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Cuando el parque más grande de Disney es el zoológico más visitado del mundo: Animal Kingdom, una joya verde escondida en Orlando

En este lugar de Florida conviven las atracciones con senderos guiados para ver gorilas, tigres, monos, dragones de Komodo o inmensos murciélagos. 230 hectáreas que son hogar de 5.000 animales de 300 especies diferentes, y cuyas visitas estrella son el safari y su hospital

Animal Kingdom parque Disney
María Porcel

No se puede decir exactamente que Animal Kingdom sea un tesoro escondido, más que nada porque de escondido tiene poco. Con una extensión de 230 hectáreas, es el parque más grande de la docena que Disney, gigante del entretenimiento y también de los destinos, tiene en el mundo. Pero sí que, sin duda alguna, se puede afirmar que es el más diferente y el más importante por su labor social: sin castillos ni princesas, es el hogar de 5.000 animales de 300 especies diferentes, desde gorilas hasta ajolotes, pero también es la base para el programa de conservación que Disney realiza en todo el mundo, en espacios naturales repartidos por todo el planeta a lo largo de más de 125 millones de hectáreas. Y, además, es considerado el zoo más visitado del mundo,

Quien espere atisbar a Mickey y Minnie probablemente tenga suerte, porque, vestidos con sombreros, pantalones anchos y camisas caqui, los iconos de la factoría se pasean por este parque, uno de los cuatro que están ubicados en Walt Disney World, en Orlando (Florida), junto a otros dos parques acuáticos y una veintena de resorts. Una extensión inmensa, incluso sobrecogedora para el visitante, que resulta complicada a la hora de organizar la visita y que hace que Animal Kingdom a veces sea visto, únicamente, como el parque donde están las modernas atracciones de Pandora, el imaginario territorio donde transcurre Avatar. Pero este parque, creado en 1998, se ha convertido en el zoológico más visitado del mundo; incluso batió el récord hace seis años, cuando logró rozar los 14 millones de visitas en una temporada. Pese a la habitual mala fama que arrastran este tipo de espacios, aquí buscan una política de transparencia total para, precisamente, convencer incluso a los enemigos declarados de los zoos.

El doctor Scott Terrell no titubea a la hora de denominarlo zoológico. A él le gustan las cosas por su nombre, es muy claro. También consigo mismo. “Llámame simplemente Doctor Scott”, pide sonriente, señalando la chapa que lleva su nombre y que portan todos los empleados. Fue de los primeros en llegar al parque, “desde el día 1″, allá a mediados de los noventa, cuando todavía no había animales, sino un terreno baldío, verde, vastísimo, al que estos se iban incorporando poco a poco. El parque estuvo operando, pero cerrado, durante alrededor de un año, para que las distintas especies pudieran adaptarse. Porque como cuenta Terrell, para ellos lo primordial es el bienestar de los animales, que vivan cómodos. Eso se puede ver en la gran cantidad de cuidadores del parque, que explican a los paseantes cualquier dato que quieran saber; o en detalles como que se pueden visitar instalaciones como su hospital, donde llegan a verse operaciones a los animales en directo.

El personaje de Mickey Mouse caracterizado como un guía explorador de Disney Animal Kingdom.

Explica Terrell que la creación de Animal Kingdom fue una visión de Walt Disney, fallecido en diciembre de 1966, pero que poco antes ya sabía que quería construir un segundo y enorme parque en Florida —el primero es el de California, que este verano ha cumplido 70 años—, por lo que se hizo con miles de hectáreas de terreno. “Disney era un conservacionista cuando nadie sabía lo que significaba esa palabra. Creo que con sus primeras obras se puede ver. Y cuando quiso hacer Walt Disney World, aquí en Orlando, él mismo tuvo la visión de este parque, apartó unas hectáreas de tierra para que fueran conservadas para los animales”, explica Terrell; perdón, el Doctor Scott. “Al final, todo vuelve a Walt, como casi todo en esta compañía”.

Ese puñado de hectáreas hicieron que el parque sea de un tamaño desmesurado, pero es que los animales, lógicamente, necesitan su espacio. Tiene seis zonas diferenciadas, con distintas especies en cada una de ellas. Donde más animales se pueden encontrar son en las llamadas Oasis, en África y en Asia; además, preparan una ampliación para tener un ecosistema como el de América Central. Como explica Terrell, obviamente no tienen animales de lugares muy fríos. Aquí conviven las atracciones, como rápidos de agua y montañas rusas, con los senderos guiados para ir a ver gorilas, tigres, monos, dragones de Komodo o inmensos murciélagos que, desplegados, tienen la envergadura del tamaño de un ser humano. Y por supuesto con los recién nacidos, como Bakso, un pequeño tigre de Sumatra, o Tucker, una girafita masái.

'Bakso', un pequeño tigre de Sumatra, es uno de los últimos animales nacidos en el parque.

