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Málaga llenará este verano más de 80.000 piscinas

Cada año se construyen 1.500 nuevas en una provincia a causa de su valor en un mercado inmobiliario desatado mientras los ecologistas critican que no se apueste por las públicas

Urbanizaciones en Benalmádena Costa del Sol
Nacho Sánchez

Málaga se dispone a llenar este verano más de 80.000 piscinas. El incremento reciente de estas instalaciones se ha disparado de la mano de la hiperactividad del mercado inmobiliario: cada año hay 1.500 más, según los datos del Catastro. Quienes invierten en casas para vivir en la Costa del Sol quieren tener una de uso privado y quienes lo hacen como segunda residencia en una urbanización buscan igualmente disponer de ella en las zonas comunes. Y no solo para disfrutarlas. También como activo porque las propiedades se devalúan si no cuentan con ellas, según explican desde el sector. A cambio, el aumento de la demanda ejerce más presión sobre los recursos del litoral, escasos y sujetos a ciclos de sequía cada vez más largos y recurrentes, motivos por los que los ecologistas piden más control. La fiscalía de Medio Ambiente destaca que construirlas sin licencia o en suelo rústico supone un delito urbanístico que ya ha acabado en distintas ocasiones en condena por la vía penal.

El poder de las piscinas como valor turístico quedó demostrado el año pasado. En marzo, la Junta de Andalucía anunció que debido a la sequía que sufría entonces, el litoral malagueño quedaba prohibido llenar las privadas y solo permitía hacerlo con las públicas y las ubicadas en hoteles. Apenas unas semanas después, rectificó. A pesar de la grave escasez que sufrían zonas como la Costa del Sol, se volvió a permitir su llenado a partir del 1 de junio. En septiembre, pasada la temporada alta de turismo, se volvió a prohibir. Ahora, tras un otoño húmedo y el marzo más lluvioso de los últimos años, los pantanos tienen el doble de reservas que en 2024 (superan el 60% de su capacidad), así que cualquier atisbo de restricciones para llenarlas ha desaparecido. Es lo que aprobó el Comité de Sequía hace unas semanas y lo que reflejaban estos días distintos bandos, como el del Ayuntamiento de Málaga, municipio donde hay algo más de 6.000 piscinas. En la provincia, el récord lo ostenta Marbella, que tiene 11.000 —un millar más que hace cuatro años— para 159.000 habitantes. Es decir, cuenta con una por cada 14 residentes, una de las ratios más llamativas de todo el país en grandes ciudades. Por provincias, la malagueña cuenta con una piscina por cada 22 personas, muy por debajo de la media de España, donde hay una por cada 37 habitantes. Madrid tiene una por cada 50 y Barcelona una por cada 56.

Jesús Vargas, profesor de la Universidad de Málaga (UMA) y portavoz del Observatorio de la Sequía.

El caso malagueño “es el resultado de un proceso histórico y descontrolado de planeamiento urbano muy vinculado a la construcción de segundas residencias o residencias vacacionales que no se adapta a las condiciones climáticas de la provincia”, asegura Jesús Vargas, profesor del departamento de Geografía de la Universidad de Málaga y portavoz del Observatorio Ciudadano de la Sequía, que cree que es un modelo que aumenta la presión sobre los recursos hídricos no solo por las piscinas en sí, también por las instalaciones de ocio y zonas verdes —con necesidad de riego— que suelen conllevar. Cree que es una fórmula “poco sostenible a medio o largo plazo” que “da la espalda a la realidad”. “A pesar de las experiencias de las últimas sequías y los efectos del cambio climático, este modelo no solo no se revierte, sino que se sigue consolidando en la provincia”, lamenta Vargas, que lanza una advertencia: “El verano se afronta en mejores condiciones que el año pasado, pero debemos seguir cuidando cada gota de agua que utilizamos”.

