España perdió más de 30.000 millones en impuestos entre 2016 y 2021 por la ingeniería fiscal de las multinacionales
La Tax Justice Network calcula que las grandes empresas estadounidenses dejaron de pagar a Hacienda 3.200 millones en ese periodo al desviar beneficios a otras jurisdicciones


Los sistemas tributarios son redes tejidas para atrapar los beneficios allí donde se generan, pero las multinacionales han aprendido a moverse entre sus hilos y escapar por algunos agujeros. España perdió casi 33.000 millones de dólares en impuestos corporativos entre 2016 y 2021 debido al “abuso” y la “elusión fiscal” de las grandes empresas. Es lo que asegura el informe State of Tax Justice 2025, publicado esta semana por la organización Tax Justice Network, una red internacional de investigadores y activistas que estudia los efectos de la evasión tributaria a nivel global. El estudio calcula que el país dejó de recaudar en esos años un total de 32.982 millones de dólares ―unos 31.000 millones de euros al cambio― a causa de las estrategias de traslado de beneficios a paraísos fiscales y jurisdicciones tributarias más laxas. De esa cantidad, unos 3.200 millones corresponden exclusivamente a multinacionales con sede en Estados Unidos.
El documento, elaborado a partir de los datos de los informes país por país recopilados por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), estima que las multinacionales con presencia en España declararon fuera del país 131.930 millones de dólares en beneficios que habían obtenido en territorio español. En el caso de las grandes empresas estadounidenses, esas ganancias desplazadas ascendieron a los 12.858 millones.
La pérdida fiscal asociada a todos estos movimientos en España equivale al 5,7% de la totalidad del gasto sanitario nacional, según los cálculos de la organización. A su vez, corresponde aproximadamente a lo que el Ministerio de Hacienda recauda en un año a través del impuesto sobre sociedades.
España, claro está, no es el único damnificado. El agujero alcanzó 53.500 millones en jurisdicciones europeas como el Reino Unido, 20.800 millones en Países Bajos, 22.000 millones en Italia, 109.000 en Alemania y 116.800 millones en Francia. En Asia, llegó a los 88.000 millones en India y a los 41.000 millones en China. Ya en América, algunos de los grandes agujeros se anotaron en México (45.000 millones), Brasil (38.000 millones) y Estados Unidos (573.000 millones), que, sin embargo, sortea en parte estos efectos gracias a una suerte de paradoja. La primera economía del mundo pierde más ingresos fiscales que ningún otro país porque sus propias multinacionales pagan muy poco en su territorio, pero al mismo tiempo atrae beneficios desde otros lugares gracias a los bajos tipos y ventajas creadas por la reforma fiscal de la primera Administración de Donald Trump.
Para intentar atajar todos estos agujeros, los países de la OCDE acordaron fijar un impuesto mínimo del 15% a aquellas multinacionales con una facturación anual superior a los 750 millones de euros. La Administración estadounidense de Donald Trump se ha bajado recientemente del pacto, pero algunos países, como los que conforman el bloque comunitario, consensuaron el tipo mínimo sobre el resultado contable ajustado. España traspuso la directiva comunitaria a finales de 2024.
Las grandes multinacionales logran reducir su factura fiscal gracias, principalmente, al traslado de los beneficios a ciertos territorios que otorgan un trato privilegiado a las ganancias. Las compañías declaran sus rendimientos no donde se generan, sino en jurisdicciones con impuestos muy bajos o nulos, conocidas como paraísos o guaridas fiscales. El informe compara los beneficios declarados por las empresas con la actividad económica real ―empleo, ventas o activos tangibles— en cada país y considera que la parte de beneficios que no guarda relación con esa actividad ha sido trasladada con fines fiscales.
A la cabeza de estas prácticas se sitúan las multinacionales estadounidenses. Entre 2016 y 2021 trasladaron al extranjero el equivalente a 24% de sus beneficios globales, frente al 17% de las multinacionales del resto del mundo. La organización calcula que las corporaciones con sede en Estados Unidos provocaron pérdidas en todo el mundo por valor de unos 495.000 millones de dólares durante ese periodo. De esa cantidad, el propio Estados Unidos dejó de ingresar 271.000 millones, mientras que el resto del mundo asumió los 224.000 millones restantes.
El estudio vincula el aumento de las pérdidas globales con la política fiscal estadounidense tras la aprobación de la Tax Cuts and Jobs Act en 2017, cuando Donald Trump llegó por primera vez a la Casa Blanca. La ley redujo el tipo del impuesto de sociedades del 35% al 21% y convirtió a Estados Unidos, según el documento, en un nuevo destino preferente para los beneficios empresariales. Las multinacionales repatriaron parte de sus ganancias, pero a un tipo efectivo mucho menor, por lo que la recaudación cayó a pesar de que los beneficios declarados aumentaron.
El informe sugiere que el país se ha transformado en un paraíso fiscal para sus propias empresas, que ahora pagan menos impuestos que antes y continúan erosionando las bases tributarias de otros territorios. “Las empresas estadounidenses utilizaron la reforma fiscal de Trump para dejar de ocultar sus beneficios en algunos paraísos fiscales en el extranjero y, en su lugar, utilizar Estados Unidos como paraíso fiscal, que ofrecía condiciones igualmente favorables, si no más”, recalca el documento.
Y pone sobre la mesa algunos datos, con el foco puesto principalmente en las grandes tecnológicas estadounidenses. Empresas como Google, Amazon o Meta soportaban en su país de origen un tipo impositivo efectivo de aproximadamente el 31% en 2016, pero bajó a un rango de entre el 8,4% y el 15,9% en 2024. Apple tenía uno del 66,8% en 2016 y ocho años más tarde cayó al 8,5%, según el documento.
Además del traslado de beneficios, el informe identifica otros mecanismos que amplían la elusión fiscal. Muchas multinacionales trasladan la propiedad de sus activos intangibles, como las patentes, marcas o derechos de software, a territorios con baja tributación, lo que les permite registrar allí los beneficios que generan en otros países gracias a esas herramientas y derechos. Otras utilizan pagos entre filiales, como intereses, regalías o servicios internos, para desplazar beneficios y aprovechar vacíos normativos.
La Tax Justice Network también señala el papel de la opacidad financiera y la falta de intercambio automático de información: la negativa de Estados Unidos a sumarse al estándar internacional de la OCDE ha convertido al país en el principal destino de la riqueza oculta de las grandes fortunas. A ello se añaden los regímenes fiscales preferenciales en ciertas jurisdicciones y la influencia de los lobbies empresariales que, según el informe, han logrado frenar las normas de transparencia y publicación de datos contables.
A escala global, las pérdidas fiscales derivadas de todas estas prácticas alcanzaron los 1,7 billones de dólares en el periodo analizado. La organización calcula además que, si durante ese periodo se hubiera aplicado la obligación de publicar los informes país por país —que detallan los beneficios, impuestos pagados y número de empleados en cada jurisdicción—, los Estados habría recuperado alrededor de 475.000 millones de dólares en impuestos, un 27,6% de lo perdido.
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