Mas inicia su tercer asalto a la Generalitat
El líder de CiU asegura que su formación servirá para cambiar Cataluña porque aúna pasado y futuro
Con las elecciones convocadas, el líder de CiU, Artur Mas, se encuentra ante su tercera oportunidad de ser presidente de la Generalitat de Cataluña. En las dos primeras se quedó fuera por muy poco, y con las encuestas más favorables que nunca no quiere que nada falle en esta tercera ocasión. Si ayer su rival, José Montilla, glosaba su obra presidencial, hoy le tocaba a Mas vender "el cambio", el mismo que lleva tres años cocinando para las elecciones del 28 de noviembre: un cambio para "levantar Cataluña".
Mas ha revestido su acto de institucionalidad -ha leído una declaración frente los principales candidatos de CiU y ante nueve senyeres- y sentido histórico, asegurando que tras las turbulencias que han aquejado a Cataluña -principalmente la crisis económica y la sentencia del Tribunal Constitucional- ha llegado el momento de "cambiar". Por ello ha contrapuesto la fórmula del tripartito con la de su partido. La del actual gobierno, ha dicho, "que se ha demostrado negativa"; frente a la de Convergència, una "fórmula nueva que sirve para avanzar, entre el pasado y el futuro". Ha reivindicado así la herencia de su valedor, el ex presidente Jordi Pujol, aunque en una versión modernizada y diferente de la que él mismo representó como conseller en cap: "Un cambio no es precisamente un retorno. CiU tiene experiencia de gobierno en Cataluña y lo valoramos como un muy buen activo. Pero las circunstancias han cambiado y deben cambiar también las actitudes y las fórmulas".
La hoja de ruta para ganar las elecciones de CiU será combinar el discurso económico con la reivindicación nacional. Ayer Mas se comprometió ante más de mil empresarios a reducir el paro a la mitad, y hoy ha reiterado que intentará lograr su objetivo " reactivando el tejido productivo, generando trabajo y prosperidad". El discurso catalanista, tampoco sin novedad: ha reivindicado el derecho a decidir para lograr el concierto económico sin renunciar a ningún objetivo soberanista.

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