Cómo disfrutar al máximo de un recorrido por las cataratas Victoria
Este paraíso natural, entre Zambia y Zimbabue, es uno de los reclamos turísticos más importantes de África. Aquí te traemos algunos consejos prácticos para planificar una visita en la que hay que ir preparado para mojarse


Ahora que nos hemos venido a vivir a Sudáfrica, estamos aprovechando para explorar algunas zonas del continente africano, desconocido hasta ahora para nosotros, y dar un poco de contenido a MolaViajar. Teníamos que traeros a través de este artículo, aunque fuera solo un cachito, las cataratas Victoria. Os lo adelantamos: no defrauda. Por algo este enclave natural es patrimonio mundial de la Unesco desde 1989.
Cómo llegar a las cataratas Victoria
Las cataratas Victoria están en el sur de África, justo en la frontera entre Zambia y Zimbabue, sobre el río Zambeze, el cuarto más largo de África. En avión, podéis volar al Aeropuerto Internacional Harry Mwanga Nkumbula (HMNIA), en Livingstone, la capital de Zambia. Está a unos 10 kilómetros de las cataratas. Si preferís volar a Zimbabue —nosotros llegamos aquí desde Ciudad del Cabo— la opción es el Aeropuerto Internacional Victoria Falls (VFA), a unos 20 kilómetros del enclave.
Cuándo visitar las cataratas Victoria
Lo más probable es que si venís a ver las cataratas Victoria quedéis tan impresionados como nosotros. Estamos hablando de unas cataratas con 1,7 kilómetros de anchura y 108 metros de altura, dimensiones más que considerables.
A pesar de que siempre es buen momento para visitar las cataratas, hay determinadas consideraciones a tener en cuenta. Si queréis verlas en su mejor momento, con niveles máximos de caudal, tendréis que acudir entre marzo y mayo, aunque lo malo de estos meses es que podéis encontrar niebla, muy molesta para poder disfrutar de una vista completa y nítida. Y si vais entre octubre y diciembre probablemente no habrá niebla, pero su caudal será más bajo e incluso existe la posibilidad de que alguna parte de las cascadas esté seca.
Lo mejor de ir entre los conocidos como meses intermedios —de junio a septiembre o de enero a febrero—, es que encontraréis un caudal medio y acompañado de buena visibilidad. Por ejemplo, nosotros fuimos a finales de marzo y mirad qué maravilla.

Cómo organizar el viaje
Podéis visitar las cataratas Victoria por libre o en una excursión organizada. Nosotros optamos por contratar un tour privado por varios motivos. El primero es que te olvidas de tener que preparar el viaje por tu cuenta. El segundo, que vas con alguien experto en la materia y que habla tu idioma. Y el último que, de precio, y más siendo para toda la familia, no estaba nada mal. Eso sí, el precio de la excursión guiada era económico, pero hay que sumarle las entradas al parque: 50 dólares para Zimabue (44,27 euros, al cambio actual) —los niños de 6 a 12 años tienen un 50% de descuento— y otros 20 dólares para Zambia (17,70 euros).
A nosotros nos vinieron a buscar al hotel donde nos alojábamos, el Zimbara, y nos llevaron al parque nacional de las cataratas Victoria, en el lado de Zimbabue, que estaba repleto de miradores con algunas de las mejores panorámicas, cada cual más bonita. Desde aquí pudimos disfrutar de cuatro de las cataratas: Rainbow Falls, Horseshoe Falls, Main Falls y Devil’s Cataract. Después, nos llevaron al lado de Zambia para visitar el parque nacional Mosi-Oa-Tunya, y para eso cruzamos el puente de las cataratas Victoria, una auténtica maravilla.

