Seguridad Nacional advierte de que la mayoría de migrantes llegados en patera huyen del horror del Sahel
Un informe oficial alerta del intento de “agentes hostiles” de “instrumentalizar la migración” africana contra la UE


Casi tres de cada cuatro inmigrantes irregulares que entraron por vía marítima a España en 2024 (cuando se llegó al récord histórico, con 61.372, un 10,3% más que el año anterior) eran subsaharianos y la mayor parte venía huyendo del agujero negro en que se ha convertido el Sahel, la región al sur del Sáhara abandonada por las potencias europeas y bajo la hegemonía creciente de Moscú. Así lo constata el informe anual de Seguridad Nacional de 2024, remitido al Congreso, que aprecia “un cambio de paradigma respecto al tipo de inmigrante que llega a las costas españolas”. “Tradicionalmente”, explica, “era magrebí, mayoritariamente marroquí, mientras que actualmente es originario de países del Sahel”.
Dicha región africana, donde han proliferado los golpes de Estado y se ha extendido la presencia militar rusa en los últimos años, sufre el azote del terrorismo yihadista lo que, unido a la inseguridad alimentaria, provoca desplazamientos masivos de población. El cambio de tendencia se inició en 2023, cuando los subsaharianos sumaron el 62% de los inmigrantes irregulares llegados a las costas españolas, pero el año pasado se consolidó y supuso ya el 72%.
El Departamento de Seguridad Nacional asegura que “los países del Sahel se han comprometido a frenar las corrientes migratorias a través de sus territorios”, pero agrega que “la escasez de recursos y, probablemente, los esfuerzos deliberados de agentes hostiles a la UE y sus Estados miembros [en alusión velada a Rusia] para instrumentalizar la migración” irregular en contra de Europa, hacen prever que “la presión migratoria continúe, e incluso pueda intensificarse en el futuro”.

El informe incluye datos hasta ahora no publicados del Centro Nacional de Inteligencia (CNI) y del Ministerio del Interior, según los cuales el número de inmigrantes procedentes de Malí aumentó un 543% el año pasado, para convertirse en el primer grupo nacional entre los llegados en patera, con 15.261 personas. Los senegaleses, que en 2023 eran el colectivo más numeroso, se redujeron en un 45%, pero aun así fueron 11.824.
“El Sahel es una región crítica para España”, advierte el documento. “La vía atlántica se ha convertido en ruta preferente de entrada en España” y la crisis multifacética que azota la región tiene su epicentro en Malí, agrega. El Sahel es escenario “del 43% de los ataques terroristas” que se producen en el mundo. En la región operan dos grupos yihadistas; el JNIM, afiliado a Al Qaeda, y el ISSP, franquicia del Estado Islámico. El epicentro de la actividad terrorista está en el triángulo fronterizo entre Malí, Níger y Burkina Faso, pero se está expandiendo hacia el golfo de Guinea y se ha consolidado en países tradicionalmente más estables como Benín, Togo y, en menor medida, Ghana.
Frente a Francia, que ha cortado relaciones con las juntas golpistas del Sahel, España aboga por mantener “la interlocución con los regímenes militares [de la zona] con el fin de evitar un vacío de presencia europea que pueda ser aprovechado por terceros actores”, en referencia a Rusia y China.
El informe constata, sin hacer juicios de valor, una “mayor presencia de buques de la Marina rusa en el golfo de Guinea, en paralelo a su despliegue en Guinea Ecuatorial”, la antigua colonia española donde mercenarios rusos apuntalan el régimen del dictador Teodoro Obiang.
Más argelinos, menos marroquíes
La reconciliación de España con Marruecos, tras el cambio de posición del Gobierno sobre el conflicto del Sáhara, ha tenido un reflejo directo en las estadísticas sobre inmigración por vía marítima: por vez primera, los argelinos (que aumentaron en un 36% en 2024) fueron más (9.552), que los marroquíes, que bajaron un 50%, hasta quedar en sexta posición, con 6.945.
Aunque solo 2.804 inmigrantes eran mauritanos, este país —en cuya frontera “la presencia rusa es acusada”, subraya el informe— se ha convertido en la principal puerta de salida de quienes huyen del Sahel. De sus costas zarparon el año pasado 25.081 migrantes con rumbo a Canarias; frente a 13.217 desde Marruecos, un millar más que desde Argelia (12.038). Les siguen Senegal (8.970), Gambia (1.943) y Guinea Bissau (250).

El informe destaca que “el elevado número de llegadas” por vía marítima ha provocado un “alto nivel de estrés” a la red española de acogida, cuyos recursos están ocupados al 90%, lo que ha provocado la saturación crónica tanto del sistema de protección internacional como del de atención humanitaria. Tras Alemania, España es el país europeo con mayor número de solicitudes de asilo (165.398), subraya el informe. El hecho de que la mayoría de quienes llegan a Canarias ya no sean inmigrantes magrebíes, que quieren mejorar su situación económica, sino refugiados que huyen del terror y la hambruna del Sahel, debería elevar aún más las demandas de asilo.
Al igual que el año pasado, los flujos migratorios irregulares figuran en el tercer puesto de la relación de riesgos para la seguridad nacional ―tras la vulnerabilidad del ciberespacio y las campañas de desinformación― en la encuesta a más de 400 expertos que incluye el informe.
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