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Análisis
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

El Nobel de Economía, un galardón al estudio de la prosperidad

El premio reconoce una convergencia fascinante entre la historia del conocimiento y los modelos formales de crecimiento

Santiago Carbó Valverde

El Premio Nobel de Economía 2025 reconoce una convergencia fascinante entre la historia del conocimiento y los modelos formales de crecimiento. Al israelí y estadounidense Joel Mokyr, al canadiense Peter Howitt y al francés Philippe Aghion. Nuevamente galardón compartido y vuelta a la concentración en el género masculino, tras los premios a Claudia Godin (2023) y Esther Duflo (2019) de ya hace unos años. La Academia sueca menciona en su justificación que “durante los dos últimos dos siglos, por primera vez en la historia, el mundo ha experimentado un crecimiento económico sostenido”. Lo que ha sentado nuestras bases de prosperidad y ha sacado a millones de personas de la pobreza. Se les reconoce “haber explicado el crecimiento económico impulsado por la innovación”. Muy oportuno el premio en un momento de, al menos, fuerte innovación y progreso tecnológico, con todo el tsunami generado por la Inteligencia Artificial y la robotización. Aparente porque aún queda por demostrar que los avances tecnológicos en IA del momento aportarán nuevas bases de prosperidad en las próximas décadas. Y sobre todo como se distribuirán en una sociedad con persistentes problemas de equidad. Es decir, si estos avances actuales estarán alineados con la innovación de la que hablan los tres premiados. Se conoce que las BigTech, así como infinidad de empresas en todo el mundo, destinan cientos de miles de millones de dólares, y una ingente cantidad de energía a proyectos de IA. Sin embargo, se desconoce el grado futuro de éxito de esta apuesta y si se logrará mejorar el bienestar de todos.

Joel Mokyr se distingue por su enfoque histórico y conceptual para entender por qué apenas en los últimos dos siglos el crecimiento económico sostenido se volvió la norma, en contraposición a los largos periodos anteriores de estancamiento. Sostiene que no basta con que haya invenciones técnicas. Es esencial que se permita que el conocimiento avance acumulativamente y se integre en una cultura de innovación. Así, ayuda a explicar por qué algunas épocas o regiones fueron capaces de iniciar un circuito virtuoso de innovación acumulativa (la Revolución Industrial), mientras que otras que disponían de conocimientos fragmentados no lograron hacerlo. Por su lado, Philippe Aghion y Peter Howitt formalizaron el mecanismo por el cual la innovación genera crecimiento mediante el proceso de destrucción creativa, inspirado en las ideas clásicas del economista austriaco Joseph Schumpeter. En su modelo de crecimiento las innovaciones no solo agregan progreso, sino que reemplazan tecnologías anteriores, provocando que empresas menos eficientes desaparezcan y nuevas emergentes tomen el relevo, con lo que el crecimiento económico se sostiene.

La combinación de sus enfoques invita a reflexionar sobre las políticas actuales. Si se desea que la innovación siga generando crecimiento, no basta con fomentar la investigación. Es necesario cuidar instituciones que permitan la competencia, reducir barreras de entrada, proteger el derecho de innovar y mantener un ambiente intelectual crítico. Sus contribuciones ofrecen una hoja de ruta intelectual para entender la transición hacia las sociedades del conocimiento y para diseñar políticas que aseguren que la innovación no falle como motor de prosperidad.

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