Violencia e intimidación

Desde antaño, el Código Penal distingue el delito de hurto del delito de robo, porque en este último es decisivo el empleo de fuerza en las cosas o el empleo de violencia o intimidación en las personas que sufren la sustracción. En los tipos agravados de hurto no aparece el elemento de intimidación o violencia, sino otras circunstancias especiales del objeto sustraído, de la victima o de los culpables. Por eso, si cinco personas rodean a otra, por ejemplo, en un portal o en la vía pública y le exigen, con lenguaje no verbal, con pocas palabras, incluso sonriendo, que les dé su móvil, reloj, cartera o bolso, ningún juez en España fallaría que habían cometido un delito de hurto. Apreciarían robo, porque la víctima, ante cinco, se había visto compelida a entregar lo reclamado, por estar intimidada o para evitar males mayores. Esto me enseñaron mis buenos profesores de Penal.— José Miguel Rodríguez Tapia.