Especial Feria del libro: Obra para entender… la arquitectura


“La arquitectura nunca cambia, siempre tiene que ver con lo mismo: el poder, la gloria, el espectáculo, la memoria, la identidad y las preguntas primordiales”. Hace cinco años Babelia, el suplemento cultural de El País, viajó a Londres para entrevistar a Deyan Sudjic. Su libro La arquitectura del poder (Ariel) acababa de ser traducido al castellano por Isabel Ferrer. Y él se mostraba tajante: “El boom de la construcción es el agujero negro por el que el mundo está desapareciendo”.
Sudjic cuenta en el libro que la idea de crear un sitio aparentemente mágico se ha basado siempre en la certeza de que tras la creación del lugar llegarían los visitantes. De las catedrales al Guggenheim, asegura que la condición contemporánea es global, pero, a la vez, advierte de que quien compra una firma, y no un proyecto, puede acabar adquiriendo una caricatura. ¿Se les pasa por la cabeza alguna caricatura? Sobre la vorágine que reina en el mundo de los principales estudios del mundo, el director del Design Museum de Londres, y antiguo crítico del Observer, piensa que los números retratan hoy a los arquitectos. En los estudios de Norman Foster, con 900 personas a su cargo, o en el de Zaha Hadid con cerca de 300 se complica saber quién firma las obras. Y se complica también la posibilidad de arriesgar, de cambiar. Y en justamente en el cambio, en la capacidad para adaptarse y transformarse, donde encuentra Sudjic la mejor arquitectura.
Más allá de variedad de épocas y lugares, La arquitectura del poder congrega a arquitectos que ayudaron a tejer nacionalismos -Gaudí en Cataluña, Mackintosh en Escocia o Alvar Aalto en Finlandia- y enumera algunas civilizaciones con una cultura arquitectónica propia. “China va camino de conseguirla. Japón lo hizo hace años. Finlandia la tiene, como Cataluña. Austria también, pero Alemania carece de ella”, opina Sudjic.
Sobre los trabajos que copan los grandes arquitectos, el libro admite que éstos ejercen una sombra sobre los demás, pero defiende también que los grandes sirven de estímulo. Como prueba: lo que Barragán hizo por México. “Los buenos arquitectos hacen que una cultura lejana pase de la periferia al centro”. La arquitectura del poder Deyan Sudjic. Traducción: Isabel Ferrer Editorial Ariel 301 páginas 27,90 euros
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