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*EL PAÍS VIAJES es el programa de viajes de autor en colaboración con azulmarino en el que expertos de distintos ámbitos nos acompañan en cada travesía. Desde esta sección recomendamos los destinos más atractivos que se pueden contratar. Para más información sobre nuestros itinerarios pincha aquí.

Lin Meng: “Los viajes de EL PAÍS Viajes a China están hechos para viajeros que quieren saber más del país”

Viajar a China de la mano de un local tiene grandes ventajas si lo que quieres es profundizar y aprender más sobre la cultura y la historia del país

Lo sabe bien Lin Meng, experta en viajes internacionales y gestión cultural, y una de las prescriptoras de EL PAÍS Viajes que acompaña a los viajeros por los itinerarios más exclusivos en China. Lin Meng es una caja de sorpresas, su trayectoria vital a caballo entre Europa y China la convierten en una rara avis. Ha dedicado su carrera a la traducción, interpretación y gestión de eventos internacionales, pero también está diplomada en inglés y español por la Universidad de Estudios Extranjeros de Pekín y en Turismo por la Escuela Oficial de Turismo de Madrid, además también ha realizado estudios de posgrado en Gestión Hotelera y Comunicación Intercultural. De ahí, que fuera escogida para trabajar como intérprete de español y chino tanto con la Embajada China en España, como con el Comité Olímpico Español y en el Ministerio de Sanidad de España. Lin, como la llaman sus amigos, se define más que bilingüe como bicultural y le encanta decir que es una auténtica fanática del deporte. Formó parte del equipo de planificación y logística de los Juegos Olímpicos de Pekín 2022, donde coordinó la logística de las sedes de Salto de Esquí y Esquí Alpino. Asimismo, participó en la organización de los Juegos Asiáticos de Hangzhou 2023.

En esta agenda tan apretada, y entre viaje y viaje, ha encontrado un hueco para poder hablar tanto de los viajes que estará realizando con EL PAÍS Viajes, como de su país, del que sigue sintiéndose muy orgullosa. En 2024, se desempeñó como adjunta a la directora de Logística en la cobertura de las Ceremonias de Apertura y Clausura de los Juegos Olímpicos de París. Y ya está preparándose para los próximos, que serán en la ciudad de Milán este año 2026.

Pregunta. Este es tu segundo año como experta en EL PAÍS Viajes, pero anteriormente ya habías trabajado como guía. ¿Cómo fue la experiencia en tu primer viaje con EL PAÍS Viajes?

Respuesta. La experiencia fue muy buena, sobre todo por la gente. Creo que quien elige este tipo de viaje quiere conocer China de verdad y tiene muchísima curiosidad. Hay viajeros que se conforman con ver Pekín, Xi’an o Shanghái, pero el viaje que proponemos es mucho menos convencional y está pensado para quienes quieren ir más allá: hacen preguntas, se interesan y quieren entender, especialmente, cómo ha sido la transformación económica y social del país y el proceso que ha llevado a China a ser lo que es hoy.

P. ¿Qué es aquello que crees que les interesa saber más de China?

R. Les sorprende mucho cómo China puede ser un país socialista —o, como muchos lo perciben, comunista— y, al mismo tiempo, tener un desarrollo económico tan ligado al capitalismo. Quieren entender esa aparente contradicción y cómo se ha producido ese crecimiento. Esa es precisamente la parte que yo aporto a los viajes: gracias a mi experiencia en reuniones comerciales con muchas empresas, puedo explicarlo con bastante claridad.

P. ¿Qué lugares les gustan más del viaje?

R. Tengo que decir que Pekín: la plaza de Tiananmen y la Gran Muralla; y también Xi’an, con el Museo de los Guerreros de Terracota. Aunque puedas ver exposiciones o documentales, no es lo mismo estar allí y conocer la historia en el propio lugar. También les impresionan mucho las montañas del parque nacional de Zhangjiajie, que inspiraron la película Avatar, porque el paisaje es realmente espectacular. Y luego está Shanghái. Yo siempre digo que Shanghái es el mejor ejemplo de los últimos cuarenta años de reforma económica y política de China. Hace cuatro décadas era poco más que un pueblo de pescadores y hoy concentra algunos de los edificios más emblemáticos del país. El paseo nocturno en barco es, sin duda, una de mis experiencias favoritas en China, y me encanta compartirla.

