Bruselas apuesta por dar incentivos fiscales a los pequeños inversores para potenciar el ahorro a largo plazo
La Comisión evita vincular sus consejos a la inversión de estos ahorros dentro de la UE, como defienden España o Francia


La Comisión Europea quiere impulsar el ahorro a largo plazo en la UE y para ello apuesta por los incentivos fiscales. Es su opción destacada en el documento aprobado este martes con recomendaciones para incentivar la creación de instrumentos de inversión para los pequeños ahorradores que canalicen estos recursos hacia los mercados bursátiles o de deuda. También defiende que los consumidores de estos productos puedan cambiar de entidad con facilidad y sin un alto coste. Lo que no hace el Ejecutivo comunitario es aconsejar que el abanico de incentivos que plantea a los Estados para que los desarrollen estén vinculados a que se invierta en la UE, un elemento que sí recoge una iniciativa similar promovida por España, Francia, Alemania y otros cuatro Estados miembros.
Una de las iniciativas estrella de la Comisión Europea en este segundo mandato de Ursula von der Leyen es la Unión de Ahorros e Inversiones. La comisaria responsable de desarrollar el proyecto, la responsable de Servicios Financieros, Maria Luís Albuquerque, suele decir que esta iniciativa no es un simple cambio de nombre de la unión bancaria y de la unión del mercado de capitales, dos patas fundamentales del mercado único en lo que respecta a las finanzas. No obstante, el parecido y la proximidad de todas estas uniones es evidente. Además, este proyecto para los ahorros y las inversiones ha nacido al calor de los informes de Enrico Letta y de Mario Draghi en los que se hacía mucho hincapié en ahondar en el mercado interior como vía para revitalizar la economía europea.
En esos informes, también se subraya mucho la necesidad de incentivar la inversión en la UE y de frenar la salida de ahorros europeos hacia otras geografías, principalmente Estados Unidos, en busca de una mayor rentabilidad. Es por eso que España y los países que se unieron al proyecto del ministro de Economía, Carlos Cuerpo, de apostar por un vehículo de ahorro e inversión paneuropeo apostaron por darle esta etiqueta −y los beneficios aparejados− a los que productos inviertan al menos el 70% de los activos en empresas europeas. No obstante, fuentes del sector apuntan que este requisito puede desincentivar la inversión por la menor rentabilidad de las Bolsas europeas: en los últimos 10 años el índice bursátil estadounidense S&P 500 ha crecido un 14,7% en su promedio anual; el EuroStoxx 600, un 8,4%.
La decisión que ha adoptado este martes el Colegio de Comisarios pasa por remitir una recomendación, no una directiva ni un reglamento, al Consejo, es decir, a los Estados miembros. Esto se explica, entre otros motivos, porque el Ejecutivo comunitario no tiene competencias en asuntos tributarios y por eso cuando hace algún planteamiento en este campo se requiere la unanimidad de los 27 países. Y desde el título del propio documento ya queda claro que la principal apuesta de Bruselas para incentivar estos productos de ahorro pasan por el incentivo fiscal. “Aumentar la disponibilidad de cuentas de ahorro e inversión con un tratamiento simplificado y ventajoso”.
Junto con los incentivos fiscales, la Comisión también plantea que este tipo de cuentas de ahorro e inversión puedan ser ofertadas por la banca tradicional, la banca digital o gestoras financieras. En definitiva, cualquier entidad que tenga una ficha bancaria europea. El objetivo es dinamizar la competencia en el mercado, algo que también persigue la recomendación de que las comisiones sean bajas y que los costes para trasladar los ahorros de un gestor a otro no sean altos.
Sobre el perfil de ahorrador al que deben dirigirse estos productos, expone la Comisión que los Estados no deberían consentir que se dirijan a los que huyen de un riesgo alto, “como los productos complejos, es decir, algunos derivados y algunos criptoactivos”, apunta el comunicado de la Comisión.
A la hora de elaborar esta guía para que los Estados impulsen este tipo de ahorro, la Comisión señala que antes ha analizado iniciativas que ya están en marcha en la UE y que ha tomado “las mejores prácticas” de esos países, que son principalmente los nórdicos y los bálticos, aunque no solo: Dinamarca, Estonia, Finlandia, Suecia, Lituania, Letonia, Eslovaquia, Hungría, Italia y Francia. No obstante, el modelo que suele utilizarse como óptimo es el sueco. También apuntan en el gabinete de Albuquerque que se ha examinado el modelo japonés, en el que se eliminó el año pasado el requisito geográfico para lograr incentivos y ha comenzado a tener éxito.
Además de las recomendaciones, la Comisión también ha dado su visto bueno a una comunicación destinada a impulsar la educación financiera entre la población de la UE porque, según el eurobarómetro de 2023, “menos de una quinta parte, el 18%, de ciudadanos de la UE tiene un nivel alto de conocimientos financieros”. “La cultura financiera influye en la toma de decisiones en este campo. Es probable que los distintos niveles de cultura financiera sean un factor importante para explicar el nivel relativamente bajo de participación minorista en los mercados de capitales de la UE, así como la divergencia significativa en las tasas de participación entre los Estados miembros”, analiza el documento.
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