahora consejera, que ocupaba el cargo desde julio de 2021 y que con anterioridad fue directora general del Planificación e Infraestructuras Educativas, ha considerado que en estas circunstancias no puede ser parte de una solución de la que se ha mostrado convencida que terminará por alcanzarse.

Espina ha dicho que le preocupa “que este conflicto acabe deteriorando la confianza y la percepción de la sociedad asturiana sobre la educación pública”, cuando se trata de “un sistema que está en la actualidad a la cabeza de todas las evaluaciones nacionales e internacionales, no solo en éxito académico sino también por su equidad”.

El conflicto en la educación pública asturiana comenzó en abril, tras la decisión de la consejería de suprimir la jornada reducida de los docentes en los meses de junio y septiembre ante la extensión del servicio de comedor a dichos periodos. Una decisión que radicalizó la postura de los sindicatos hasta el punto de que la pasada semana el presidente Barbón desdijo a la consejera y anunció en el Parlamento que la reducción de jornada no se suprimiría.

Pero la chispa ya había saltado, y los cinco sindicatos educativos (ANPE, CC OO, SUATEA, UGT y CSIF) aprovecharon el enfado para poner sobre la mesa una batería de reivindicaciones como una subida salarial, un aumento de las plantillas, la reducción de la burocracia y la dotación de más personal para atender la diversidad del alumnado.

La hasta ahora titular de Educación, que se encuentra de baja médica, ha admitido que ha cometido “errores, como los comete cualquier ser humano”, pero ha precisado que nunca ha tomado una decisión “para agraviar ni despreciar a nadie, ya que todas y cada una han tenido como objetivo reforzar un sistema educativo que potenciará las capacidades de todo el alumnado, atendiendo también a su bienestar emocional, acompañando a las familias y a los docentes y respondiendo a las necesidades de la sociedad asturiana”.

Ante esta situación, los sindicatos educativos exigen al Gobierno del Principado un interlocutor con autoridad para negociar las reivindicaciones de los docentes que sea capaz de trasladar una propuesta económica “solvente” para la educación asturiana. En este sentido, la vicepresidenta del Gobierno asturiano, Gimena Llamedo, y el portavoz del Ejecutivo autonómico y consejero de Hacienda, Guillermo Peláez, serán quienes tomen de forma transitoria las riendas de la negociación con los sindicatos que se retoman esta tarde.

El presidente del Principado ha trasladado a la ya exconsejera su agradecimiento. “Quiero agradecerle, de corazón, su trabajo, compromiso y generosidad, al igual que su honestidad y dedicación”, ha expresado el jefe del Ejecutivo asturiano a través de su perfil en las redes sociales, donde ha compartido la carta que le ha dirigido Espina para comunicar su decisión.

Segunda dimisión

La de Espina es la segunda dimisión que se produce en el Gobierno que preside Barbón en poco más de mes y medio. El 15 de abril, y también después de comunicar su decisión por carta al presidente, la hasta entonces consejera de Transición Ecológica, Industria y Comercio, Belarmina Díaz, anunciaba en una comparecencia en el Parlamento asturiano su decisión de dimitir tras el accidente de la mina de Zarréu que el 31 de marzo provocó cinco muertos.

Ambas dimisiones han estado precedidas por la petición expresa y repetida de los partidos de la derecha parlamentaria asturiana. El presidente del PP de Asturias, Álvaro Queipo, considera que la dimisión de la consejera Espina es una muestra más de un Gobierno que “está en descomposición y genera una inestabilidad política” que no puede prolongarse durante dos años más”, por lo que ha pedido a Barbón que se eche a un lado.

“Esto no se aguanta más y si la solución son unas elecciones anticipadas, tendrá que ser el Gobierno quien lo decida”, ha señalado el dirigente popular en una rueda de prensa en la que ha pedido a Barbón que reflexione “y por una vez piense en Asturias” y en lo que está provocando con “esta inestabilidad e incapacidad para la resolución de problemas”.

