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Entre el coleccionismo, la mitomanía y la moda: el pujante negocio de las camisetas históricas de fútbol

Las nuevas tendencias en ropa urbana y la pasión por las grandes estrellas del fútbol ha multiplicado el valor de las elásticas ‘vintage’, que toman a la vez la pasarela y las casas de subastas

Camisetas de futbol

Puede que ya no te atrevas a bajarte al bar con ella, pero tu vieja camiseta de fútbol podría arreglarte las vacaciones. Un informe de la plataforma digital Oddspedia, que compara datos y precios en torno al deporte, lo confirma. Recopilando el valor real de camisetas históricas a partir de subastas y páginas de compraventa, muestra que una camiseta de Gonzalo Higuaín utilizada en El Clásico de 2008 y otra de Sonny Anderson en la Champions 1998-1999 se están vendiendo a 1.896 euros. También alcanzan cifras considerables David Beckham (1.777 euros) o Leo Messi (1.777 euros). El reclamo no necesita eslóganes: nostalgia, escasez y autenticidad juegan en el mismo equipo.

Este tráfico emocional con forma de prenda esconde un negocio mucho más grande de lo que sugiere la visión de unas zamarras raídas de primitivos tejidos técnicos. Según la consultora Business Research Insights, el mercado global de camisetas deportivas alcanza los 6.840 millones de euros este año. Para 2033 se espera que roce los 10.570 millones. El FC Barcelona lidera en ingresos por merchandising, con 179 millones anuales, 34 más que el Real Madrid. No sorprende que el club azulgrana encabece también la oferta de camisetas antiguas (1.039 unidades identificadas por el citado estudio). Tampoco que Messi —con 687 prendas circulando— sea el rey Midas de este bazar.

La palabra clave que agita las carteras es matchworn. Se utiliza para identificar prendas usadas por jugadores en partidos. La camiseta de Higuaín que aún arrastra el barro del Bernabéu quintuplica el valor de otra idéntica, salida del almacén sin estrenar. La cima de este culto la firmó Diego Maradona: su camiseta de la Mano de Dios en México 86 se subastó en Sotheby’s por 7,1 millones de libras (más de ocho millones de euros) en 2022. Récord absoluto para una prenda deportiva.

¿Cómo saber si esa reliquia de tu armario es una mina o un trapo? Lo más probable es que esté en un terreno intermedio. Los expertos recomiendan cuatro pasos. Primero, mirar la etiqueta: marcas como Nike, Adidas o Kappa incluían año y código de modelo. Las utilizadas por los jugadores suelen llevar serigrafías de felpa, no de vinilo. Segundo, cruzar el dorsal con la plantilla titular. Tercero, documentar el estado: manchas y rozaduras juegan a favor si prueban uso profesional. Cuarto, acudir a marketplaces especializados (como Classic Football Shirts o Vintage Football Shirts) que autentifiquen la prenda. Cobran comisión, pero te libran del fraude. Los precios fluctúan como el Ibex, por lo que también hay pinchazos: la elástica del Villarreal de 1999 ha bajado de 200 a 110 euros en un año.

A este culto de la prenda se ha sumado una tendencia estética que los forofos de toda la vida no vieron venir: el blokecore. Un estilo que mezcla camisetas de fútbol (mejor de temporadas pasadas) con vaqueros rectos, zapatillas retro y cierta actitud despreocupada. La imagen de referencia es la camiseta del Arsenal con publicidad de JVC, o de la Fiorentina con Nintendo (auténtico unicornio coleccionista), sin necesidad de disfraz ni ironía. El término se popularizó en TikTok y ha sido adoptado por marcas como Adidas, que lo ha incorporado a campañas como Stadium to Street (del estadio a la calle). Su éxito tiene que ver con cómo convierte una prenda funcional en símbolo de identidad y estilo urbano. Para quien vende, es un contexto perfecto: sirve al fan para vestir como quiere y al coleccionista para justificar el gasto.

Y queda la última variable: la elástica más valiosa es aquella que aún no sabe que lo es. Miles de armarios esconden piezas por descubrir.

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