Despierta y aprende


FOTO: Eva García Bernal
¿Cómo lograr que el espacio informe de algo? Isabel López trató de construir una identidad diversificando, en lugar de unificando, el interior de una academia de idiomas en Barcelona.
¿Cómo singularizar una academia de idiomas? ¿Cómo vestirla con una identidad capaz de transmitir un mensaje claro pero además plural? Buscando ese efecto paradójico, la interiorista echó mano de recursos tan sencillos como contundentes: la pintura, los tonos contrastados y una carpintería que subraya los umbrales enmarcando el acceso a las aulas.
La academia está en el centro de Barcelona, donde proliferan este tipo de negocios. En ese contexto, y desde la ubicación en un principal, el interiorismo trata de despertar a los alumnos, de indicarles desde la distribución y las paredes del antiguo piso que en esa escuela la enseñanza era distinta: singularizada, adaptada a los nuevos tiempos, a medida. O con muchas medidas diversas.
El proyecto consistió en transformar las antiguas oficinas que ocupaban el piso en un gran contenedor. Aparecieron entonces un espacio desnudo y acabados industriales –que se dejaron como señales de esa transformación-. Algunos de los nuevos acabados –como los plásticos que protegen las columnas- transmiten la idea de trabajo en curso, de obra no acabada que remite a lo que en última instancia es la educación. Con el desnudo del piso original, los interioristas recuperaron todo la altura de la planta y, con ella, la posibilidad de que las aulas funcionaran como cajas: con distintas alturas. Esa lectura volumétrica gana riqueza espacial para el pasillo y las zonas comunes. Y no hace necesario separar las clases con tabiques ciegos. Las aulas quedan aisladas, recortadas por su propia identidad construida con un color y un volumen.
En la academia hay salas de usos múltiples y aulas con diverso tamaño, grado de luz y de intimidad. Los tabiques de vidrio permiten que la luz que entra por la fachada se cuele hasta las zonas de paso de la escuela. Además, la dinámica mezcla de colores se asoma por las ventanas y, vista desde la calle, sirve de reclamo de la propia academia, ya que los tonos son los de la imagen corporativa de la marca: What’s up, el nombre de la escuela.
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