"Hacer teoría sobre la movida me parece absurdo"

¿Dónde ha estado todo este tiempo? Estuve desengañada de la industria musical y me alejé de ella. Carezco de esa ambición de otros creadores de estar siempre en el candelero. También he estado dando clases de piano en el conservatorio de El Escorial.

Y sus alumnos, ¿qué dicen de tener una profe tan punk? Ellos están encantados, se me da bien. Los que no siempre lo entienden son los otros profesores, la dirección o los padres.

¿Es tan apocalíptica como da a entender en sus nuevas canciones? Sí. Y soy muy extrema. En un mismo día puedo reconciliarme con la vida y estar regañada con la condición humana.

¿Tiene ya planes para el fin del mundo? Me encantaría saber que vengo de otro planeta y que puedo marcharme y salvarme. También tengo esperanza. Para mí, la caída de las Torres Gemelas fue el símbolo de una sociedad que se viene abajo. No podemos dejarnos llevar por ese abismo, es tiempo de revolución.

¿Qué banda sonora pondría a los mítines que se nos avecinan? Me resbala. La política, como la entendemos, está acabada. Hay que desarmarla y renacer. Confío en este momento de ave fénix.

Dice su perfil en Wikipedia: "Su amistad con Olvido Gara y los demás colegas de la movida es inquebrantable". Y así es. Yo puedo tener diferencias, seguir otro camino, pero soy agradecida con quien ha formado parte de mi vida.

¿Aceptaría un 'reality show', como Alaska? Yo no valgo para eso. No sé fingir un personaje televisivo.

¿Cuánto daño le ha hecho la alargada sombra de la movida? Mal no me ha hecho, porque no he entrado al trapo. Fue una experiencia vital, pero hacer teoría de la movida me parece absurdo.

¿A quién pondría a dirigir la SGAE? No sé ni quién se presenta. Es una entidad que dejó de interesarme hace ya tiempo porque funciona muy mal y de forma fraudulenta.

¿En qué habría invertido si hubiera tenido un éxito bestial? Jamás me lo he preguntado. En un refugio para perros, lanzar artistas nuevos o ver mundo. En no ser esclava de esta sociedad.