Darle la vuelta a la casa


FOTO: Héctor Santos-Díez /Bisimages
Santiago Rey e Ismael Armeneiros describen la segunda vida de este piso pequeño que han reformado en Santiago de Compostela como “una cocina-vitrina, un camarote y una curva de madera”.
Se trata de una intervención radical pero veloz, una obra en seco. La familia propietaria dedicaba el piso al alquiler y ahora lo ha recuperado para utilizarlo dándole una vuelta completa: cambiando las estancias de lugar (el dormitorio ocupa el lugar del salón, por ejemplo) para aprovechar mejor la luz y las vistas sobre un parque vecino.
La vivienda, un apartamento de 55 metros cuadrados construido en los años ochenta, es estrecha y alargada, con fachadas exteriores en los frentes y medianeras en los laterales. Los arquitectos mantuvieron los huecos de las ventanas y las instalaciones de saneamiento originales, pero alteraron la organización del resto del piso. La calle es poco transitada y allí ubicaron el dormitorio. El salón, en cambio, buscó las vistas al parque. Y su luz. La cocina y el baño han quedado en el centro del apartamento.
El nuevo dormitorio principal es una prolongación de la zona de estar y comer. Los arquitectos hablan de "las puertas abiertas o no puertas, que permiten sumar espacios”, lograr continuidad visual y mejorar la iluminación natural de todo el espacio.
La cocina, visible, con luz natural, no deja escapar ni ruidos ni olores gracias a sus cerramientos de vidrio. Está "guardada en una vitrina", explica Santiago Rey. Ubicada entre las dos únicas puertas no correderas del apartamento (la del aseo y la del segundo dormitorio-camarote), tiene una despensa encerrada tras una celosía de madera curva que busca evitar la rigidez en el pasillo. Esa curva de madera atraviesa la vivienda y se ensancha al llegar al segundo dormitorio (camarote) junto al salón. No es el único gesto arquitectónico. También el techo de la cocina está comprimido para llevar luz natural hasta esa alcoba-camarote. Esa misma búsqueda de naturalidad y fluidez en un espacio alargado hace que los arquitectos hayan aprovechado las irregularidades en las medianeras para incorporar mobiliario de obra de almacenamiento, armarios, mesitas, un banco de obra abatible con contenedor o una biblioteca con cabecero, también abatible, para almacenaje.
El blanco de las paredes contrasta con la madera, sin revestimiento, pero con tacto, capacidad aislante y calidez visual.
Precio reforma según arquitectos: 400 euros por metro cuadrado (cocina incluida).
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