Que desde 2022 haya 1.500 nuevas piscinas cada año en Málaga es buen ejemplo de que ese modelo urbanístico no cambia. Al contrario, se intensifica consecuencia de un mercado inmobiliario disparado debido al incremento de la demanda, sobre todo tras la pandemia. “Para muchos compradores —especialmente internacionales— la piscina no se considera un lujo adicional, sino una expectativa básica vinculada al estilo de vida mediterráneo”, destaca Christopher Clover, es el consejero delegado y director gerente de la agencia marbellí Panorama Properties. El especialista que cree que la ausencia de piscina llega a eliminar directamente una propiedad del proceso de selección por parte del comprador y que, además, es un elemento que “justifica los precios más elevados”. Y lo es tanto en urbanizaciones de como en villas de lujo, donde el precio puede caer hasta en un 10% si no cuentan con esta instalación. “Es absolutamente imprescindible para que personas de cualquier nacionalidad compren una villa en la zona”, insiste Jimmy Widen, fundador de 3SA State, que cree que sin piscinas la Costa del Sol sería “menos atractiva como lugar de inversión”. Por eso, también hay numerosas reformas de todo tipo de casas —ya sean de premio medio, alto o lujo— para construir piscinas hasta en terrazas.

Delito penal

La evolución no solo afecta a la zona occidental —donde están municipios como Estepona, Marbella o Torremolinos—, también lo hace en la oriental. La comarca de la Axarquía es, de hecho, el paraíso de las piscinas: 13 de los 15 municipios con mayor ratio por habitante están allí, así como la mayoría de las 200.000 personas que el año pasado sufrían cortes nocturnos por la escasez de agua. En municipios como Arenas hay 470 frente a sus 1.200 habitantes, es decir, 2,5 por cada una. “Es paradójico que los pueblos de esta área se estén despoblando y, sin embargo, tengan tantas piscinas”, subrayaba Rafael Yus, portavoz de Ecologistas en Acción en la zona, quien sostiene que su construcción está ligado al turismo. Además, muchas se construyeron con el auge del ladrillo en el cambio de siglo y, aunque nacieron como ilegales, se convirtieron en legales con el paso del tiempo, la mirada de las administraciones en otra parte y un decreto de la Junta de Andalucía publicado en 2019.

Urbanizaciones de la localidad de Benalmádena (Costa del Sol), preparadas para su uso estival.

Aún hoy se sigue construyendo sin permiso. La Fiscalía de Medio Ambiente tiene varios casos pendientes de juicio, como la construcción de una piscina de 40 metros cuadrados sin licencia municipal y en suelo no urbanizable a las afueras de Cómpeta, según la calificación fiscal a la que ha tenido acceso EL PAÍS. Ello supone, en opinión del ministerio público, un delito contra la ordenación del territorio por el que solicita 18 meses de prisión para sus promotores, además de la inhabilitación para construir y promover viviendas, otros ese mismo, así como una multa de 4.320 euros. El fiscal de Medio Ambiente en Málaga, Fernando Benítez, destaca que procesos recientes como este han concluido en condenas por vía penal. “No es una cuestión menor, porque suelen indicar una utilización recreativa o residencial del suelo incompatible con el uso autorizado del suelo rústico”, destaca Benítez, que destaca que en el caso de llenar una piscina cuando está prohibido solo es una infracción administrativa.

“En una provincia con tanta costa y tantos problemas de abastecimiento de agua, me parece ilógico el incremento en la construcción de piscinas”, sostiene Benítez. “Pero es una mera opinión como ciudadano”, aclara el fiscal. “Igual que solo nos acordamos de Santa Bárbara cuando truena, solo nos acordamos del problema del uso indebido del agua cuando hay sequía”, añade. “Hay que tener más cuidado, poner más pautas. El agua es un recurso limitado y esencial. Es de todos y no solo para el divertimento de unos pocos”, sostiene Librada Moreno, portavoz de Ecologistas en Acción en la Costa del Sol. “No nos estamos adecuando al cambio climático que ya tenemos encima”, insiste Moreno, que cree que la “expansión sin límites” del número de piscinas en Málaga es “una barbaridad”. “Debe haber un crecimiento, claro, pero de las públicas para controlar el gasto y para garantizar el acceso de toda la población a este recurso”, concluye la ecologista.

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Sobre la firma

Nacho Sánchez
Colaborador de EL PAÍS en Málaga desde octubre de 2018. Antes trabajé en otros medios como el diario 'Málaga Hoy'. Soy licenciado en Periodismo por la Universidad de Málaga.
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