P. ¿Y tu destino favorito también es Shanghái?

R. No, mi destino favorito es Pekín, seguramente porque he vivido allí muchos años. Pero también me encanta Chengdu, una ciudad que ha sabido conservar la tradición y la naturaleza sin renunciar a la modernidad. Es un lugar muy equilibrado, con identidad propia, y representa muy bien esa mezcla tan característica de la China actual.

P. ¿Qué es lo que se va a visitar este año con EL PAÍS Viajes?

R. Este año mantenemos en la ruta la visita a las montañas que inspiraron Avatar y haremos un crucero por el río Yangtsé, el tercer río más largo del mundo. También conoceremos ciudades como Chongqing, que es una de mis favoritas, y nos adentraremos en la China más profunda, recorriendo pueblos y conociendo a su gente en dos provincias históricas: Sichuan y Yunnan. Además, visitaremos la zona tibetana. Para mí, la meseta del Tíbet es espectacular, porque allí nacen tres de los ríos más importantes de Asia. En conjunto, es un viaje de inmersión total en la cultura china: gastronomía, paisajes, costumbres, personas y religión.

P. El plus de estos itinerarios es que a los viajeros los acompaña una local. Aunque vives ahora en España y conoces muy bien la cultura occidental, naciste y te criaste en China. ¿Cómo fue tu infancia en la época de Mao?

R. Nací en 1971 y Mao Zedong murió en 1976, así que mis primeros recuerdos son de una infancia materialmente pobre. No porque mi familia lo fuera, sino porque el país lo era. Tras la Revolución Cultural, entre 1966 y 1976, la gestión económica dejó a China en una situación de mucha miseria y con racionamientos muy duros. En casa —mis padres, mi hermana y yo— teníamos derecho a un kilo de carne al mes por familia. Mi madre compraba cien gramos de carne picada para hacer raviolis, porque en el norte de China se come mucha pasta, aunque exista el estereotipo del arroz. Era barato y llenaba.

También había racionamiento de telas. Yo era bastante alta y hacía mucho deporte, así que mi madre tenía que añadir trozos de tela a la ropa para que me durara. Para el Año Nuevo chino, mi mayor ilusión era estrenar ropa. Es la fiesta más importante del año y, aun así, teníamos que pelearnos en el almacén estatal porque no había suficiente comida para todos. Levantabas el cupón y la dependienta te daba lo que podía, entre empujones y prisas. Por eso siempre digo, medio en broma, cuando los viajeros me comentan que en China no se respeta mucho la cola, que quizá lo llevamos en las venas: durante años, si no te espabilabas, no comías.

P. Aun así recuerdas una infancia feliz…

R. Sí, a pesar de todo, recuerdo una infancia feliz. Siempre me sentí muy querida por mis padres. Mi interés por el español me viene de mi padre. En los años sesenta, cuando Mao y Fidel Castro mantenían una buena relación, se enviaban comisiones a Cuba y mi padre estuvo allí recibiendo clases. Él estudiaba español.

P. ¿Y en qué parte del norte de China te criaste?

R. Nací en la tierra de Confucio, en la provincia de Shandong, situada al noreste del país, con costa en el mar de China y frente a Corea del Sur. Nací en la capital, Jinan, pero cuando era muy pequeña trasladaron a mis padres a Pekín, así que en realidad me crié allí.

P. ¿Cuándo recuerdas tu primer viaje?

R. Mi primer viaje largo fue en 1993, cuando vine a España. Antes ya había viajado dentro de China, pero quería ver cómo vivía la gente fuera de mi país. En China estudié Filología Española e Inglesa y, ya en España, estudié Turismo gracias a una beca de Turespaña. Estoy muy agradecida a España y a los españoles: siempre me he sentido muy bien acogida aquí.

P. De todos los países que podías escoger, te llamó la atención este. ¿Por qué?

R. Me atraía porque era un país europeo y porque el idioma español ya formaba parte de mi vida. Mi padre hablaba español y traducía obras literarias españolas, como Platero y yo, de Juan Ramón Jiménez, o Fortunata y Jacinta, de Benito Pérez Galdós, así que crecí muy cerca de esa cultura. Además, en los años ochenta, España era un país muy interesante por su transición a la democracia y por la apertura cultural que estaba viviendo. Todo eso me resultaba muy cercano y atractivo.