En Zambia también pudimos disfrutar de sus principales miradores. Una mención especial para la catarata Eastern, también espectacular. Después, cruzamos el puente Knife-Edge, donde agradecimos llevar chubasquero y chanclas porque, si no, hubiéramos terminado totalmente empapados.
Qué hacer en las cataratas Victoria
Al margen de la excursión que os hemos contado, que hicimos visitando los miradores de Zambia y Zimbabue y que nos llevó unas cuatro horas —el equivalente a una mañana—, en las cataratas Victoria, al ser un reclamo turístico importante, se pueden hacer un montón de actividades. Nosotros hicimos tres.
La primera, y la que más nos gustó, fue el paseo en barco de dos horas por el río Zambeze, desde el que vimos un montón de animales acuáticos, como hipopótamos, y en el que picamos algo de comida.

La segunda actividad, de las más interesantes de las cataratas Victoria —por no decir la que más— fue sobrevolarlas en helicóptero. A diferencia de las cataratas del Niágara (entre Canadá y Estados Unidos), estas son un poco más cerradas y, aunque a simple vista este hecho puede llevar a pensar que no se van a apreciar tan bien, lo cierto es que la vista es espectacular.
La última actividad que hicimos fue visitar una aldea tradicional de Zimbabue, donde conocimos cómo es la vida diaria de las personas que la habitan. En nuestra opinión, no es mucho el tiempo el que se pasa junto a ellos y nos hubiera gustado más interactuar un poco con las familias que conocimos allí, pero el tiempo es el que es. Sin embargo, creemos que valió la pena porque fuimos con los peques y tuvieron la oportunidad de ver cómo vivían otros niños como ellos. Aun así, si ponemos en una balanza el tiempo y las cosas que se hacen allí frente al coste de la excursión, esta es la que nos pareció la más cara de todas.
Pero estas no son las únicas actividades que se ofrecen en las cataratas Victoria, también se puede hacer senderismo por la zona, tirarse en tirolina, hacer rafting por el Zambezi, alquilar una bici para descubrir la zona o, para los más atrevidos, hacer puenting. Como veis, la variedad de actividades no es un problema. ¡Lo es elegir cuál hacer!
Consejos prácticos para la visita
Si algo está claro en esta visita, es que os vais a mojar… así que llevadlo previsto. Podéis traer vuestro propio chubasquero, comprar uno allí o alquilarlo —los precios del alquiler varían en función de donde se adquieran: fuera del parque unos dos euros y dentro de ocho a 10 euros—. Pero tened en cuenta que tienen que ser de calidad, largos, que tapen casi hasta los pies, y que cubran también la mochila o las pertenencias que llevéis.
Por supuesto, pensad en el calzado también. O lleváis uno de repuesto a salvo del agua o lo mejor será que sucumbáis y llevéis las típicas chanclas playeras que no resbalen.
Ni que decir tiene que si las visitáis en época de frío, más vale que vayáis abrigados, ya que la humedad del agua magnifica la temperatura. Y, si vais con buen tiempo, el bañador siempre es una buena opción. Llevad solo una toalla a salvo del agua, crema de sol y ropa de cambio, y pasaréis un día de 10.
Además de la ropa, tened en cuenta la documentación que necesitaréis para llegar hasta aquí. Lo más probable, si vuestra nacionalidad es española, es que necesitéis visado tanto para entrar en Zambia como en Zimbabue, aunque lo bueno es que se puede obtener de manera casi inmediata. No olvidéis tampoco, sobre todo en los meses de calor, el repelente de mosquitos, muy presentes en la zona, ni tampoco la crema solar.
El dinero también es algo a tener en cuenta. La moneda oficial de Zimbabue es el dólar zimbabuense, aunque también se aceptan dólares estadounidenses. Por su parte, la moneda de Zambia es la kwacha zambiana y, aunque también se admiten otras formas de pago, sobre todo en dólares, tened en cuenta que, con tanto baile de divisas, lo mejor es andar con cuidado con qué tarjeta utilizar allí, ya que la mayoría suelen aplicar comisiones o tasas nada despreciables. Nosotros usamos unas tarjetas determinadas para viajar sin comisiones y estamos muy contentos con ellas.
Este es nuestro pequeño relato de nuestra visita a las cataratas Victoria, que, sin duda, volveríamos a repetir en familia, ya que los peques salieron tan encantados e impresionados como nosotros con esta maravilla de la naturaleza.
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