Dialéctica
La verdad y la posverdad, la bondad y la maldad son equivalentes en distintos y cambiantes estados


Según el sociólogo Bauman vivimos en un mundo de certezas líquidas, volátiles, ambiguas y contradictorias, compuestas de hechos alternativos, sin valores sólidos. Puede que esta incertidumbre básica tenga su explicación en la física moderna. Cualquier palabra hablada o escrita se materializa bien en ondas sonoras, bien en pulsiones de los dedos sobre un papel o en un teclado. En cualquiera de estos casos la palabra se convierte en materia y por lo tanto está compuesta por partículas subatómicas regidas por un principio de la física cuántica, según el cual una cosa puede estar en dos lugares distintos a la vez, caer hacia arriba o subir hacia abajo. Si esto es así las partículas de una palabra que transportan una verdad contienen sus propias antipartículas, que pueden trasportar también una mentira o esa manipulación emotiva que hoy se llama posverdad. Se trata de realidades contrarias, ambas válidas y equivalentes, que coexisten y adquieren un significado u otro según el lugar en que se observan. Si se aplica esta ley cuántica al lenguaje, se entra en un universo filosófico mucho más inconsistente, volátil, incierto y ambiguo que el mundo líquido de Bauman. Una palabra y su contraria tienen el mismo fundamento y toda la filosofía, desde Aristóteles hasta Wittgenstein, queda sin el apoyo ético que rige nuestra vida. La verdad y la posverdad, la bondad y la maldad son equivalentes en distintos y cambiantes estados. Solo el lenguaje, por sí mismo, con sus términos contradictorios, tiene valor. Probablemente esto ha ocurrido durante los 200.000 años de historia del Homo sapiens, pero ahora en que el pensamiento se ha convertido en un ente líquido y la nueva física nos gobierna de forma inexorable es cuando los mentirosos y propagadores de patrañas se hacen equivalentes a los ángeles de la ética y de la verdad reconocidas.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.
Sobre la firma

Archivado En
Últimas noticias
Andalucía y Comunidad Valenciana, en alerta roja por lluvias torrenciales
La UE pacta las cuotas de pesca de 2026 (y esto podría afectarte más de lo que imaginas)
Más producción, más riqueza… y un reparto cada vez más desigual
Miniguía para seguir las elecciones de Chile y comprender por qué juegan un papel crucial en el país
Lo más visto
- Guardiola elimina la prohibición de que los jefes de servicio de la sanidad pública ejerzan en la privada y sube un 59% la derivación de pruebas
- Sin duchas ni camas adecuadas, y con obras en marcha: así estrenaron 30 niños extranjeros el centro de acogida de La Cantueña de Ayuso
- Los 50 mejores libros de 2025
- Rusia eleva la presión sobre la UE con una demanda para evitar que financie a Ucrania con sus activos congelados
- El jefe de la misión de rescate de María Corina Machado: “Fue una de las operaciones de mayor riesgo en las que he participado”




























