Argumentos similares ha empleado el diputado de Vox, Javier Jové, quien también ha reclamado la convocatoria de elecciones anticipadas en el Principado. El diputado y secretario general de Foro Adrián Pumares ha afirmado que Lydia Espina no tenía “más salida que la dimisión”, mientras que la parlamentaria del grupo mixto Covadonga Tomé ha calificado de “lamentable” la tendencia de Adrián Barbón a “hacer política espectáculo”.

No se han pronunciado al respecto desde IU-Convocatoria por Asturias, socio de Gobierno con el PSOE. Sí lo ha hecho el secretario general de CC OO, José Manuel Zapico, quien ha considerado que la dimisión de la consejera ha sido la “respuesta necesaria” ante la manifestación multitudinaria de los docentes que tuvo lugar en Oviedo.

Texto íntegro de la carta de dimisión

Estimado presidente:

A través de estas líneas te traslado mi decisión irrevocable de dimitir como consejera de Educación del Gobierno de Principado de Asturias.

Cuando asumí la responsabilidad de estar al frente de la Consejería de Educación, lo hice convencida de la necesidad de trabajar sin descanso comprometida con el objetivo de lograr un sistema educativo asturiano mejor, más inclusivo, con más calidad, equitativo y para todo el alumnado. Como docente siempre he sido muy consciente de las enormes expectativas y de la confianza que la sociedad asturiana tiene depositada en la educación pública. Hoy vuelvo a tenerlo presente al tomar esta decisión.

Honestamente tengo que decir que los acontecimientos que se han venido desarrollando en las últimas semanas han supuesto para mí un enorme desgaste emocional y personal que ha llegado a su límite. Siento que el ruido y los ataques han traspasado los límites de lo racional y lo político, llegando a lo personal. Y se han impuesto a cualquier posibilidad de diálogo desde el respeto que todos y todas merecemos. Esto es algo que resulta imprescindible para avanzar en pro de ese objetivo común que es mejorar la educación pública.

Así estoy viviendo esta situación y en estas circunstancias creo que no puedo ser parte de una solución que, estoy convencida, terminará por alcanzarse.

Con el corazón en la mano debo decirte que siempre he creído y considero que en todas las facetas de la vida hay que actuar desde la empatía y el respeto a todas las personas. Desde la humanidad, en definitiva.

Escribo esta carta con una enorme tristeza, pero también desde la esperanza. A lo largo de toda mi carrera profesional como maestra he visto cómo se fortalecía nuestro sistema educativo y me he sentido parte de ese proceso. Nuestra escuela pública es el patrimonio más valioso que tenemos los asturianos y las asturianas. Estoy convencida de ello. Y estoy orgullosa porque lo hemos construido entre todos y todas, por encima de cualquier interés particular por muy legítimo que fuera, pensando siempre en sus destinatarios finales: nuestros niños y niñas, nuestros jóvenes.

Por eso me preocupa que este conflicto acabe deteriorando la confianza y la percepción de la sociedad asturiana sobre la educación pública. Es importante que recordemos que es un sistema que está en la actualidad a la cabeza de todas las evaluaciones nacionales e internacionales, no sólo en éxito académico sino también por su equidad.

Sin duda he cometido errores, como los comete cualquier ser humano. Pero también sé que nunca he tomado una decisión para agraviar ni despreciar a nadie. Todas y cada una han tenido como objetivo reforzar un sistema educativo que potenciara las capacidades de todo el alumnado, atendiendo también a su bienestar emocional, acompañando a las familias y a los docentes y respondiendo a las necesidades de la sociedad asturiana. Espero que cuando cese el ruido, se pueda reconocer todo el trabajo que hemos desarrollado.

También me gustaría tener unas palabras para mi equipo, para las personas que en estos años me han acompañado en esta emocionante experiencia, con las que he trabajado codo a codo y compartido ideales. Su apoyo ha sido inestimable. Sin ellas no hubiera podido asumir esta gestión. Del mismo modo, que no lo hubiera podido hacer sin la complicidad, la paciencia y el respaldo de mi familia.

Termino ya, presidente, agradeciéndote la confianza depositada en mí todos estos años. Estoy segura, conociéndote como he llegado a hacerlo en estos años, que entenderás estas razones que te estoy intentado trasladar hablándote desde el corazón y la convicción.

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