El déficit comercial de Estados Unidos creció en mayo entre la incertidumbre por los aranceles
El desequilibrio aumentó un 11% respecto a abril. El PIB del país se contrajo en el primer trimestre a un ritmo más rápido de lo esperado


Jerome Powell, presidente de la Reserva Federal, dijo esta semana a los congresistas de Washington que lo sometieron a la sesión de control bianual que “a pesar de la elevada incertidumbre, la economía se encuentra en una posición sólida”. Este jueves ha vuelto a quedar probada esa mezcla de inestabilidad y robustez con la publicación de las cifras del déficit comercial estadounidense adelantadas por la Oficina del Censo de Estados Unidos. En mayo, el déficit en el intercambio de bienes con el extranjero ascendió a 96.600 millones de dólares, lo que supone un aumento del 11% con respecto a la cifra de abril.
Habrá que esperar al dato definitivo, que vendrá del Departamento de Comercio. También para disponer de una información desglosada por países y áreas geográficas. Hasta que esas precisiones lleguen, el informe hecho público este jueves habla de un aumento del 11% con respecto a abril, cuando el déficit se quedó en 87.600 millones de dólares, la cifra más baja desde 2023, que supuso una caída del 46% con respecto al récord histórico (negativo) de marzo.
Tanta volatilidad se debe a la nueva normalidad de Donald Trump de regreso en la Casa Blanca. Las medidas económicas del presidente estadounidense, con sus aranceles de quita y pon, han complicado el trabajo de los analistas al arruinar viejos patrones del comercio. Los gravámenes con los que viene amenazando Trump desde hace meses provocaron que en el primer trimestre se disparase el déficit, porque las empresas corrieron a aumentar sus importaciones para esquivar los aranceles.
Marzo cerró con un récord histórico por ese exceso de previsión y pese a que el objetivo Trump con sus aranceles es reducir el déficit comercial de Estados Unidos. Entonces, este se disparó un 75% en comparación con marzo de 2024.
El siguiente fue un mes que empezó en lo económico el 2 de abril, día que Trump bautizó como el de la “liberación” que teóricamente iban a traer unos aranceles que calificó como “recíprocos” (aunque no lo son). Después los quitó y dio un plazo que ha ido cambiando para dar tiempo a alcanzar acuerdos económicos con decenas de los socios comerciales de Estados Unidos. De momento, solo se ha llegado a un pacto sustancial con el Reino Unido y a otro para reducir los abultados gravámenes impuestos a China al final de una escalada en la que ambas potencias se comportaron como dos orgullosos e impulsivos jugadores de póker.
Ahora mismo, están en vigor aranceles generales básicos del 10% para decenas de países, y específicos, para el acero y el aluminio, del 25%, al igual que para la industria automovilística.
La fotografía de mayo se completa con unas exportaciones más débiles que las del mes previo. EE UU vendió al resto del mundo bienes por valor de 179.200 millones de dólares, 9.700 millones menos que en abril. Mientras, las importaciones sumaron 275.800 millones, una cantidad prácticamente idéntica a la del mes anterior. La diferencia entre ambas cifras es la que explica por qué el déficit comercial se amplió.
Contracción del PIB
No es la única mala noticia económica que ha recibido el Gobierno de Trump este jueves. La Oficina de Análisis Económicos estadounidense también ha publicado la tercera y definitiva estimación del PIB el país en el primer trimestre. Y el resultado es que la economía estadounidense se contrajo entre enero y marzo más rápido de lo esperado hasta ahora: lo hizo a un ritmo anualizado del -0,5% (frente al -0,2% que se había calculado a finales de mayo). Aunque en términos puramente trimestrales, que es la medición que se usa como estándar en Europa, el retroceso se mantiene en el -0,1%.
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