Más allá del Camino de Santiago: otros 19 peregrinajes, senderos y caminos europeos igual de interesantes
Entre las rutas de este continente que llevan a miles de personas a ponerse en marcha anualmente, aquí proponemos unas alternativas que van desde la Via Podiensis, en Francia, hasta la Vía Transilvánica, en Rumanía, pasando por Italia, Portugal y el Reino Unido, entre otros

Puede haber muchos motivos para emprender una peregrinación, desde encontrarse a uno mismo hasta hallar a Dios, o seguir los pasos de ciertos héroes o personajes históricos. El Camino de Santiago es la ruta de peregrinación más clásica en Europa desde hace más de 1.000 años, pero hay muchas otras peregrinaciones en el continente europeo además de rutas, caminos y vías igual de interesantes.
Entre las rutas europeas que llevan a miles de personas a ponerse en camino anualmente, aquí proponemos 18. Entre ellas, destacan la francesa Via Podiensis o la italiana Vía Francígena. Otra opción es la peregrinación a Altötting en Alemania o a Fátima en Portugal. También se puede optar por dos senderos en países escandinavos: el Camino de San Olav (Noruega) y el Camino de San Enrique (Finlandia); o por descubrir la isla del Reino Unido a través de la South West Coast Path (Inglaterra) o el Camino de St. Cuthbert (Escocia). Y en Europa del este la más reciente y conocida es la Vía Transilvánica, en Rumanía.
Rutas por Francia
La Via Podiensis
Con el bastón de peregrino y la concha en el sombrero, la Via Podiensis de Francia también lleva hasta Santiago de Compostela. Son 700 kilómetros entre la ciudad de Le Puy en-Velay, en la región de Auvernia, y San Juan de Pie de Puerto, al pie de los Pirineos, pasando por el pueblo de Saugues. La Podiensis es la más famosa y antigua de las cuatro rutas jacobeas francesas principales: se remonta al año 950 después de cristo, cuando Godescalc, obispo de Le Puy, acompañado de un numeroso séquito, emprendió su viaje hacia la tumba del apóstol encomendándose a la Virgen de Notre-Dame du Puy.

Le-Puy-en-Velay tiene algunos hitos impresionantes, como la capilla de Saint Michel d’Aiguilhe, encaramada en la cima de una roca volcánica de 85 metros de altura, la catedral de Notre-Dame du Puy o la estatua de Notre-Dame que domina la ciudad. Y la empedrada calle principal de San Juan de Pie de Puerto, una ciudad amurallada, es uno de los puntos de encuentro de senderistas de todo el mundo.
El variado paisaje de brezales, hayedos y pinares, así como las antiquísimas iglesias y pequeñas ciudades como Estaing o Conques, al borde del camino, compensan las subidas y la multitud de peregrinos. Se suele completar en unas cinco semanas.
La peregrinación a Lourdes
Ya la mera palabra, Lourdes, es sinónimo de peregrinaje porque esta ciudad cercana a los Pirineos es famosa en todo el mundo por su santuario católico mariano. Pero no hay peregrinaje sin milagro. Según la leyenda, en 1858 la Virgen María se apareció a Santa Bernandita Soubiroud en la gruta de Massabielle. Estas apariciones se convirtieron en un importante centro de peregrinación y se han asociado con numerosos milagros y, el agua de la fuente que allí mana es capaz, supuestamente, de curar a los enfermos. Gracias a la leyenda, los alrededores de la fuente, así como las tres grandes iglesias, reciben anualmente a millones de peregrinos, muchos de los cuales esperan, también, un milagro.

La peregrinación a Lourdes puede hacerse también como excusa para atravesar a pie los Pirineos y cruzar una de las regiones más atractivas de la frontera entre España y Francia. Y, muy cerca de la ciudad, merece la pena detenerse en Pau, o en los pueblos-balnearios de las montañas, como Cauterets.
Más información en el libro 1000 experiencias únicas en Europa de Lonely Planet o en la web www.lonelyplanet.es
Rutas por Italia
La Vía Francígena
La frase “todos los caminos conducen a Roma” se hace realidad con la Vía Francígena, uno de los caminos europeos favoritos de los peregrinos desde hace cinco siglos. Esta ruta, tan larga como el Camino de Santiago, recrea la que realizó el obispo de Canterbury hasta Roma para reunirse con el papa Juan XV a finales del siglo X. La vía atraviesa cuatro países (Reino Unido, Francia, Suiza e Italia), a los que se suman los metros dentro del Vaticano que se recorren hasta llegar a la Basílica de San Pedro.

