Perenne sin vocación política

Ninguno de los 2.359 vecinos de Besalú (Garrotxa) se ha atrevido esta vez a plantarle cara a Lluís Guinó (CiU). Los resultados de las elecciones municipales de 2007, cuando Guinó barrió a la lista del PSC por 10 concejales a 1, no fueron muy alentadores para la disidencia. "Aquí somos muy radicales, la gente es muy tozuda", ofrece como explicación Gemma, una vecina del pueblo, mientras espera con paciencia que algún pez pique el anzuelo.

Es Viernes Santo y toca descansar. Centenares de turistas pasean por este pueblo medieval. "Aunque se presentase otro, le votarían a él", insiste.

Guinó, que tiene 41 años y es alcalde desde los 25, dice que nunca tuvo una clara vocación política. Estudió Derecho en la Universidad Autónoma de Barcelona y durante los primeros años compaginó su trabajo como abogado con el de alcalde. Es también diputado en el Parlament y portavoz del grupo parlamentario de CiU en la comisión de Interior. No se ha aburrido. "Vuelvo a presentarme porque creo que hay que acabar los proyectos que están en marcha, y porque tengo que facilitar que surjan nuevos líderes jóvenes con el empuje que tenía yo", explica.

Vive a un minuto del ayuntamiento, y va saludando a izquierda y derecha a todos los vecinos con los que se cruza. "Aquí puedo entrar en casi todas las casas sin llamar", alardea.

Parece que en el pueblo están contentos con él. "Tenemos un buen alcalde desde hace muchos años, nos va muy bien", opinan Narcís Lagares y Ana María Gamero, de 73 y 71 años. Lo mismo cree Ángel Vidal, propietario del restaurante Curia Reial: "Es la mejor forma de tirar hacia delante. La oposición, cuando la ha habido, no ha sido buena". Todos van a ir a votar el 22 de mayo, aunque el voto no es obligatorio y todo el mundo sabe quién ganará. "Yo le votaré", afirma Enric Rost, trabajador de la oficina de promoción económica del Ayuntamiento. "Aunque soy consciente de que no es bueno que haya una sola lista", concluye.