Las tribus de Israel. La batalla interna por el Estado judío

Ensayo. La periodista de EL PAÍS Ana Carbajosa ha escrito un formidable megarreportaje sobre ese Israel que los confortables comentaristas de lo geopolítico pasamos habitualmente por alto o despachamos con un par de líneas-tótem, que remiten a lo supuestamente sabido. En el mapa creemos ver una bipolaridad nítida e intelectualmente respetable. A un lado, en el poder, en la negociación presunta al judío sionista, y al otro, en el vasallaje y la condescendencia, al árabe palestino. Pero en el interior de esas minicomunidades imaginadas, Carbajosa ha recorrido, preguntado, escuchado, cotejado y concluido muchas cosas que, para cumplir con las mejores reglas del reportaje, están ahí por debajo de la primera línea de flotación del texto, para que el lector haga por sí mismo el último tramo del camino. El país atomizado, incapaz de glosarse a sí mismo en una narrativa común, salvo, quizá, la de la victoria militar sobre el indígena, se puede entender de diversas maneras en las páginas, que no desperdician ni un renglón, de la periodista española. El Israel tribal, como laboratorio de un Israel futuro, que abrazará un pluralismo que hoy mantiene rigurosamente vigilado; el Israel en el que el miedo y el desconocimiento del "otro" hacen imposible la paz; el Israel que parece una coalición de agraviados por la historia, desde el Holocausto -tragedia inconmensurable, con la que, sin embargo, el mundo palestino nada tuvo que ver- al convencimiento contemporáneo de que los árabes el día que puedan repetirán el genocidio. Todos esos Israel conviven no sumando, sino en muchos casos restando unos de otros. Un país cuyo forro ha explorado Ana Carbajosa. Valía la pena el viaje.