La Vía Francígena, que se puede hacer a pie o en bicicleta, por carreteras rurales, senderos de montaña, carreteras secundarias y caminos de herradura, pasa por impresionantes iglesias francesas, espectaculares parajes de montaña suizos y por regiones tan turísticas como la Toscana. En total, más de 2.000 kilómetros, para los que hay que estar preparados física y mentalmente, sobre todo si se emprende desde Canterbury. El tramo más frecuentado es el último, el que va desde la frontera suiza, pasando por la p hasta Roma, en general, y en particular los kilómetros que atraviesan la Toscana y pasan por los pueblos de San Gimignano o Monteriggioni, las termas de Gambassi, la encantadora Abbazia di Santa María Assunta a Conèo o la Chiesa di San Martino.
La mejor época para recorrerla es a finales de primavera. Por toda la ruta hay pensiones, lugares de agroturismo, campings y hoteles. También hay albergues de peregrinos, iglesias y pensiones que ofrecen alojamiento a cambio de un donativo.
El Camino de San Francisco

Sin dejar la Toscana podemos caminar por otra de las rutas “santas” de peregrinación más genuinamente italianas: el Camino de San Francisco, que nos llevará a Asís, siguiendo las huellas de Giovanni di Pietro di Bernardone —más conocido como San Francisco de Asís—, una de las figuras religiosas más prominentes de Italia, que pasó casi toda su vida de peregrinación por la Toscana oriental difundiendo el Evangelio. Sus andanzas le llevaron hasta la ermita de La Verna en 1224 donde recibió los estigmas. A partir de entonces, el Santuario de La Verna, situado en un rincón remoto del Parque nacional de Foreste Casentinesi, sobre una elevada formación rocosa y entre hayas, se ha convertido en un lugar de peregrinación al que se puede llegar desde Florencia a pie en seis días o en coche en pocas horas. El histórico complejo incluye el Corridoio delle Stimmate y la Cappella delle Stimmate, de 1263, adornada con la gloriosa Crucifixión (1481) de Andrea della Robbia.
El Camino de San Francisco se puede hacer partiendo desde el norte: con las ciudades de Florencia o Rimini como inicio; o desde el sur saliendo de Roma. El itinerario debe ser a pie, en bicicleta o a caballo, y une varios puntos de la Toscana, como el municipio de Arezzo, que dan testimonio de la vida y la predicación del Santo de Asís.
Rutas por Alemania
El Mauepark y el Camino del Muro de Berlín
Esta ruta no es una peregrinación religiosa, sino política o, más bien, cultural. Donde el alambre de espino y las patrullas vigilaron, de 1961 a 1989, la frontera entre los barrios de Prenzlauer Berg y Gesundbrunnen —llamada “La Franja de la muerte”—, hoy se extiende el Mauerpark, una zona verde a la que acuden turistas y locales a respirar aire fresco, disfrutar del sol, hacer fiestas o pícnics y, los fines de semana, a trastear por el mercado callejero o a darlo todo en el karaoke.

Pero existe también un recorrido, llamado el Camino del Muro de Berlín, que recorre, en 160 kilómetros, las antiguas instalaciones fronterizas de la República Democrática Alemana (RDA) en el Berlín oriental. En algunas partes se pueden ver los restos del Muro. Además, en varias lenguas, se informa sobre la división de Alemania, la construcción y caída del Muro de Berlín y sobre sus víctimas. Este recorrido tiene 14 tramos de una longitud entre siete y 21 kilómetros, a cuyos puntos de inicio y final se puede llegar en transporte público.
La peregrinación a Altötting
Si en España los cristianos peregrinan a Santiago de Compostela, en Alemania lo hacen a Altötting, una ciudad cercana a la frontera con Austria donde miles de personas se reúnen cada año atraídos por la supuesta reliquia del brazo del apóstol Felipe, y por todos los santos que decoran el monasterio de Santa Magdalena.
La ruta se puede iniciar desde diferentes puntos del centro de Europa y recorre paisajes increíbles de Baviera y los Alpes.

