Ir al contenido
_
_
_
_

De Girona para el mundo: la empresa catalana de alpargatas que no para de crecer

Toni Pons, una empresa familiar que rejuvenece sin perder sus raíces en manos de su tercera generación

Toni Pons

El zapato más antiguo que haya pisado nunca suelo europeo (el del sur, al menos) tiene 6.200 años. Todavía podría calzarse, un diseño prehistórico funcional, pero tan atemporal que hoy pasaría por pieza de artesanía contemporánea: la suela de fibra vegetal enrollada en ergonómica forma de ocho, una tira trenzada para sujetar el talón, otra para amarrar el empeine, tal que la de una chancla. “Destaca por la complejidad de su elaboración y el conocimiento técnico que revela, aportando información sobre una sociedad que conocía el entorno, seleccionaba materias primas y desarrollaba soluciones prácticas adaptadas a sus necesidades”, expone el equipo de jóvenes investigadores de la Universidad de Alcalá, en colaboración con la Autónoma de Barcelona, que hizo el hallazgo en la cueva de los Murciélagos de Albuñol, en la costa granadina, en 2021. Ahí estaban, una veintena de sandalias de esparto perfectamente preservadas para la eternidad por las excepcionales condiciones de humedad cero de uno de los yacimientos arqueológicos más importantes del Neolítico en la península Ibérica. El par de mayor relevancia, por elaboración y estado de conservación, tiene ahora su sitio en el Museo Arqueológico Nacional de Madrid.

Alpargata destalonada de la colección Costa Brava.

“Recuerdo ver la noticia y quedarnos maravillados, porque era tal cual la suela de una alpargata. Siempre habíamos pensado que el origen de nuestro producto databa del 1300, que es cuando aparece por primera vez descrito en documentos como calzado usado por campesinos y soldados, pero no que se remontara tan atrás en el tiempo”, dice Claudia Bermejo, directora de comunicación de Toni Pons, la histórica firma catalana que acaba de rescatar el milenario modelo (el catalogado como MAN610, concretamente), replicándolo de acuerdo con las técnicas de la época en su sede de Girona. “Por nuestra identidad y carácter mediterráneo, el hallazgo, testimonio de la creatividad y habilidad de las primeras comunidades de agricultores de la zona, supone un hito. Nos pusimos en contacto con el equipo de investigadores para exponerles la idea y su respuesta fue igual de entusiasta, también porque es una manera de divulgar su trabajo”, explica Bermejo, formada como socióloga. De la sinergia entre marca y arqueólogos ha resultado el proyecto El origen de la alpargata, adscrito al programa Mutermur del área de Prehistoria de las universidades madrileña y barcelonesa, que quiere visibilizar y revalorizar el estudio holístico de la cueva de los Murciélagos de Albuñol extrapolándolo de los museos: mano a mano entre Anna Homs, la veterana investigadora textil que proporcionó las claves de la elaboración, y Miquel Quer, maestro zapatero de Toni Pons, se reprodujeron las sandalias de esparto que han estado expuestas este verano en algunas de las tiendas de la firma.

Jordi Pons, tercera generación de la familia fundadora de la marca.

“Es como tender un puente entre el pasado y el presente. Rendimos homenaje a nuestros ancestros y a un calzado que está vinculado a nuestra cultura e identidad, a la vez que ponemos en valor la artesanía como legado cultural que trasciende generaciones”, concede Jordi Pons, él mismo tercera generación al frente de la empresa que fundó su abuelo, Antoni Pons Parramon, en Osor (comarca gerundense de La Selva) en 1946. No es que estuviera predestinado a ella, pero casi. “Al final es la empresa de casa, la que empieza el abuelo y que has vivido desde pequeño. Yo había estudiado Empresariales, por si había esa opción aunque tampoco era una prioridad, pero todo se precipitó en 2012 por motivos familiares. Tenía 24 años recién cumplidos, trabajaba en una auditoría en Barcelona y ese verano lo dejé y me vine para acá”, cuenta el que es director general de Toni Pons desde 2016, cuando su padre le pasó el testigo. Bajo su liderazgo, el negocio ha dado un salto exponencial: de los 8 millones de euros que vendía entonces en el canal multimarca a los 31,5 millones que facturó el pasado ejercicio merced a la red de puntos de venta propios y franquicias, que ya suman 52 repartidos por todo el globo (en total, la marca tiene representación en más de 90 países). “Mi padre me dijo una vez: ‘La manera en la que trabajamos nos da para retirarnos a los trabajadores que estamos ahora, pero si quieres que los de tu generación también se jubilen aquí se tienen que probar cosas nuevas’. Y en eso he estado”, cuenta el joven empresario, que acaba de cumplir los 37.

