Tancat de Codorniu, una masía del siglo XIX entre 2.500 naranjos

Tancat de Codorniu se encuentra al final de una avenida de palmeras que rasga los confines de la provincia de Tarragona en su abrazo a Castellón y se diluye donde Les Cases d’Alcanar frenan las brisas encogidas del Mediterráneo. Intramuros, al resguardo de unos 2.500 naranjos acicalados de hojas y entre patos y otra fauna doméstica de la casa, aparece una masía señorial del siglo XIX que sirvió durante un tiempo como residencia de verano del rey Alfonso XII. La tranquilidad rural, el clima benigno y la proximidad del mar atraían al monarca a practicar la pesca y olvidarse de todo lo demás. Un siglo más tarde, el arquitecto Àngel Llasera acometió su reconstrucción procurando el máximo respeto por su apariencia neoclásica, sin soslayar que sus huéspedes lo vivirían por capricho turístico.

Las carpas que flanquean las dos piscinas —una de poco calado, para niños— evocan las tiendas de campaña reales antes de iniciar el asalto a la fortaleza. Cabe una familia entera en cada una de ellas. Anexo al edificio principal figura un redondel acristalado en el que se celebran bodas incluso fuera de temporada. El jardín está adaptado para la llegada de los novios en carroza de caballos, que es también como antes se casaban los reyes.

Igualmente vistosos, aunque más funcionales, son los porches y rincones que acogen a los clientes alrededor de la casa. En los espacios comunes, sillones y lámparas de Ikea conviven con muebles de firma. Mientras que las habitaciones se alejan bastante de todo abigarramiento ornamental para recibir la jovialidad policromática de sus alfombras y cojines, sus cuadritos marinos y sus cabezales minimalistas. Algunos enseres rústicos es verdad que desentonan, pero fuerzan la vista hacia las terrazas privadas, donde entretenerse contando naranjos frente a un piscolabis.

Sin embargo, la zona más exclusiva del hotel goza del aislamiento que le otorga un jardín vallado con piscina propia y un estanque lleno de peces. Es el denominado Complejo del Lago, que ofrece dos habitaciones contiguas independientes con capacidad para seis personas, no siempre permitida en la hotelería convencional.

Aquí venía a enseñar música el maestro Francesc Codorniu i Forner. De sus encierros, entre vallas (tancat), toma el nombre hoy el hotel.

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Todas las habitaciones incluyen: caja fuerte, escritorio, artículos de aseo gratuitos, zapatillas y albornoces.

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