Rutas por Portugal
La peregrinación a Fátima
Si de repente se aparece una señora vestida de blanco y no solo lamenta los terribles acontecimientos en curso —eran los años de I Guerra Mundial— sino que, además, predice otros tres, se trata, en efecto, de un milagro. Esto fue lo que vivieron tres pastorcillos el 13 de mayo de 1917 en Fátima, una pequeña aldea al oeste de Portugal. Poco después, miles de personas vieron en el cielo el prodigio solar anunciado.

Desde entonces, Fátima se ha convertido en uno de los sitios de peregrinaje católico más famosos que, además, proporcionauna buena perspectiva de la regiliosidad popular portuguesa. Su nueva basílica, inaugurada en 2007, es impresionante, tengamos o no fe.
El Camino Portugués
En Portugal, muchos optan por llegar a Santiago caminando por la costa y haciendo el llamado Camino Portugués. Este comienza en Oporto, aunque también se puede arrancar en Lisboa, y sigue por la costa del Atlántico. Esta ruta tiene muchos siglos de historia y da la oportunidad de conocer pueblos, aldeas y ciudades como Santarem, Guarda, Baiona, Coimbra o Viana do Castelo. Y, tras pasar la frontera, Vigo y Pontevedra, antes de llegar a Santiago.

La Rota Vicentina
La Rota Vicentina, antigua senda de peregrinaje, recorre casi 350 kilómetros por el sur de Portugal: desde Alcoutim, en la frontera con España, hasta el cabo de San Vicente, en el océano Atlántico. El encanto de esta ruta, que atraviesa las regiones de Alentejo y Algarve, está en la alternancia de naturaleza y pueblecitos. Entre otros enclaves destacables está Fóia, el punto más alto de Algarve (900 metros), que ofrece las mejores vistas, y la ciudad de Silves. La vía es una introducción a la vida rural portuguesa tanto de costa como de montaña.

En realidad, la Rota Vicentina son dos: una costera y otra interior. La primera, conocida como “de los pescadores”, empieza en Porto Covo y recorre algunos de los paisajes de paya más agrestes y espectaculares de la región. Esta es más complicada por las zonas de dunas y por sus estrechos acantilados. Y la interior, llamada “histórica”, pasa por el parque natural del Suroeste Alentejano y Costa Vicentina, tiene senderos más anchos y admite bicicetas. En su recorrido hay varios pueblos, aldeas rurales y valles. Ambos senderos están compuestos por secciones y nunca hay más de 25 kilómetros entre los pueblos, en los que, además, se puede pasar la noche.
Rutas por los países escandinavos
El Camino de San Enrique (Finlandia)

Continuamos por los países escandinavos y por una ruta que también puede comenzarse para llegar a Santiago: el Camino de San Enrique, en Finlandia. Para los peregrinos escandinavos llegar a Turku es también la forma de embarcar hacia Galicia y hacer el Camino de Santiago a través del Camino Inglés. Tras atravesar los bosques finlandeses, se sigue este camino medieval hasta la catedral de Turku —una iglesia evangélica luterana—, en la segunda ciudad de Finlandia y el principal asentamiento de la comunidad sueca del sur del país.
El Camino de San Olav (Noruega)
Esta ruta de peregrinos escandinava puede comenzar, para algunos, en Covarrubias (Burgos) donde el patrón de Noruega, San Olav, tiene dedicada una ermita vikinga. El Camino de San Olav tiene como destino la catedral de Nidaros, en Trondheim, y los 643 kilómetros de la ruta recorren algunos de los entornos más impresionantes de todo el mundo.

A pesar de que se puede iniciar el camino que sigue las huellas del santo en Finlandia y en Suecia, el trayecto más habitual comienza en Oslo y termina en una iglesia en el centro del país, y se conoce como el Gudbrandsdalsleden. Pero la ruta completa, según donde se inicie, lleva por otros lugares como las islas Åland o la ciudad noruega de Trondheim.
El Camino de San Olav se puede hacer a pie, en bicicleta o en kayak porque también recorre algunas islas de Noruega. Toda la ruta rinde homenaje al santo, que nació en Noruega en el año 995, cuando el cristianismo se extendió a los países escandinavos.
Rutas por el Reino Unido
La South West Coast Path (Inglaterra)
Hay rutas muy alejadas de fines religiosos, como las que siguen las sendas abiertas por los contrabandistas de otros tiempos junto a las costas. A comienzos del siglo XIX, la guardia costera británica abrió caminos por la costa de Cornualles, al suroeste de Inglaterra, para frenar a unos eficaces clanes de contrabandistas.