Uno de los maestros zapateros muestra cómo se finaliza a mano el cosido de la alpargata.

Insiste Jordi Pons en que su empeño ha sido la progresiva apertura de tiendas propias —las españolas y la portuguesa de Lisboa de gestión directa— y la expansión digital, market places electrónicos incluidos, que complementan la que hasta la fecha ha sido su principal línea de distribución, el canal multimarca, que aún representa la mitad del negocio. Lo hace para poner en valor la labor de su antiguo jefe, su progenitor, Antoni Pons, auténtico adalid de la internacionalización de la firma, que comenzó en 1991 poniendo una pica comercial en Francia. “Él me enseñó que para crecer es tan importante la credibilidad como la honestidad y la proximidad. Al fin y al cabo, las empresas las conforman las personas que trabajan en ellas. Humanizar las marcas, saber quién está detrás, es muy importante. Eso y tener vocación de servicio, que es como en realidad concebía su trabajo”, explica.

Los  almacenes de la marca, que se han quedado pequeños para su volumen de producción.

De ese querer servir a la sociedad da fe, sobre todo, el firme propósito de seguir produciendo de manera local, que no, no es fácil. En la década de los sesenta del siglo pasado, la ausencia de mano de obra especializada puso en un brete a la empresa, que luego tuvo que vérselas igualmente con la deslocalización de las manufacturas. “El oficio ha ido desapareciendo. Muchos talleres se fueron yendo, y comenzó a faltar todo lo que rodea a la fabricación: si a mi abuelo se le estropeaba la aguja del telar tenía que ir a buscar el repuesto a Elche”, expone el nieto. Hoy, Toni Pons fabrica entre La Rioja, Murcia y Alicante. “El tejido, las telas del forro y de la planta, los elásticos, el foam entre planta y suela, que además va vulcanizada en goma… Resulta imposible hacerlo todo en un único sitio”, revela. Las alpargatas, por cierto, hace mucho que no son de ese áspero esparto típicamente mediterráneo al que remite su nombre (de origen árabe, mientras que esparteñas es el equivalente castellano del catalán espardenyes), sino de yute, mucho más flexible.

Mariona Pérez Bach, directora de producto.

De un volumen anual cifrado en 1,5 millones de pares de zapatos, un millón son alpargatas. El resto se reparte en varias líneas que diversifican el producto: zapatillas de estar por casa y deportivas, bailarinas, botines y las exitosas botas de agua. “Sin ser una etiqueta disruptiva, tienes que sorprender de alguna manera al consumidor”, dice el director general, que informa de cápsulas especiales como la colaboración con la firma de moda barcelonesa Sita Murt o colecciones continuadas como la de novias o la bautizada Costa Brava, tributo a las raíces mediterráneas y best seller de casa. Junto a la clásica Orígens, sigue cosiéndose a mano.

Uno de los modelos más clásicos de alpargatas de la firma Toni Pons, inspirado en las típicas 'espardenyes'.

A mediados de julio, Toni Pons era reconocida como la mejor marca de calzado y marroquinería en la segunda edición de los Premios de la Academia de la Moda Española. “El nuestro es un calzado con denominación de origen, y ser experto en un producto que viene de tu territorio te da fuerza y coherencia como marca y a la hora de contarla”, concluye Pons. El año que viene, la empresa familiar celebrará su 80º aniversario con un cambio de sede. Una localización cercana a la actual en la capital gerundense, pero mucho más ambiciosa en espacio (más de 13.000 metros cuadrados de almacén y 3.000 de oficinas). Ya lo dice él: “Lo merece. Porque hacer un producto con historia en una empresa con historia, importa”.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Rellena tu nombre y apellido para comentarcompletar datos

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_