EMPRESAS

La llegada de Fortou a la presidencia de Vivendi calma los mercados

El nuevo responsable de la compañía reconoce que ésta "tiene un problema de liquidez a corto plazo"

París - 04 jul 2002 - 00:00CEST

Jean-René Fourtou, elegido nuevo presidente de Vivendi Universal para sustituir a Jean-Marie Messier, reconoció ayer que la empresa presenta "una crisis de liquidez a corto plazo", aunque ha afirmado que que los problemas se solucionarán en breve. Los inversores han recibido bien sus palabras y las acciones de la compañía recuperan hoy parte de lo mucho que han perdido en las dos últimas jornadas.

Los títulos de Vivendi ganaban al cierre el 6,83% en la Bolsa de París. El índice CAC del mercado parisino, uno de las más castigados en las últimas sesiones, también se anotaba una subida respetable, del 2,04%.

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En su primera rueda de prensa, Fourtou reconoció ayer la existencia de "una crisis de liquidez a corto plazo" en el grupo de comunicación y añadió que "no hay que ocultar que la situación es tensa" en tesorería. No obstante, el nuevo jefe de Vivendi ha asegurado que ve "las posibilidades de solucionar el fondo del problema". "Estoy convencido de que sabremos encontrar las soluciones adecuadas en los plazos más breves", ha añadido.

La partida del polémico Messier y el nombramiento de Fourtou, que era vicepresidente del consejo de vigilancia del grupo farmacéutico Aventis, han sido decididos oficialmente en una reunión del consejo de administración de Vivendi, en el segundo día consecutivo de desplome bursátil de la empresa, que ha caído un 21,91% en la Bolsa de París, a un mínimo histórico de 13,90 euros.

Maquillaje contable

A la dimisión de Messier se sumó el martes la recalificación a la baja de la compañía por la agencia Moody's y las acusaciones de maquillaje contable vertidas desde las páginas de Le Monde. Estos factores y la incertidumbre por el futuro de la empresa, que podría ser dividida, hacían caer los títulos de la empresa, con lo que acumula unas perdidas en lo que va de año del 77,4%.

A cambio de irse, Messier habría obtenido una indemnización de unos 18 millones de dólares (unos 19,7 millones de euros), es decir tres veces su salario en 2001, según desvelo ayer el diario The Wall Street Journal.

El grupo tuvo unas perdidas récord de 13.600 millones de euros en 2001 y su deuda, incluida la de su filial de agua, ronda los 35.000 millones de euros.

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