Libros

Hace un año, ese grupo de gente que aún levanta el meñique para tomarse el té, alzó la ceja más de lo habitual al descubrir que los youtubers también escriben. La pasada edición de la Feria del Libro de Bogotá (Filbo) se llenó de adolescentes (y no tanto) en busca de #Chupaelperro de Hola soy Germán, un joven chileno con más de 31 millones de suscriptores en YouTube. Resultado: una fila de horas rodeó el recinto ferial para escándalo de los guardianes de la literatura.

Germán, elRubius, Juanpa Zurita y Yellow Mellow, por nombrar algunas de las peores pesadillas de los “intelectuales”, consiguen cada día lo que editoriales, televisiones, productoras de cine y marcas de toda índole no han podido lograr en años: acercarse a los jóvenes. Empezaron en Internet y han seguido por los libros. Se han atrevido a entrar en un santuario que ni siquiera los manuales de autoayuda o la novela romántica fueron capaces de “vulnerar” de esta manera.

Su visita quedó guardada en las hemerotecas de los medios colombianos que dedicaron sus titulares durante días a Germán y sus acólitos. Lo que nunca se cuestionó en esos artículos es que, por fin, los adolescentes iban a la feria. Y que de camino al libro del joven chileno podían descubrir otros tantos.

En esta edición de la Filbo, repiten. Incluidos los youtubers de 40, esa generación que decidió abrirse un canal para burlarse de los jóvenes, pero que ha acabado viviendo de lo mismo. La memoria es corta.