Benach pide la cabeza de Puigcercós y exige una renovación en la cúpula de ERC

"Los cimientos del liderazgo de Esquerra Republicana de Catalunya siempre son débiles". Joan Puigcercós pronunció esta frase un día después del descalabro que padeció ERC en las elecciones autonómicas. Desde entonces, la posición de Puigcercós al frente del partido solo ha hecho que perder enteros. Ayer recibió un mazazo importante: el desmarque del presidente del Parlament en funciones, Ernest Benach, que en una entrevista en RAC-1 exigió a Puigcercós que dejara su cargo tras el congreso extraordinario de octubre de 2011. "Los liderazgos, en el futuro, los deben asumir gente de otra generación. Yo creo que Puigcercós ha cumplido un papel. Ha aguantado al partido y ahora debe llevar el barco hasta el congreso extraordinario. Después, nuestros referentes ante el futuro deben ser otros".

Cada vez son más las voces dentro del partido que exigen la cabeza de Puigcercós después del congreso, que se celebrará tras el examen de las elecciones municipales de mayo. Puigcercós solo respondió poniendo su cargo a disposición del consejo nacional (máximo órgano de gobierno entre congresos, dominado por el líder), algo que algunos dirigentes consideran insuficiente.

Minutos después de la entrevista, Benach y Puigcercós se vieron las caras en la ejecutiva del partido. Según fuentes de la formación, Benach aseguró que sus palabras habían sido malinterpretadas, algo que no ahorró el malestar en la ejecutiva. En público, el secretario general Joan Ridao también amonestó a Benach: "A veces en ERC hablamos demasiado de nosotros mismos", dijo, y señaló que el liderazgo de él y Puigcercós en el partido es "joven". Para reflotar la situación, Ridao ultima una hoja de ruta que servirá para encarar las municipales. Entre otras cosas, prevé la posibilidad de pactos con otras formaciones independentistas, una opción que toma cuerpo en Barcelona.

El partido aprobará su estrategia para los comicios este sábado, en el consejo nacional debe ratificar a Puigcercós. Si no hay ninguna sorpresa, capitaneará el partido como mínimo hasta las elecciones con un objetivo entre ceja y ceja: no perder influencia en los municipios.