Hoy esta senda, la South West Coast Path, de 1.014 kilómetros pasa por playas, pueblecitos, acantilados, brezales y praderas. El mar se ve casi siempre, el aire es claro y, gracias a la corriente del golfo las temperaturas son moderadas y la es vegetación frondosa. Por ello, en ocasiones uno cree que no está en Inglaterra sino en el sur de Francia.
El Agustine Camino (Inglaterra)
El Agustine Camino es una corta, aunque intensa, ruta de 112 kilómetros que conecta la catedral de Rochester, en Kent, con el Santuario de San Agustín, en Ramsgate, pasando por la catedral de Canterbury, una de las más antiguas y espectaculares obras del gótico inglés que es patrimonio de la humanidad de la Unesco y que, además, fue sede del arzobispo de Canterbury, líder de la iglesia anglicana. Visitar el Santuario de San Agustín, famoso por traer el cristianismo a Inglaterra, es una parada obligada en este viaje.

El camino de Glastonbury a Stonehenge (Inglaterra)
También en el sur de Inglaterra, del pueblo de Glastonbury al monumento de Stonehenge, transcurre uno de los caminos de peregrinación más interesantes de Europa. Se trata de un sendero de unos 74 kilómetros que coincide con una vía de peregrinación pagana que une dos lugares místicos de Inglaterra y que, para muchos, es también un camino de renovación espiritual.

En esta ruta de peregrinación se disfruta de unas magníficas vistas panorámicas de la campiña inglesa —en el condado de Somerset— y al final nos espera Stonehenge, un monumento megalítico que los arqueólogos consideran que fue construido entre el 3100 y el 2000 antes de Cristo. Hoy es un lugar envuelto en misterio y uno de los enclaves más visitados de Inglaterra.
El Camino de St. Cuthbert (Escocia)
Por el norte de las islas británicas también eran muy dados a peregrinar con la excusa de seguir los caminos de algún santo, como el Camino de St. Cuthbert, en Escocia: una ruta corta, con apenas un centenar de kilómetros, que parte de las fronteras escocesas, en la abadía de Melrose, donde el santo inició su vida religiosa en el siglo VII, y termina en el lugar en el que estaba originalmente su tumba, el islote de Lindisfarne.

Este camino, que puede completarse en unos días, recorre algunos de los paisajes más espectulares del sur de Escocia y enclaves naturales de gran valor como el parque nacional de Northumberland
El Camino de St. Conan’s Way (Escocia)
Si tenemos una semana, también se puede hacer el St. Conan’s Way, uno de los caminos de peregrinaje más famosos de Escocia. Conecta dos lugares sagrados: la isla de Iona, famoso gracias a Columba de Iona, un monje que llevó la fe cristiana a las Highlands de Escocia en el siglo VI, y el pueblo de Dalmally, donde San Conan fundó una comunidad en un terreno conocido como Clachan Diseart, en el que se encuentra la icónica St. Conan’s Kirk.
No es un camino fácil porque pasa por montañas y acantilados, pero hay diferentes tramos de la ruta para elegir por si no se puede realizar completa.
Rutas por el este de Europa
La Ruta de los Picos de los Balcanes
La Ruta de los Picos de los Balcanes, que atraviesa Albania, Montenegro y Kosovo, era antaño un camino de caravanas y pastores y hoy día es un camino de senderismo de 192 kilómeros que puede completarse en 10 o 12 días de caminata.

La ruta sube y baja por las apabullantes alturas de los montes Prokletije, aún poco explotados turísticamente; y los caminantes recorren pastos alpinos, lagos e impotentes formaciones rocosas. La idea es que esta pista, abierta hace poco, rompa fronteras y acerque a los habitantes de la región.
La Vía Transilvánica (Rumanía)
Una de las rutas más largas, y más recientes, que recorren Europa del Este es la Vía Transilvánica. Son más de 1.400 kilómetros atravesando de norte a sur Rumanía, pasando por paisajes impresionantes y salvajes. El camino es casi una peregrinación, aunque sin finalidad religiosa, que pasa por más de un centenar de pueblos, atraviesa los montes Cárpatos y va desde Putna, al norte del país, hasta Drobeta-Turnu Severin, cercana a la frontera con Serbia.

La Vía Transilvánica nació como un proyecto social y turístico para dar a conocer los atractivos del interior de Rumanía. Y, a pesar de ser muy reciente, ya figura en los rankings como uno de los destinos imprescindibles del este europeo.
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