Cambios en el tiempo

Hoy día, 37 céntimos son una cantidad pequeña. Si les digo que es el precio que actualmente tiene un sello para el franqueo de las cartas es una cantidad más que respetable. El otro día fui a un estanco. Hacía muchos años que no había sellado una carta. Una vez informado por el estanquero, me entró una enorme tristeza al recordar lo que había significado para mí el medio de comunicación que había utilizado toda la vida: la carta.

En la actualidad, como medio para comunicarse, todo ha quedado supeditado al móvil. Lo podemos observar en las comidas familiares, las reuniones de amigos y otras tantas situaciones diarias. Lingüísticamente, de nada sirve estudiar morfología, gramática o sintaxis. Se transgreden todas las normas del lenguaje y nadie se sorprende. Es un lenguaje mecánico y sin alma. En cantidad de ocasiones y en determinados sistemas, el lenguaje escrito desaparece dando entrada al de los emoticonos, una secuencia de caracteres que en principio representaban una cara humana que expresaba emociones de todas las clases. En un futuro, no sé qué va a ser de nuestra lengua herida, pero lo tenemos que remediar. Debo decir a favor de la innovación tecnológica que sí que se ha ganado en algo, celeridad en la información; pero quizá prefiera un sistema más lento, más humano y, sobre todo, que genere ilusión. El pesimismo muchas veces se adueña de mí y llego a pensar que “cualquier tiempo pasado fue mejor” y, me recreo pensando en lo poco que teníamos y en la ilusión que desprendíamos.— Mariano Aguas Jáuregui.