Pero la estrella es su safari, que se realiza a bordo de vehículos preparados para ello. Si no fuera por la pegajosa humedad, costaría recordar que uno está en Florida. Antílopes, leones, gorilas... se van viendo a través de un recorrido a bordo de grandes vehículos. Ryan Coddington es responsable de Zoología y lleva trabajando aquí desde 2008; su cercanía con su trabajo es tal que reconoce a los animales por su nombre. “Mirad, son Daphne, Eloise y Penelope”, explica, señalando a tres jabalíes hembras un poco después de pasar un grupo de okapis, una mezcla entre jirafas y cebras.

Con sus zonas secas y húmedas e incluso dos ríos que lo atraviesan —donde pueden verse pelícanos y hasta una docena de hipopótamos—, el safari es tan grande por sí solo que dentro de él cabría otro de los parques de Walt Disney World, el más famoso, Magic Kingdom (efectivamente, el más fotografiado, con el célebre castillo de Cenicienta). Cada día realizan su recorrido miles de personas, que ven los avestruces, observan correr a las gacelas de Thomson a casi 100 kilómetros por hora y se sorprenden con los tranquilos leones, que duermen 22 horas al día.

“Al final, esto es una reserva de animales”, reflexiona Coddington. “Buscamos la mejor experiencia para nuestros invitados, pero también para los animales”, relata. De ahí que, si los visitantes no ven a alguna de sus estrellas, puede que sea porque están descansando en otro lugar o en plena revisión médica, también dentro del parque, en instalaciones que se pueden recorrer. “Fuimos el primer zoo que abrió su hospital a sus visitantes”, se enorgullece el Doctor Scott. De hecho, es uno de los más punteros de Norteamérica, especializados en ultrasonidos, endoscopias y radiología. “Mostrar es importante, para nosotros la transparencia es algo fundamental”.

La máxima del parque es, siempre, el bienestar animal (“es fundamental que estén felices, pero también sanos”), y por eso están certificados por la Asociación Americana de Zoológicos y Acuarios. En realidad, como explica el Doctor Scott, ese bienestar es doble. “Se sustenta en dos patas”, explica. “Primero, el cuidado de los animales dentro del parque; después, el cuidado de ellos en el medio salvaje”. Por eso, tienen asociaciones con fundaciones, parques y reservas de todo el planeta, en más de la mitad de los países del mundo, con profesionales de esos territorios, pero también están presentes a nivel local; por ejemplo, participan en un programa de rescate de tortugas bebés en las playas de Florida, con el que han ayudado a más de 22.000 ejemplares. Calculan que han invertido más de 132 millones de dólares en todos esos programas de conservación, a través de 600 organizaciones.

Los animales de Animal Kingdom conviven con atracciones como los rápidos de agua y las montañas rusas.

Además, un zoo de este tamaño consigue, en buena parte, sostenerse por sí mismo en cuanto a la renovación de especies. “No traemos animales de fuera, de la vida salvaje”, cuenta Terrell. “Mantenemos asociaciones con otros zoos del mundo, sobre todo de Estados Unidos, pero también del Reino Unido, Alemania, por supuesto de Canadá...”. Por ejemplo, recuerda cómo hace años enfrentaron una superpoblación de hipopótamos, y entonces se pusieron en contacto con otros lugares para donárselos.

Además de crecer con una nueva zona y con sus colaboraciones en el mundo animal, el parque extiende sus patas. “Tenemos un acuario de categoría mundial aquí, en Epcot”, explica sobre el parque colindante a Animal Kingdom (junto a Magic Kingdom y Hollywood Studios), “y un hotel, Animal Kingdom Lodge”, relata, “pero en el universo de Disney este el único parque de animales”. El alojamiento es una extensión natural del parque, con un diseño muy similar —ahí se nota la mano de Disney y de los ingenieros que están detrás de esas creaciones, los famosos Imageneers—, donde los huéspedes desayunan cada día viendo pasear las jirafas, por supuesto, al nada módico precio de un resort hecho a medida por la casa del ratón.

Tanto el Doctor Scott como sus trabajadores saben que la magia de formar parte de un parque de Disney está presente en su tarea y en lo que muestran al exterior, pero tienen clara su misión principal. “Los trabajadores creemos realmente que estamos haciendo del mundo un lugar mejor, para los humanos y para los animales. Ese es el espíritu que hace especial este lugar, que es muy único, al mezclar todas las historias de Disney con la realidad”. Para él, además, en un futuro donde el cambio climático es una realidad más que una amenaza, su continuidad es muy importante, mantener el enfoque conservacionista, seguir teniendo variedad y calidad. La pregunta que le es más difícil de responder es l escoger su favorito entre los animales. “Sería como decidir cuál de tus hijos es tu favorito”, sonríe. Pero opta por “el perro salvaje africano”, un mamífero a medias entre un perro y una hiena: “Tiene unas orejas como Mickey Mouse”, ríe.

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Sobre la firma

María Porcel
Es corresponsal en Los Ángeles (California), donde vive en y escribe sobre Hollywood y sus rutilantes estrellas. En Madrid ha coordinado la sección de Gente y Estilo de Vida. Licenciada en Periodismo y Comunicación Audiovisual, Máster de Periodismo UAM-EL PAÍS, lleva más de una década vinculada a Prisa, pasando por Cadena Ser, SModa y ElHuffPost.
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