Mujeres, hombres y ollas

Ollas, planchas y lavadoras han sido tradicionalmente el gran regalo que, en el mejor de los casos, en un inusual gesto de generosidad, ofrecían los maridos a sus mujeres para celebrar alguna fecha importante.

Ahora, quiero pensar que los electrodomésticos que facilitan las tareas domésticas se compran cuando se necesitan por parte de aquellos que comparten estos trabajos, ya sean hombres o mujeres. Bien, sólo quiero pensarlo... porque si fuese así, cómo es posible que en la hoja de instrucciones de una olla a presión aún podamos leer esto: “Si no actúan las dos válvulas de seguridad, la junta de goma se dilataría (...) evacuando de este modo la presión de la olla por el lado contrario al puesto de trabajo del ama de casa, que quedaría de este modo totalmente resguardada”. ¿Todavía son las ollas un apéndice de las mujeres?, ¿todavía las mujeres son, necesariamente y de forma “natural”, amas de casa?

Pediría a las empresas que no solo hagan avances en la tecnología de fabricación, sino que también avancen en la igualdad de género. Y pediría a las mujeres, y especialmente a los hombres, que también se indignen cuando lean cosas como éstas, y que hagamos llegar nuestras quejas de forma masiva a todas aquellas empresas o instituciones de ámbito público o privado en que se perpetúen las desigualdades.— Carmen Pérez Herrera.