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Reportaje:

La tensión vuelve a Gibraltar

Un juez investiga el último accidente entre patrulleras españolas y británicas

Fernando J. Pérez

"El contencioso histórico bilateral de Gibraltar", en palabras del príncipe Felipe ante Carlos de Inglaterra el pasado 31 de marzo, tiene su expresión más descarnada en los incidentes que se producen entre patrulleras de la Guardia Civil y embarcaciones de la policía gibraltareña, apoyadas por la siempre temible armada británica. Los policías de ambos lados de la verja han pasado en poco tiempo de celebrar almuerzos de hermandad a sostener enfrentamientos, cada vez más violentos, cuando las lanchas del instituto armado se adentran -muchas veces persiguiendo a traficantes de hachís- en el trozo de la bahía de Algeciras que Gibraltar reclama como sus aguas territoriales, pero que España no reconoce.

Caruana dice que los choques se deben a "un cambio de actitud" en España

La tensión se ha disparado a raíz del último de una larga serie de incidentes, que incluyen la grabación de unas maniobras de la Royal Navy en la que el blanco era una boya con los colores de la bandera de España, la detención de cuatro guardias civiles que perseguían a unos narcos o peligrosas maniobras de hostigamiento a las patrulleras del instituto armado. Tras el último suceso, se ha iniciado una escalada verbal en la que la policía gibraltareña acusa a la Guardia Civil de "ayudar a escapar a contrabandistas" y los agentes del instituto armado, que carecen de protocolos y órdenes claras para estos casos, señalan que están ya "muy quemados" y que "cualquier día puede ocurrir una desgracia".

El incidente más grave ocurrió el pasado 24 de abril. Ese domingo, a media mañana, los radares del Servicio Integral de Vigilancia Exterior (SIVE) detectaron una lancha neumática semirrígida -una goma en argot policial- con dos tripulantes y cargada con fardos de hachís a unas cuatro millas de Punta Europa, el extremo sur del Peñón. Al instante, tres agentes de la Guardia Civil que patrullaban a bordo de otra goma iniciaron la persecución. Al verse sorprendidos, los traficantes pusieron rumbo a Gibraltar mientras, a todo motor, lanzaban al agua su carga ilegal. Los agentes, tras recoger del mar tres fardos de droga, imprescindibles como prueba judicial, se lanzaron en pos de los delincuentes, a los que dieron alcance cuando estaban a media milla de tierra.

Tras reducir y pasar a los dos traficantes a su lancha, los guardias amarraron la embarcación sospechosa para remolcarla hacia su base en Algeciras. Según fuentes de la Guardia Civil, casi no habían terminado la operación cuando cinco patrulleras de la policía y del servicio aduanero de Gibraltar llegaron al lugar. Las mismas fuentes señalan que los agentes locales llanitos pretendían, además de llevarse consigo a los narcos y los fardos de droga, detener a los agentes españoles por haber invadido sus supuestas aguas territoriales sin avisarles de que estaban en una persecución en caliente.

Ante la resistencia de los agentes españoles a entregarse a los gibraltareños ni a cederles el apresamiento de los narcos, los llanitos comenzaron a embestir las dos gomas con sus lanchas semirrígidas. Según fuentes del instituto armado, un agente gibraltareño trató de cortar con un cuchillo el cabo que unía la semirrígida de la Guardia Civil a la lancha de los narcos, y una de las lanchas intentó pasar por encima de esta cuerda para separar ambas gomas. En la refriega un guardia sufrió una fractura leve en una mano y uno de los traficantes se rompió el tabique nasal. Los españoles pusieron proa a Algeciras con los detenidos y los efectos intervenidos, mientras los llanitos, cámara en mano, les perseguían y les lanzaban insultos y amenazas, según fuentes del cuerpo. Al llegar a aguas españolas, los policías de Gibraltar dieron la vuelta rumbo al Peñón. La proa de una de sus lanchas tenía desperfectos leves.

La versión gibraltareña, recogida en los medios locales, no difiere en lo sustancial de la española. Los llanitos sostienen que cuando llegaron al lugar la persecución de los traficantes todavía estaba en marcha y rechazan que los daños personales fueran consecuencia directa del altercado, que está siendo investigado por una juez de La Línea de la Concepción (Cádiz).

El ministro principal de Gibraltar, Peter Caruana, atribuye esta escalada de incidentes a un supuesto cambio de actitud de España hacia el Peñón desde mayo de 2009, cuando se pactó la segunda fase del llamado Foro Tripartito de Diálogo. Según Caruana, antes de este acuerdo, España "recurría a otros mecanismos para defender su postura histórica con relación a las aguas que no pasaban por la necesidad de interferir en el ejercicio de competencias policiales por las autoridades de Gibraltar".

Caruana y el secretario general de la Presidencia del Gobierno, Bernardino León, mantuvieron el pasado jueves una reunión informal para, según Caruana, "buscar fórmulas que permitan la colaboración policial, que los delincuentes no se aprovechen del contencioso y que no haya más incidentes".

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Sobre la firma

Fernando J. Pérez
Es redactor y editor en la sección de España, con especialización en tribunales. Desde 2006 trabaja en EL PAÍS, primero en la delegación de Málaga y, desde 2013, en la redacción central. Es licenciado en Traducción y en Comunicación Audiovisual, y Máster de Periodismo de EL PAÍS.

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