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BANCA
Columna
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Pérdidas bancarias irrecuperables

Todos recordamos la larga lista de autoridades del Partido Popular que aseguraron que la crisis no iba a costar un euro a los contribuyentes

Luis de Guindos
Andreu Missé

Puntualmente, Eurostat publica cada semestre las cifras del coste de la crisis bancaria en los distintos países de la Unión. Los datos del pasado octubre certifican que España sigue siendo el país en el que los contribuyentes han pagado la factura más elevada de toda Europa, 72.655 millones de euros. Una cuantía que supera a los países que sufrieron altos costes como Alemania (52.927 millones); Irlanda (49.777); Grecia (32.805) o Portugal (24.435).

Ahora ya sabemos que las crisis financiera fue causada por las malas prácticas bancarias y por su deficiente gestión por las autoridades. El informe oficial de la debacle financiera en Estados Unidos, The Financial Crisis Inquiry Report, concluyó que “esta crisis financiera fue evitable. La crisis fue el resultado de la acción y la inacción humanas, no de la madre naturaleza ni de modelos informáticos descontrolados”.

En Europa tenemos pruebas de que el desastre no fue igual en todas partes. En cinco países no tuvo coste alguno (Malta, República Checa, Estonia, Rumanía y Eslovaquia) y en otros cinco las ayudas públicas fueron devueltas con beneficios para los Estados, (Bélgica, Dinamarca, Luxemburgo, Suecia y Francia, que obtuvo unas ganancias de 2.230 millones de euros).

Ahora todos recordamos la larga lista de autoridades del Partido Popular, Mariano Rajoy, Soraya Sáenz de Santamaría o Luis de Guindos, que aseguraron que la crisis no iba a costar un euro a los contribuyentes.

La historia no ha terminado. Por una parte, la cuantía de las pérdidas, que han supuesto un aumento del déficit y deuda públicos, se podrá reducir con la venta de la participación del 18% del Estado en CaixaBank. El informe de las cuentas anuales del FROB de 2024 estima que son recuperables 8.962 millones de euros. Por otra parte, habrá que contabilizar el impacto de la liquidación final de la Sareb, el banco malo, que cerró el pasado ejercicio con un patrimonio neto negativo de 16.4634 millones de euros y que a efectos de disolución reduce esta cifra negativa a 7.569 millones.

En una reciente entrevista a elDiario.es, el gobernador del Banco de España, José Luis Escrivá, manifestó que “el efecto de la crisis está relativamente acotado. Fueron unos 70.000 u 80.000 millones de dinero público que hubo que asumir por parte de los ciudadanos y no hay mecanismos de recuperación”. No queda claro si certifica la imposibilidad de actuar o si lamenta que no existan mecanismos de recuperación. La cifra es abrumadora. Equivale a veinte veces el gasto del Estado previsto para vivienda de los últimos años (3.480 millones) y a más de 140 veces la cuantía asignada por los Gobiernos de Rajoy en esta materia.

No deberíamos pasar página sin más de una crisis tan destructiva. Antoni Garrido, catedrático de Economía Aplicada, reflexiona: “Si el coste de la crisis acaba siendo soportado por los contribuyentes, es difícil negarle al Estado afectado una cierta capacidad para incidir en cómo ha de ser el sector bancario de su país”. Por ahora, una realidad explosiva. Beneficios bancarios estratosféricos y récord de reclamaciones de los consumidores por incontables abusos.

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