Los frescos del barrio

Black Lips es una de esas bandas que se mueven en el límite. Nunca ha quedado claro si lo de estos cuatro inadaptados de Atlanta es teatro al estilo Jackass o si simplemente hacen lo que hacen porque son idiotas. Pero habida cuenta de que su nuevo disco lo ha producido Mark Ronson, el hombre que convirtió a Amy Winehouse en un éxito mundial, la tercera opción queda descartada. Tontos no parece que sean.

Debe ser porque ya llevan 11 años en esto, Arabia mountain es su sexto álbum, y el chiste, que tan buenos réditos les ha dado, empieza a hacer menos gracia. Por mucho que uno de sus temas, Bad kids, haya sido un éxito, funcione en festivales y la cuelen en bandas sonoras, vivir tres años de una canción es peligroso. Lo curioso es que debajo de su mezcla de garaje, punk pop y Bublegum se esconde mucho más. En la misma Bad kids lo fácil es quedarse con el estribillo, cuando la letra es una descripción de la vida de los adolescentes disfuncionales de clase baja yanqui que ya les gustaría haber firmado a muchos de esos raperos negros que dicen describir el gueto.

Esta noche actúan en la sala Heineken. Tocarán sus éxitos, harán el mono y quizás tengan alguna ocurrencia, como esa de Londres en la que el guitarrista se pasó ocho minutos tocando su instrumento con su otro "instrumento". Está en YouTube.