Nacionalismo e independencia

Quisiera romper unos cuantos esquemas sobre el nacionalismo y la independencia. En primer lugar, ¿hace falta ser nacionalista para posicionarse a favor de la independencia? Yo creo que no. Yo no soy nacionalista, ni catalán, ni español, ni de ninguna otra nación sobre la tierra. No me gustan las banderas, ni me considero superior a nadie. Sin embargo, según las circunstancias, podría acabar inclinándome a favor de la independencia. Soy de izquierdas y estoy a favor de la solidaridad interterritorial, tanto localmente como a nivel nacional o global. Así que estoy de acuerdo con que Cataluña contribuya económicamente al desarrollo de otros territorios menos favorecidos. Entonces, ¿por qué podría plantearme votar a favor de la independencia?

Como muchos catalanes, no es que yo me quiera separar de España sino que siento que esta versión de España me quiere expulsar a mí. Nos sentimos defraudados por los recursos interpuestos al Estatut que dieron lugar a la resolución de inconstitucionalidad del Tribunal Constitucional y, en general, indignados por la constante utilización irresponsable de la “carta anticatalana”, que desgraciadamente tantos réditos da en el resto de España. Encontramos totalmente inaceptable que el ministro de Educación pueda inmiscuirse en la política educativa catalana para intentar acabar con nuestro exitoso modelo de inmersión lingüística y, de paso, con la cohesión social. Si existiera otra versión de España, un Estado (con)federal que reconociera plenamente su carácter plurinacional y donde se fomentaran las distintas lenguas y culturas que conviven en ella como parte de un patrimonio cultural común en vez de ningunearlas o perseguirlas, creo que yo y muchos otros catalanes no sentiríamos la tentación de separarnos.— Joaquim Recasens.