El gran experimento
Han sido dos meses de terapia colectiva para Francia. Está por ver si habrá catarsis


Esta semana ha terminado en Francia un experimento fascinante: el llamado Gran Debate Nacional. Con su popularidad cayendo en picado por la crisis de los chalecos amarillos, el presidente Macron, siempre criticado por gobernar sin escuchar, dio un volantazo y llamó a sus compatriotas a expresarse. Durante dos meses han podido plantear sus quejas y propuestas al Elíseo a través de intermediarios locales, alcaldes o directamente en Internet.
Cierto es que los temas venían acotados desde el Gobierno —impuestos, medio ambiente, organización del Estado y gobernanza—, lo cual para algunos viciaba la consulta. Pero ha sido un ejercicio inédito en un país de tradición tan vertical como Francia. Y va a aportar mucha información, porque hay que analizar 10.300 reuniones y un millón y medio de aportaciones en la Red.
Macron ha asistido a muchos de esos debates interminables —seis horas algunos— desplegando sus dotes de oratoria, con camisas impolutas remangadas. La cuestión es que nadie dudaba de su capacidad de análisis: su problema siempre ha sido de bajar a la tierra, pisarla y sentirla. Hace unos días pidió a sus ministros “más propuestas rock and roll”. Que le dieran algo rápido, efectista, que se entendiera.
Los escépticos ven la iniciativa como una operación de comunicación que se concretará en bien poco; los afines creen que el presidente ha sido valiente, que no tenía por qué meterse en semejante jardín. Los sociólogos encargados de garantizar la transparencia del debate corroboran lo que ya se sospechaba: el país vive una polarización creciente. Han participado sobre todo los votantes de Macron —una Francia urbana, favorecida, y muchos jubilados—, y sus mayores detractores. El eje tradicional izquierda-derecha ha dejado paso a ciudadanos que apoyan (mucho o poco) al presidente frente a quienes empatizan con los chalecos amarillos. Ya no se habla de la France d’en haut y la France d’en bas, sino de aquellos que tienen expectativas de futuro y aquellos que no, de los que aún confían en la política y los antisistema.
A los tecnócratas gaullistas de los años sesenta se les percibía como trabajadores de los asuntos comunes. Hoy los franceses en su mayoría reprochan a sus gobernantes que no se ocupen de lo público. Como explica el filósofo e historiador Marcel Cauchet, la democracia francesa ha vivido especialmente mal el giro liberal de los años ochenta porque de todas las grandes democracias es la que espera más de los poderes públicos y la que más cree en la eficacia de la política. Ahora el problema no es el principio democrático sino cómo hacerlo funcionar, cómo llevarlo a la práctica.
Han sido dos meses de terapia colectiva. Está por ver si habrá catarsis.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.
Sobre la firma

Archivado En
Últimas noticias
El precio de la vivienda ‘prime’ en la Comunidad de Madrid sube un 95% en una década
Ocho años de internamiento y cinco de libertad vigilada para los dos adolescentes que asesinaron a la exnovia de uno de ellos en Orihuela
‘The New York Times’ desempolva la influencia de Ana Obregón en la fortuna de Jeffrey Epstein, su “mejor amigo en Nueva York”
El permiso por fallecimiento en Europa: hasta 14 días en Francia, 20 en Portugal y regulado por convenio en Alemania
Lo más visto
- La UCO precipitó la detención del expresidente de la SEPI porque se percató de que lo seguían cuando iba a una cita con Leire Díez
- La jueza de la dana declina citar a Sánchez porque no consta que estuviera informado “en tiempo real” por Mazón como Feijóo
- Un trabajador de Acciona asegura que fue el exdirector de Construcción quien le sugirió colaborar con Servinabar, la empresa a la que la UCO vincula con Cerdán
- La UE eleva la presión sobre Venezuela al prorrogar las sanciones al círculo de Maduro en plena escalada de Estados Unidos
- Eurovisión 2026 cierra la lista de sus países participantes, la cifra más baja desde 2004




























































