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Cómo identificar y eliminar las relaciones tóxicas de tu vida

Es importante, para buscar remedio, identificar correctamente las situaciones y a las personas que pueden provocarnos un impacto negativo en lo emocional

Cómo identificar y eliminar las relaciones tóxicas de tu vida

Alguna vez has tenido cerca a una de esas personas que te sumergen sin remedio, tras cada interacción, en un estado de profundo agotamiento, tristeza, inseguridad, confusión, frustración o extraña culpabilidad? ¿Una de esas personas que te hacen sentir imperfecto, defectuoso y poco valioso? Es posible que estés ante una persona que, para ti, es tóxica.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), una sustancia tóxica es aquella que al entrar en contacto con el organismo produce efectos nocivos para él. Es decir, se genera un malestar físico determinado que puede interferir en su correcto funcionamiento. Si bien el término “tóxico” para referirnos a personas genera sentimientos encontrados y opiniones dispares, desde que se empezó a utilizar en 1995 por la autora estadounidense Lillian Glass, con su best seller Toxic People, su uso se ha vuelto cada vez más habitual. Pero, aun así, ¿podemos afirmar que existen personas que son tóxicas por provocar en nuestro cuerpo un claro malestar y evidentes alteraciones emocionales y psicológicas? ¿O tal vez sería más adecuado referirnos a comportamientos tóxicos?

Si algo está claro es que no hay consenso ni unanimidad entre el colectivo de la psicología respecto a este término ni a su significado. Pero de lo que sí tenemos evidencia es de que determinadas relaciones y vínculos provocan en ciertos individuos un malestar que va más allá de la teoría. Síntomas como sentir culpa por escuchar sin descanso que lo haces todo mal, inseguridad y dudas ante cualquier decisión que se deba tomar, un miedo paralizante a equivocarse, ansiedad por no estar a la altura, celos irracionales o incluso pensamientos de suicidio suelen aparecer tras permanecer demasiado tiempo al lado de alguien que ejerce conductas de claro maltrato psicológico sobre otro individuo.

Por ello, la palabra “tóxico” puede ser muy útil para quien está sufriendo las consecuencias de ese tipo de (mal)trato, ya que permite comprender con más claridad por qué se está sintiendo tan mal, tan devastado o cada vez más destruido. No se trata de utilizar el término “persona tóxica” de manera indiscriminada, pero, cuando uno vive una realidad tan dura y compleja, comprender el origen de los síntomas puede ser muy liberador. En el entorno terapéutico hemos comprobado que cuando entiendes que tu sufrimiento es debido a las consecuencias de ese trato dañino y hostil, al lograr poner límites o alejarte de esa persona, todo cambia, todo mejora, los síntomas remiten hasta desaparecer por completo y se instala de nuevo la paz. Y no hay que olvidar que esas personas pueden estar en cualquier área de nuestra vida. Pueden ser familiares, amistades, compañeros de trabajo, jefes o pareja.

Los psicólogos lo vemos a diario en la consulta. Cuando llega un paciente con un cuadro depresivo o manifestando claros síntomas de ansiedad (insomnio, ideas catastróficas, obsesiones, dificultades para concentrarse, problemas digestivos sin causa aparente tras varias pruebas…), a menudo descubrimos que el origen está en el trato que reciben por parte de la madre, o por el abuso que soportan por parte de un jefe, o en esa relación de pareja que les está destruyendo la autoestima día tras día.

Poner nombre a aquello que nos está ocurriendo, a aquello que estamos sintiendo, aporta claridad, da seguridad y ayuda a definir cuál es el mejor camino a seguir. No se hace con la finalidad de destruir, juzgar, culpar o perjudicar a nadie, sino, simplemente, para poder avanzar tomando las decisiones que más nos beneficien, comprendiendo que cada uno es como es debido a las experiencias que ha vivido. Entendiendo que esa madre ha sido algún día una niña que tal vez creció en un entorno hostil y carente de amor. Entendiendo que ese jefe habrá sufrido mucho antes de convertirse en el ser tan tirano que es hoy. Tampoco se trata de aprobar o justificar sus actos. En absoluto, pues la mayoría de ellos no tienen justificación alguna. Pero es una información que nos ayuda a comprender que probablemente están dañados y que no son conscientes de lo que hacen o del daño que provocan en los demás, a pesar de que nosotros igualmente debemos aprender a protegernos y poner distancia.

Por lo tanto, ¿podemos considerar tóxica a la persona que creó en otra esos síntomas? Aunque el término siga siendo una fuente de controversia, la práctica clínica nos demuestra que el abuso, la violencia, la manipulación, el desprecio o la invalidación claramente crean en quien lo sufre un malestar físico en su cuerpo que condicionará su correcto funcionamiento y, por lo tanto, se trata de algo que sí puede definirse como tóxico. Aun así, no es tan importante el término en sí como la comprensión de lo que este significa. Lo que verdaderamente importa es, sin ninguna duda, identificarlo, reconocerlo y comprenderlo para que así seamos capaces de hacer cambios, pedir ayuda o buscar las herramientas que nos permitan sanar las heridas y el malestar que este tipo de personas y relaciones hayan creado en nosotros. 

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