Precio
La única bala que puede matar al oso, los doce escaños de Vox, tiene un precio, y hay que pagarlo


Para vender la piel de un oso, conviene haberlo matado previamente. No se puede negar que la derecha andaluza está apuntando al oso socialista con un arma letal, pero es igual de innegable que la munición no les pertenece. La única bala que puede matar al oso, los doce escaños de Vox, tiene un precio, y hay que pagarlo. En la euforia de la noche electoral, parecía barato. Ahora, por lo visto, ha subido una barbaridad. Pero lo último que se le puede pedir a los socialistas andaluces es que se suiciden, es decir, que les presten escaños a sus enemigos para que puedan cargárselos cómodamente, sin pagar el precio de pactar con Vox. Porque su principal obligación, como la de cualquier otro grupo humano, es sobrevivir, y su supervivencia pasa, entre otras cosas, por mantenerse tan lejos de Ciudadanos como puedan, en vista del resultado obtenido de su pacto con Susana Díaz. El último, valiosísimo servicio que la presidenta en funciones puede ofrecer a su partido, antes de dimitir y recibir abundantes homenajes, es provocar un bloqueo parlamentario que obligue a repetir las elecciones. La repetición constituiría además la mejor manera de evitar que Vox tenga un papel preponderante en las instituciones andaluzas, porque es de esperar que quienes se dedican ahora a quemar contenedores en vano, contra el legítimo resultado de un partido que ha respetado las reglas del juego democrático aunque aspire a suprimirlo, no desperdicien la oportunidad de ir a votar la próxima vez. La derecha se resistirá con todas sus fuerzas a la repetición, porque el PP, que la provocó en Madrid gracias a tres turbios tránsfugas, conoce muy bien el final de la historia. Pero ese es su problema, no el del PSOE. Y mucho menos el de Adelante Andalucía.
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