“El conflicto en Ucrania ha puesto de relieve las costuras de la industria de defensa”

Ha comenzado la semana grande para la industria militar en España. La Feria Internacional de Defensa (Feindef), que este año celebra su cuarta edición con un aumento considerable tanto en delegaciones internacionales, como en espacios expositivos y empresas participantes, arranca este lunes con el reciente anuncio del Gobierno de un aumento del gasto en Defensa de 10.471 millones de euros para alcanzar el 2% del PIB en inversión en Seguridad y Defensa este año al que se comprometió con la OTAN hace más de una década. Ángel Olivares, secretario de Estado de Defensa entre 2018 y 2020 y en la actualidad presidente de Feindef, recibe a EL PAÍS en sus oficinas de Madrid y ofrece una visión sobre lo que significó la invasión rusa de Ucrania en 2022, que cambió “de manera radical” el panorama internacional. “Puso de relieve las costuras de la industria de defensa” en Occidente.

Olivares, que conoce bien el sector de la defensa de sus años como número dos de la ministra del ramo, Margarita Robles, está convencido de que Vladímir Putin, desde que llegó al poder, “está en guerra con la Unión Europea” y que la invasión de Ucrania, de la que se acaban de cumplir tres años, ha generado una inestabilidad internacional muy difícil de superar porque “el tejido industrial europeo no estaba preparado para una guerra de alta intensidad”, como la que se vive hoy en día en territorio europeo.

Para superar estas debilidades industriales, sin embargo, Bruselas ha pisado el acelerador en el sector industrial de la defensa, y España, como cuarta economía de la UE, ha hecho lo mismo. “Es evidente que la seguridad en este momento no se puede restringir a un Estado. Es colectiva. La seguridad de España es la seguridad de la UE. Y la seguridad de Europa es la nuestra”, defiende Olivares que, precisamente por ese motivo, ve con buenos ojos la creación de un Ejército europeo. “Es un camino que hay que transitar”.

La de este lunes, martes y miércoles, es una cita “importantísima” para España porque pone al país en el centro de los negocios del sector, asegura. Tan solo ayer acudieron al evento unas 12.000 personas. “Feindef es, primero, un escaparate de la situación actual de la industria de defensa, muy volcado en la tecnología. Y, segundo, es el marco ideal que favorece el establecimiento de relaciones de confianza entre personas, instituciones y empresas (...). Y esa relación de confianza es la que facilita el acuerdo y las alianzas estratégicas”, espeta.

Son esos lazos los que Olivares defiende para poder tener una industria de defensa potente y, en la medida de lo posible, con cierta autonomía estratégica para depender lo menos posible de terceros. “Hay que ir hacia compras conjuntas [entre diferentes Estados aliados y socios] y al desarrollo de sistemas de armas fruto de acuerdos multinacionales”, como el FCAS ―un proyecto de caza de sexta generación que España está desarrollando junto a Francia y Alemania―, el Eurofighter ― un caza europeo en el que participan España, Reino Unido, Italia y Alemania― o el nuevo carro de combate europeo.

Los anteriores son tres proyectos en los que se unen socios comunitarios y aliados de la OTAN y en los que no está involucrado Estados Unidos, cuyo presidente actual, Donald Trump, ha marcado distancias con el resto de países de la Alianza Atlántica dejando patente que su principal interés no está en Europa, sino en el Indo-Pacífico y lanzando el mensaje a los aliados europeos que son ellos los que tienen que mirar por su propia seguridad. Es precisamente a través de estos proyectos como la UE intenta materializar su autonomía estratégica.

El principal problema a nivel europeo que este ex secretario de Estado socialista ve en la industria de defensa europea es su fragmentación; y en la española, su tamaño, que es pequeño. “La industria española está muy bien situada en cuanto a talento, en cuanto a costes y en cuanto a competitividad. Y está situada en un escalón inferior en cuanto a tamaño”, lamenta. Por ello, “se tiene que dar a conocer”, dice. Y esta feria, considera, es el lugar ideal.

Para superar la fragmentación, que afecta a casi todos los países del entorno, aconseja seguir la política de Estados Unidos de concentración de empresas de la defensa ―el campeón nacional, que el Gobierno de Pedro Sánchez está formando a partir de empresas como Indra―, pero prestando atención a las PYMES, que representan dos tercios del sector industrial de la Defensa en España. “No puede ser que los procesos de concentración empresarial reduzcan excesivamente la competencia y reduzcan la capacidad de iniciativa de las empresas emergentes y su flexibilidad”, aconseja; y anima al sector público y privado a “apostar mucho más en innovación e investigación”.

De ahí la importancia de este foro. “En Feindef se hacen relaciones que quizás, sin ella, llevarían un año”. La coyuntura internacional, la lluvia de millones para la industria y las oportunidades de cerrar contratos estratosféricos para empresas españolas y europeas han llenado las expectativas de esta edición. “Ahora mismo hay firmados contratos que comprometen los gastos del futuro por volumen de unos 50.000 millones de euros. No hay más estabilidad que esa”, ilustra contundente.

Este año se han aumentado de dos a cuatro los pabellones respecto de la anterior edición de 2023 ―la feria es bianual―, lo que representa un total de 60.000 metros cuadrados de espacio expositivo. Hay un 78% más de empresas con un total de 601 de las cuales 404 son españolas. Se aumenta de uno a siete los pabellones internacionales y se calcula la presencia de más de un centenar de delegaciones extranjeras de todos los continentes.

Ausencia de representantes de Israel

“El crecimiento [de Feindef] es importantísimo”, presume su presidente. Eso sí, las empresas israelíes, que suelen ser punteras en tecnología de defensa, no tienen presencia, anuncia Olivares, al que al hablar del tema se le torna el semblante serio.

A finales de abril, la Cadena SER adelantó que España había cerrado la compra a Israel de una partida de 15 millones de balas destinada a la Guardia Civil por valor de más de seis millones de euros. Un hecho que hizo tambalear el Gobierno de coalición por el rechazo frontal de Sumar y lo que representan este tipo de contratos en un contexto de agresión en la franja de Gaza, donde los bombardeos israelíes han provocado más de 50.000 muertos desde el 7 de octubre de 2023, cuando el movimiento islamista Hamás irrumpió en territorio israelí y llevó a cabo una matanza de 1.195 personas y secuestró a otras 251. Tras la crisis por este polémico contrato, el presidente Pedro Sánchez ordenó rescindirlo.

“No va a haber presencia de Israel en la feria”, anunciaba hace días Olivares. Hubo dos empresas invitadas, pero “se consideró después [de la polémica] que su participación no era conveniente. No van a participar”, zanja sin dar más detalles. Y en la inauguración de ayer lunes, ni rastro de ellas.