Violencia y disturbios callejeros

Tras lo sucedido en la Marcha por la dignidad, es de rigor lamentar los incidentes protagonizados por los violentos de siempre. El balance es de 21 detenidos y más de 60 policías heridos; entre ellos, un agente que permanece ingresado tras recibir una paliza por parte de un energúmeno que le arrebató el casco a patadas y trató de golpearle con una piedra de grandes dimensiones en la cabeza.

La marcha transcurrió con normalidad y de forma pacífica hasta que un grupo de radicales rompió el cordón policial y lanzó todo tipo de objetos contundentes contra los agentes de la Policía Nacional. La inmensa mayoría de la gente que participó en esta manifestación lo hizo legítimamente para expresar su descontento con la política económica y social del Gobierno. Es una lástima que las manifestaciones, las concentraciones o las marchas, que están amparadas en nuestra Constitución, se conviertan en kale borroca y sean utilizadas por parte de los violentos para quemar contenedores, romper mobiliario urbano o todo tipo de salvajadas. Esto en modo alguno representa el sentir de la mayoría de ciudadanos que participan en ellas.

Transcurridas varias horas desde el final de la convocatoria, no he oído a ningún grupo de la izquierda, incluido el PSOE, condenar los incidentes.— Patricio Simó Gisbert.