P. ¿Por qué escoges la carrera de Turismo?

R. Escogí Turismo porque es una de las mejores formas de conectar países y personas. Empecé en este sector precisamente por eso, porque siempre he tenido curiosidad por saber cómo vive la gente en otros lugares. El turismo es una herramienta de comunicación muy poderosa, capaz de acercar culturas. Recuerdo que en la Escuela Oficial de Turismo de Madrid una profesora me dijo que el turismo puede ayudar a cumplir los sueños de las personas, y tenía toda la razón.

P. Terminas la carrera y empiezas a trabajar como guía de viajes, pero más tarde terminas trabajando para la embajada también…

R. Sí, en los años noventa empecé a acompañar a grupos a China. Además de trabajar como guía, también lo hacía como intérprete. A principios de los años 2000, en un momento de buena relación comercial entre China y España, contacté con la Embajada de China en España y empecé a colaborar como intérprete en el ámbito del intercambio comercial y cultural. Para trabajar con China es fundamental conocer bien la cultura y, en muchos casos, contar con un mediador cultural que evite malentendidos. Yo he tenido la suerte de conocer ambas culturas de cerca.

P. Culturalmente somos muy distintos, ¿no?

R. Sí, culturalmente somos muy distintos. China es un país muy complejo y hay que entenderlo bien. Por ejemplo, en las delegaciones comerciales con las que he trabajado, uno de los malentendidos más habituales es que en China rara vez se dice un “no” de forma directa. Cuando decimos “lo vamos a considerar” o “lo vamos a estudiar”, muchas veces la realidad es que es un no. En cambio, si hacen preguntas, es porque hay interés; si no preguntan, normalmente no lo hay. También hay diferencias importantes en aspectos como la puntualidad, que es muy importante en China, o el trato de “usted” en lugar de “tu”, en España es habitual tutear, pero en un contexto comercial con China eso no funciona: es mejor mantener siempre un trato formal.

P. ¿Cuándo te instalas, oficialmente, en España?

R. Me instalé oficialmente en España en 2014, cuando llegué a Madrid. Antes había estado viviendo en Pekín, en una de las peores épocas de contaminación. Había meses en los que apenas se veían un par de días de sol. Aunque China empezó a cambiar a raíz de los Juegos Olímpicos de Pekín 2008, en aquel momento todavía era difícil vivir allí. Mis dos hijos no podían hacer educación física al aire libre y ni siquiera el propio gobierno lo recomendaba. A partir de los Juegos, muchas fábricas se trasladaron fuera de la ciudad y el país empezó a tomar verdadera conciencia de la importancia del medio ambiente.

P. Para ti los juegos olímpicos son importantes. Participaste en los Juegos de Invierno de Beijing de 2022.

R. Sí, los Juegos Olímpicos han sido muy importantes en mi trayectoria. He participado en los Juegos de Invierno de Pekín 2022 y en los de París 2024, y ahora me preparo para los de Milán 2026. Siempre me ha gustado el deporte: de pequeña practiqué salto de altura y también jugué al baloncesto. En los Juegos he trabajado fundamentalmente en el área de servicios logísticos.

P. ¿Qué te ha aportado tu paso por los Juegos Olímpicos y qué esperas con ganas de los próximos en Milán? ¿Qué es aquello que te hace más ilusión?

R. Los Juegos me han aportado la oportunidad de formar parte del evento deportivo más grande y complejo que existe hoy en el mundo. Vivirlo desde dentro te permite entender el enorme nivel de dedicación y esfuerzo de los atletas, una auténtica lección de constancia y vocación por alcanzar un objetivo. También ha sido muy enriquecedor trabajar junto a algunos de los mejores profesionales de las transmisiones deportivas internacionales, en un entorno profundamente multicultural, que aporta valores y aprendizajes constantes y resulta muy inspirador.

Y de cara a Milán, me ilusiona especialmente Italia: una fuente inagotable de cultura e historia milenaria. Además, Milán es una de las grandes capitales mundiales del diseño y la moda… ¿Qué puede haber más motivador?

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Sobre la firma

Sara Andrade Abad
Periodista especializada en viajes. Desde 2024 es redactora de EL PAÍS Viajes, sección de viajes de autor con Azulmarino. Colabora en Condé Nast Traveler y en la web de Informativos Telecinco. Es licenciada en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona y Máster en Reporterismo Avanzado en la Universidad Ramón Llull de Barcelona.
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